Con el ascenso del fascismo en 1933, Einstein huyó de Alemania después de que le ofrecieran una beca en la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, para continuar sus investigaciones en los Estados Unidos, donde pasaría el resto de sus días. Para entonces, el físico ya gozaba de fama internacional gracias a sus estudios sobre la Teoría de la Relatividad y fue recibido como una eminencia en América del Norte. Al mismo tiempo, una chica de Los Ángeles de apenas seis años veía cómo su madre se hundía en la depresión y debía mudarse con unos desconocidos para no volver a verla nunca más.
Con el final de la Segunda Guerra Mundial y el reparto definitivo del mundo entre capitalismo y socialismo, la paranoia invadió Estados Unidos en una época de oscuridad y persecuciones frenéticas en busca de desenmascarar comunistas encubiertos. Junto a la propaganda ideológica reflejada en películas, programas de televisión, canciones y otras expresiones cotidianas que enaltecían el American Way of Life como el modo correcto de vivir en contraposición con el socialismo de la Unión Soviética, la Guerra Fría inauguró un periodo de auténtica cacería ante el temor de una avanzada de izquierda en el país más poderoso del globo.
El horror del sistema por todo lo que adquiría tintes —aunque sólo fuera discursivamente— de transformación de la sociedad, emancipación obrera, igualdad social y otras máximas del modo de producción socialista, provocó el cambio del Comité de Actividades Antiestadounidenses de especial a permanente, con el objetivo de investigar y sofocar los posibles núcleos de rebelión en la Unión Americana.
Edgar Hoover, fundador del FBI, y Joseph McCarthy, senador y principal promotor del Comité, iniciaron la empresa de “limpiar al país” de los peligros del socialismo. Para ello, utilizaron todos los recursos disponibles para construir la red de espionaje más grande del mundo, tradición que hasta hoy sigue vigente. Las acusaciones de ambos y el acoso sistemático a quienes consideraban “peligrosos” cimentó un clima de censura y prohibición en la nación norteamericana.
“El físico más importante y la mujer más icónica del siglo XX también fueron perseguidos en secreto por la mirada paranoica del FBI”.
Grandes personalidades como Orson Welles, Charles Chaplin o Howard Fast defendieron su ideología y su libertad para ser políticamente activos y expresar sus posturas. Otros personajes, como Frank Sinatra, tuvieron que ahogar su progresismo ante un boicot que estuvo a punto de terminar con su carrera; sin embargo, algunos más, como el físico más importante y la mujer más icónica del siglo XX también fueron perseguidos en secreto por la mirada paranoica del FBI.
Marilyn Monroe coincidió con Einstein al menos un par de veces en los Estados Unidos sin mayor relevancia, excepto la que Hoover atribuyó al físico alemán y a la actriz de Hollywood como espías soviéticos en labores de inteligencia. El director del FBI estaba convencido de que el autor de la Teoría de la Relatividad era un agitador comunista cuyo plan era “tomar Hollywood” y llenarlo de socialistas.
“La actriz, que era mucho más que una cara bonita, también estuvo en la mira del FBI cuando realizó un viaje a México para visitar a su viejo amigo Frederick Vanderbilt Field, motivo suficiente para agregarla a la lista negra de artistas y personajes famosos que representaban un peligro”.
La obsesión de Hoover era tal, que pronto dispuso a un grupo de inteligencia para seguir al científico, desde los sitios que frecuentaba y hasta la basura que tiraba. Cada detalle era documentado por los agentes para hacerse de una evidencia incontrovertible que delatara los supuestos planes reales de Einstein, sobre todo después de su ensayo titulado “¿Por qué el socialismo?”, donde explica según su punto de vista los males del capitalismo y las razones por las cuales el nuevo socialismo es la forma más equitativa y justa de vivir en sociedad. La actriz, que era mucho más que una cara bonita, también estuvo en la mira del FBI cuando realizó un viaje a México para visitar a su viejo amigo Frederick Vanderbilt Field, motivo suficiente para agregarla a la lista negra de artistas y personajes famosos que representaban un peligro.
“La persecución no terminó ahí: los documentos afirman que Albert Einstein desarrolló en secreto una máquina financiada por los rusos para controlar y leer mentes, además de un rayo destructor”.
Los archivos secretos del FBI, tanto de Einstein como de Monroe salieron a la luz en 2013. Las más de mil 500 páginas de ambos revelan que fueron etiquetados como agentes comunistas, y en el caso de la protagonista de “The Seven Year Itch” (1955), como una mujer fácil de convencer por cualquier hombre. De ahí que desde la visita de Marilyn a México fuera acosada por la inteligencia norteamericana a tal grado de llamar a juicio a su esposo de entonces, el dramaturgo y novelista Arthur Miller, a raíz de una llamada anónima que aseguraba, era el líder del Partido Comunista en Estados Unidos.
La persecución no terminó ahí: los documentos afirman que Albert Einstein desarrolló en secreto una máquina financiada por los rusos para controlar y leer mentes, además de un rayo destructor. Para mayor credibilidad, las acusaciones se respaldaron con la evidencia de una víctima que pasó un par de años en un manicomio a causa de su exposición a la máquina.
La paranoia de los Estados Unidos por el avance del socialismo no sólo persiguió a personalidades importantes y exilió a algunos de los mayores representantes del arte en la época, también censuró libros en bibliotecas y creó una lista de los directores de Hollywood que debían ser destituidos de su cargo debido a su ideología. Si quieres conocer más sobre la vida del físico más importante del siglo XX descubre la historia de una persona que jugó un papel esencial en la Teoría de la Relatividad, lee Mileva Maric, la mujer más inteligente del mundo.
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Fuente:
Jerome, Fred, ”The Einstein File: J. Edgar Hoover’s Secret War Against the World’s Most Famous Scientist”, St. Martin’s Griffin, Nueva York, 2002.