Afortunadamente el Padre de la patria se dio cuenta y pudo evitar una tragedia.
La Independencia de México marcó un antes y después en la historia del país hace más de 200 años, es natural que existan un sinfín de anécdotas y mitos que giran alrededor de este hecho, haciendo justicia a la recurrente frase: “la historia es contada por los vencedores”.
Una de las anécdotas menos conocidas es aquella que dicta la supuesta rivalidad entre dos de los más grandes héroes de la Independencia; Miguel Hidalgo e Ignacio Allende. Gracias al cronista Alberto Gloria, y sus artículos publicados en la Revista Centenarios, se sabe que en realidad los historiadores han sido muy severos al juzgar a Ignacio José de Jesús Pedro Regalado de Allende y Unzaga, también conocido como Ignacio Allende, a quien siempre se le han atribuido adjetivos que denotan soberbia o inexperiencia notable en la guerra de Independencia. El cronista incluso se aventuró a cuestionar si Allende era digno de portar el ostentoso mote del “Primer Soldado de la Patria”, debido a sus conductas inmaduras.
Foto: RegeneraciónPor ejemplo, se sabe que la misma noche del 15 de septiembre, mientras Hidalgo exaltaba la toma de armas, Allende propuso huir al norte antes de que fueran detenidos. Esto demostró una actitud cobarde y desorganizada, la cual fue exhibida una vez más la siguiente noche cuando Allende borracho, en pleno grito de Independencia, no pudo luchar dignamente contra los españoles.
Para el 30 de octubre del mismo año, Allende, confiado por sus recientes victorias ante los gachupines en la batalla del Monte de las Cruces, se sentía listo para tomar la Ciudad de México, sin embargo, Hidalgo se negó a esta iniciativa, debido a la falta de recursos de artillería en las filas de Allende.
Foto: Wikimedia CommonsAnte esta decisión, Allende se separó de Hidalgo y dividió al Ejército y volvió a Guanajuato, mientras que Hidalgo regresó a Valladolid. Allende escribió varios oficios recriminando a Hidalgo acerca de su actitud, acusándolo de poner en riesgo la seguridad de las tropas y jurando venganza, como se puede leer en una carta con fecha del 20 de noviembre de 1810, «[…] juro a usted, por quien soy, que me separare de todo, más no de la justa venganza personal». No se sabe si Hidalgo recibió o respondió alguno de estos anuncios, pero la ruptura entre estos personajes fue definitiva y que ante esto, Allende buscó la manera de obtener el liderazgo en el movimiento independentista.
Se dice que en Guadalajara, Allende planeó el asesinato de Hidalgo, utilizando veneno. Sin embargo, el astuto cura no cayó en su trampa, salvándose de su propia muerte y del crimen militar tipificado como traición, del cual hubiera sido culpable Allende.
Foto: Wikimedia CommonsDespués de la derrota de la batalla de Puente de Calderón en Aguascalientes, Allende logró detener y despojar a Miguel Hidalgo del mando, incluso lo amenazó con matarlo, si mostraba la mínima intención de huir. Allende, confiando en una supuesta amistad con el comandante de una División del Ejército realista, José Rafael Iriarte, lo invitó a unir sus filas con el Ejército insurgente, sin embargo, desconocía la relación de Iriarte con Félix María Calleja, Jefe Político Superior de la Nueva España, de quien era brazo derecho. Calleja había ordenado a Iriarte que detuviera a los insurgentes, Iriarte cumplió esta misión, dejando del lado su superflua relación con Allende.
La imprudencia e inocencia de Allende significó un terrible fracaso en la Guerra de Independencia. Cuando fue cuestionado, Allende aseguró que él jamás intentó envenenar al cura. Tanto él como Hidalgo fueron fusilados en 1811.
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