Al pensar en la biografía de Antonio López de Santa Anna lo primero que nos viene a la mente es que México perdió más de la mitad de su territorio y que pasó a ser parte de Estados Unidos cuando él estaba a cargo. Pero no fue lo único que hizo y no hablamos de un sentido “bueno o malo”. En esta biografía te contaremos quién fue y qué hizo Antonio López de Santa Anna.
Antonio López de Santa Anna Biografía Corta
Su nombre completo era Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón y nació el 21 de febrero de 1794 en Jalapa, Veracruz. Pertenecía a una familia adinerada que había llegado a vivir a Veracruz para tener una vida más tranquila. Sus padres fueron Andrés López de Santa Anna y Pérez de Acal y Manuela Pérez de Lebrón y Cortés, ambos nacidos en España.
En el mismo año en que se dio el Grito de Dolores y comenzó la Guerra por la independencia de México, Antonio se unió a la milicia como cadete a la infantería del Ejército Real de la Nueva España, tenía entonces 16 años. Destacó en el ejército realista y, para 1821 ya estaba en sus planes pasarse al bando insurgente cuando Iturbide proclamó el Plan de Iguala por lo que pasó a las filas del Ejército Trigarante.
Cuando Iturbide proclamó el Imperio, Santa Anna estaba del lado de Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, es decir, en contra del imperio. Fue entonces cuando Antonio comenzó a inmiscuirse más en temas políticos aunque nunca dejó de lado su carrera militar. Desde entonces se vio su estilo personal: cambiar de bando conforme viera que le favorecía más a sus interese
Autor desconocido. Siglo XX, lápiz sobre papel. Colección Museo de Historia Mexicana
Se mantuvo activo políticamente durante la primera etapa de la consolidación del gobierno de la república y en 1833 llegó por primera vez a ser presidente pero debemos recordar que era un periodo de gran agitación por lo que su este mandato duró menos de un mes. Antonio López de Santa Anna fue presidente de México en once ocasiones pero eso no quiere decir que haya sido un dictador pues sus períodos fueron espaciados y duraron algunos meses, el más largo fue de menos de dos años, del 20 de abril de 1853 al 12 de agosto de 1855.
Las batallas de Santa Anna
Como militar, Santa Anna era afamado y requerido. Participó, durante sus 38 años como militar activo, en más enfrentamientos que cualquier otro militar, lo que le merecía prestigio y admiración. Fue parte del ejército que evitó la “reconquista” por parte de España y defendió al país de la invasión francesa en la llamada Guerra de los Pasteles de 1938, en la que perdió una pierna y quedó como un héroe.
Pero sus peores episodios en el campo de guerra fueron frente al ejército de Estados Unidos. Primero, en 1836, firmó los Tratados de Velasco para salvar su vida luego de perder ante Samuel Houston que lo tomó por sorpresa. Ahí se declaró la independencia de Texas.
Valleto y Ca., fotógrafos, 1876, fotografía retocada con tintas. Colección Museo de Historia Mexicana
En 1844 fue exiliado a Cuba, luego de ser derrocado como presidente pero en el 46 lo llamaron para enfrentar, de nuevo, al ejército de Estados Unidos. Fue entonces cuando México perdió la mitad de su territorio pues el ejército mexicano comandado por Santa Anna se retiró de La Angostura por falta de víveres. Entonces los estadounidenses pudieron avanzar sin problema por el territorio que estaban defendiendo y apoderarse de él. Por conveniencia o por prudencia, Santa Anna pasó a la historia por este hecho.
Volvió a ser exiliado pero en 1853 lo volvieron a llamar para que fuera presidente, por última vez. Ese fue su período más largo y fue cuando se hizo llamar “Su Alteza Serenísima” que nos da idea del ego de Santa Anna y la necesidad que tenía de ser recordado; sus contemporáneos, con sus llamamientos a “rescatar” el país, incrementaron esta idea.
Tras la proclamación del Plan de Ayutla, Antonio fue derrocado del poder y exiliado, nuevamente, en 1855. Casi 20 años después, Lerdo de Tejada le concedió el indulto y pudo volver a México en 1874, ya con 80 años encima. Murió el 20 de junio de 1876 en la Ciudad de México pero cumplió su cometido: todos lo recordamos, por la razón que sea.
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