El hombre que intentó matar a un presidente

Carlos Castañeda de la Fuente intentó matar al ex Presidente Gustavo Díaz Ordaz en el Monumento a la Revolución el 5 de febrero de 1970. ¿Qué le impidió hacerlo? Una familia se encontraba cerca de su objetivo. Disparó hacia el coche del Secretario de la Defensa, fue detenido sin juicio alguno y aislado en un hospital psiquiátrico por más de veinte años. Castañeda buscaba hacer justicia por la matanza del 2 de octubre de 1968. Alejandro Solar Luna del CUEC de la UNAM aborda este hecho en el documental El paciente interno, estrenado en 2012.

A Castañeda lo vemos entrar a un albergue para indigentes al que decide acudir por el invierno que se aproxima. Antes deambulaba por las calles de la Ciudad de México. Algo buscaba ahí. Quizás el tiempo perdido en los 23 años que estuvo encerrado en el Hospital Dr. Samuel Ramírez Moreno. Se trata de una historia de crimen frustrado. ¿Qué podría ser interesante de una historia cuyo final conocemos?

Las causas detrás del personaje. Las causas detrás del momento histórico. Las causas detrás del castigo. Así iremos hilvanando las causas descubriendo la vida de Castañeda en un México que hoy continúa reclamando justicia. Conocemos su pasado y su presente; la forma en que lo encontraron y cómo supieron lo que había intentado hacer. Sabemos que nació en el año de 1941. No se separa de su Biblia de bolsillo. Un católico entusiasta en su juventud. En el hospital lo conocían como “el padrecito” por su obsesión religiosa.

Editado por el cineasta Ernesto Contreras (Las oscuras primaveras, 2014) presenta imágenes de archivo de televisión y fotografía, entrevistas con médicos que lo conocieron en el hospital, el testimonio del periodista de La Jornada que hizo publico el caso y la propia voz de Carlos Castañeda y de su hermano. Los testigos cuentan que vive en un delirio místico y religioso. Cuando le preguntaron en su momento por qué había atentado contra el presidente, contestó que quería ayudar a mejorar la condición social de sus compañeros. Las entrevistas se sostienen en una estructura tradicional -a veces coqueteando más con el reportaje que con la autoría documental- en donde conocemos el contexto social y político de Castañeda más que su condición psíquica actual. El resultado es completo para entender las circunstancias pasadas -pero presentes- del país pero desviado del sujeto, tal vez sin querer.

Nunca apareció en los medios el atentado. Hoy, casi 50 años después lo supimos;
Carlos Castañeda desafió a uno de los gobiernos más autoritarios de México. El castigo fue desmedido pero sobrevivió la impunidad, el abuso del priísmo y su reclusión en un pabellón construido sólo para él donde vivió en completa soledad. Al finalizar el documental regresa a la calle. ¿Qué seguirá buscando Castañeda? Seguramente ese tiempo que se le perdió. Un documental para imaginar lo impensable, los “hubieras” lamentables de México.