Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, una ciudad en un país que se encuentra en el ojo de la tormenta mediática desde hace al menos 18 años. La patria de Simón Bolívar y las arepas sufre una de las peores crisis de su historia; la criminalidad es una de las más altas del continente, el desabastecimiento de productos de necesidad básica en los mercados y la inestabilidad política han marcado a esta bella y rica tierra sudamericana. Estos hechos forman una crisis que todos los medios tradicionales —como CNN— achacan al chavismo (de Hugo Chávez), una corriente política de tendencia socialista que gobierna desde finales de 1998.
¿Pero qué pasa realmente en Venezuela? ¿Es todo culpa del oficialismo y su presidente Nicolás Maduro? ¿O acaso existen otros factores externos o internos en el lamentable estado cuna del socialismo del siglo XXI? Teniendo en cuenta la similitud de las manifestaciones en Venezuela con las ocurridas en otras regiones —especialmente en aquellos países cuyo sistema y política internacional no se rigen según los modelos neoliberales occidentales—, la violencia con la que estos actúan en la calle y las víctimas que quedan tras su paso, es fácil imaginar que esto no es obra de la casualidad y que la oposición venezolana, lejos de ser los luchadores por la libertad que repiten los medios, son golpistas que desean, mediante la violencia, llegar al poder. O al menos estos datos parecen indicarlo.
Es importante recalcar que este texto no busca tomar parte de ninguno de los dos bandos, sino desenmascarar y hablar con la verdad absoluta sobre estos 5 extraños sucesos en las manifestaciones del país sudamericano.
1. Misma forma de actuar que en Ucrania
Lanzamiento de bombas, ataques a policías y soldados, quema de propiedad estatal y privada, linchamientos y asesinatos de personas por el simple hecho de sospechar que apoyan al gobierno. Estos comportamientos se asemejan más al fascismo que vimos en Ucrania en 2014, que a un pacifismo y democracia que promete la oposición venezolana.
2. Un costoso equipo de lucha
Cascos, escudos, cohetes, armas de fuego, máscaras antigas e incluso cámaras GoPro para un país que pasa hambre. Es extraño que tanto equipo costoso llegue con el único fin de atacar a los cuerpos de seguridad del Estado; pareciera que los manifestantes tienen ayuda del extranjero y que definitivamente las cosas no están tan mal para comprar utensilios bélicos.
3. Los medios de comunicación haciendo un circo
Entre las primeras manifestaciones se podía ver una imagen sacada de una película de comedia. Lillian Tintori, esposa del líder opositor Leopoldo López, maquillada, peinada, vestida de blanco, con dos acompañantes que le alcanzaban una máscara de gas y, por supuesto, al menos 20 cámaras de televisión detrás de ella. Extraña dictadura que permite la libre difusión montada del frente opositor.
4. Ningún gobierno permitiría ese tipo de acciones
Imaginemos por unos segundos que salimos a las calles de nuestras ciudades a protestar, pero mientras lo hacemos atacamos y asesinamos policías y civiles. Es claro que los cuerpos de seguridad deben actuar y contraatacar para calmar la situación; sin embargo, los medios denuncian la atroz represión del gobierno, la quema de edificios, transporte y personas, así como la destrucción de centros educativos.
5. Los manifestantes que no trabajan
Durante los meses que llevan las protestas, parece que los opositores no trabajan ni estudian. Sin embargo no están más flacos, parece que cada vez tienen mejores armas, como si recibieran un financiamiento fuera de las fronteras venezolanas. Un patrón muy parecido al de la oposición siria o el mismísimo Estado Islámico.
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Para entender la situación que hoy atraviesa Venezuela, te decimos los elementos claves para conocer su crisis política. Además, el siguiente poema también expresa lo que sienten sus habitantes: “Venezuela, hoy me pides a gritos que me vaya”.