“Es difícil recordar cómo era la vida antes, creí en lo que me dijeron: que estaba sola en el mundo, y que este lugar y tiempo eran invencibles. Un día (…) las venas de la ciudad se abrieron y vivimos 100 años de historia en una noche. El mundo ha cambiado y nosotros con él. (…) Por un lado, una guerra que nos amenaza; por el otro lado, nosotros, todos nosotros: quienes vamos a parar esta guerra”.
Cinta Cuarta guerra mundial.
Un estado de shock no es lo que no sucede sólo cuando una crisis amenaza con paralizarnos, sino sucede, como diría la historiadora Naomi Klein, cuando tras la crisis nos desorientamos, perdemos nuestra historia y olvidamos quiénes somos. En psicología, el shock es la pérdida de capacidades para reaccionar, pensar y por ello para juzgar lo que nos está sucediendo; como cuando ocurre un accidente inesperado, nos hallamos incapaces para reaccionar. Algo así nos sucede hoy como sociedad.
Un periodo de crisis irrumpe en la continuidad y linealidad de nuestras vidas. Cuando un acontecimiento violento se atraviesa genera los síntomas de un shock: confusión, tristeza, angustia; y reducidos a zombies, nos movemos susceptibles a recibir mensajes que nos manipulan, orillándonos a olvidar y a obedecer.
Pareciera que nos aqueja una cierta inmovilidad social; observamos al mundo como si estuviéramos sentados viendo pasar nuestra propia vida y los sucesos económicos, políticos, las guerras, como en un aparador, sin poder hacer nada, inmóviles, desarticulados. El shock nos ha golpeado, pero ¿quien provocó ese shock? Ese estado de parálisis social ante acontecimientos funestos y violentos. Más importante aún, ¿quién se aprovecha y “administra” la crisis?
Cuando hablamos de un shock social referimos una política de miedo. Estados Unidos (EU) creó hacia los años 70, una política de control que pretendía ganar terreno a la URSS durante la Guerra Fría y controlar el mundo, extendiendo su poder en la economía mundial. La globalización no llegó al mundo de manera pacífica, el shock fue el estado perfecto para instaurar medidas de control mundial: privatización de empresas, eliminación de barreras para el libre comercio, recorte de gasto público a sectores como educación, salud, precarización de condiciones laborales, dominio de las empresas transnacionales. Es decir: Coca Cola y Ronald Mac. Donald con cajitas felices y bombas para el mundo entero.
Hablar de shock es hablar de crisis, pero también de la posibilidad de situarnos conscientes ante una larga tradición e historia de lucha de los pueblos por recuperar su dignidad. Escuchemos algunas historias para recuperar nuestra memoria y de paso, nuestra humanidad.
Chile, 1973: una dictadura anunciada
En toda América Latina en los años 60 y 70, EU perdía adeptos frente a revoluciones que siguieron a la Revolución Cubana. En Chile, el gobierno de Salvador Allende impulsó medidas sociales populares en salud, educación, distribución del ingreso y una reforma agraria que le quitaba tierras a las grandes corporaciones norteamericanas. Ante estas medidas estuvo en la mira de EU y fue el primer país en el mundo donde se experimentó, como tal, una política de shock. Los llamados “Chicago Boys” un grupo selecto de economistas, diseñaron todo un programa económico para regresar el poder a EU y demostrar ante el mundo su poderío.
El 11 de septiembre de 1973, un golpe de Estado impuso al dictador Augusto Pinochet. Una dictadura que asesinó a miles de opositores, dejó tras de sí secuelas de un régimen sangriento e impuso las primeras medidas económicas del experimento neoliberal. En los 80, la sociedad comenzó a atreverse a salir a las calles en Jornadas de Protesta que eran reprimidas, y no fue sino hasta 2011 que volvimos a ver a los jóvenes chilenos recuperando lo que les pertenece: las calles y su capacidad para decidir sobre su futuro.
Argentina, 1976: las madres que aún buscan a sus hijos
En 1976 un grupo de generales dio un golpe de Estado en Argentina y tomó el control del gobierno, quitando del poder a Isabel Perón. EU realizó modificaciones parecidas a las de Chile por medio de la imposición de la dictadura de Videla: desapariciones forzadas, asesinatos, tortura… shock. En medio del terror, una sociedad distraída con pan y circo, presenciaba el Mundial de Fútbol, mientras cientos de personas eran torturadas en cárceles clandestinas, víctimas de la desaparición forzada. Mientras EU iba recuperando terreno a nivel mundial, el discurso propagado como lavado de cerebros, era la idea de un mundo “libre” y “democrático”. “Democracia” impuesta a sangre y fuego, asesorada por los Chicago Boys.
Bran Bretaña, 1982: una dama de hierro
Dos personajes en la historia de la globalización han jugado un papel destacado impulsando las políticas de neoliberalismo: Ronald Reagan de EU y Margaret Tatcher, quien impulsó el poderío militar británico a partir de un acontecimiento: la guerra en las Malvinas en el Atlántico Sur. Fue conocida como la “dama de hierro” justo porque envió a una poderosa armada a Argentina que en tres meses recuperó el control de su territorio. A lo interno de su país, Tatcher utilizó medidas represivas severas contra toda manifestación que se opusiera a sus medias, muestra de ello fue la represión hacia los mineros. Los servicios públicos, aerolíneas y rubros como el gas pasaron de ser empresas estatales a privadas y la desigualdad social creció, dejando a miles de ingleses en condiciones de miseria.
1987… 2015, Crisis financiera mundial: lunes, miércoles… mundo negro
Burbujas financieras que amenazan con reventarse, especulación financiera, es la cara de la era globalizada: el mundo está unido por circuitos de control global que tienen la fragilidad de un globo para reventar. Las crisis se nos presentan por ciclos y no parecen detenerse, desde 1987 en que, debido a la desregulación bancaria se dio la más grande caída de la bolsa de valores en el mundo, arrastrando al resto de los mercados financieros. Le siguió la crisis de 1992, el miércoles negro y en 1997 el contagio asiático. En 2008, la crisis daba la vuelta al mundo: pánico en las bolsas de valores y quiebra de miles de empresas a nivel mundial. El capitalismo funciona a través de las crisis, mientras unos cuantos magnates controlan el mundo. La crisis llegó hasta 2015, lo vimos en España y Grecia; la población se vio arrojada a la crisis hipotecaria, desempleo, pérdida de derechos laborales e inseguridad social.
URSS, 1989: Un muro cae, miles de ojos observan
La guerra Fría acabó quizás antes de lo que comúnmente se conoce como la caída del Muro de Berlín, la URSS se había deslizado hacia medidas que Gorbachov adoptó y que coqueteaban con el capitalismo, destiñendo los restos del socialismo real con el aplauso de Tatcher. Para 1989 en Alemania, el muro que separaba a la República Federal de la República Democrática fue destruido como símbolo del fin del socialismo. Este hecho supuso para el mundo uno de los más grandes shocks, pues no sólo demostraba que el socialismo soviético había fracasado, sino que Estados Unidos aprovechó para hablar del “fin de la historia”: no había más remedio que rendirnos ante el poder mundial del capitalismo. Para los Chicago Boys el mundo se abría a su dominio y el pueblo ruso pasaba a una pobreza similar a la del llamado Tercer Mundo.
Irak, 1991: el golfo en fuego
En 1991, Estados Unidos inició la “operación Tormenta del desierto”, una guerra a distancia contra Irak y el pueblo que no sólo mostró al mundo el poderío militar de la que recientemente se había convertido en la mayor potencia militar en el planeta, sino en el centro de un país pobre y rico en petróleo. El discurso de liberar al pueblo y restaurar la paz fue la justificación para asentarse y apropiarse de las regiones petroleras de Medio Oriente. El bombardeo fue de 88 mil bombas que no sólo destruyeron la ciudad sino asesinaron a más de 100 mil civiles para imponer un “nuevo orden mundial”.
Estados Unidos, Torres gemelas, 2003: 11-S
Desde antes del ataque del 11 de septiembre hubo un pensamiento acerca del llamado “Eje del mal” y la Seguridad Nacional; surgió el discurso acerca del “terrorismo” mundial que, después de los ataques al corazón del poder financiero mundial, buscó justificar la invasión a Irak en búsqueda de armas de destrucción que en realidad no fueron encontradas porque nunca existieron. Mientras se realizaban ataques masivos dirigidos a población civil, buscando aniquilar la resistencia y en Guantánamo se realizaban torturas a los prisioneros. Igualmente, los prisioneros iraquíes fueron torturados en cárceles clandestinas, buscando generar terror y desorientación. EU mandaba al mundo un mensaje y una amenaza: la guerra contra el terrorismo era mundial, a cualquiera que se opusiera a EU esto mismo podría sucederle. Los mensajes en la televisión planteaban una guerra total con un fin: desmovilizar, atemorizar, generar pavor a nivel mundial.
Orleans, 2005: inundación provocada
El huracán Katrina generó estragos en la ciudad, miles de familias dañadas y el gran culpable fue Estados Unidos. Fue responsable de la inundación y daño de miles de inmuebles, muestra de la voracidad del capitalismo para provocar incluso desastres que aparezcan como naturales y aprovecharse de la crisis. Las grandes beneficiadas fueron los grandes capitales inversionistas en inmobiliaria. Tan terrible como se escucha, tras las secuelas del desastre, estamos tan ocupados en resolver los problemas, la emergencia, en proteger nuestra integridad, y es el momento clave para que el capitalismo tome ventaja [1].
México, 2006: una guerra simulada contra las drogas
En México el ascenso de Calderón a la presidencia dio pie a una política de “guerra contra el narcotráfico” que trajo un modelo de militarización del país, represión enfocada a la desmovilización social y terror, con el fin de dar paso a la implementación de medidas económicas que favorecen a los magnates del poder. La represión en el poblado de Atenco, donde se gestaba una organización anticapitalista, en 2006 y la reciente desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa, Guerrero, son muestra de un poder que busca aniquilar la capacidad de respuesta social al crimen de Estado. Desde 2006 se han impuesto reformas que no han podido ser frenadas debido a la ruptura del tejido social que ha provocado el narcotráfico [2].
Siria, 2015: un reacomodo mundial de fuerzas
El reciente acontecimiento de Siria nos muestra un mundo donde las guerras no son historia pasada sino presente. El reciente conflicto de Siria es el ejemplo de un reacomodo mundial que va más allá de un conflicto por fundamentalismo. Se oculta que en Oriente el verdadero interés es el control de los hidrocarburos y el control de territorios. El capital mundial busca mercados para ampliar sus ganancias. No sólo en Siria, Cuba, Ucrania, Rusia, Colombia, Corea del Norte, por mencionar algunas regiones en conflicto al día de hoy.
A finales del siglo XX, el mundo parecía deseoso de adoptar el modelo de consumo de Norteamérica, sin medir las consecuencias: la imposición de un proyecto de capitalismo salvaje. Un modelo que, como un carro lujoso, se mueve sobre cuatro ruedas: explotación, despojo, racismo y represión.
Naomi Klein apunta hacia tres formas de shock: 1) económico, 2) militar y 3) político-sociales de largo alcance. Las crisis son una estrategia de control, sin embargo, su contraparte es que han traído consigo una ola de movilizaciones sociales a nivel mundial, que demandan la redistribución del poder y la riqueza [3].
Se gesta una historia alternativa contra el capitalismo, una organización social que busca vencer el terror, la parálisis, para encontrarnos con otros y otras. No estamos solos frente al shock, miles de voces se alzan alrededor del mundo en un solo canto.
https://www.youtube.com/watch?v=4VrcFlSI_9A
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Referencias:
[1] EU, responsable de inundaciones del huracán Katrina, falla jueza
[2] Ayotzinapa, crimen de Estado
[3] Naomi Klein, La doctrina del shock
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