Te despierta el sonido del aire golpeando la ventana, las ramas de los árboles se agitan como si tuvieran vida propia y el frío paralizante hace que te replantees la posibilidad de abandonar la cama.
Sales a la calle y comienza a llover, inicias tu recorrido hacia el trabajo o escuela y observas por la ventana como las nubes negras desaparecen de improviso, el cielo se vuelve azul y el sol comienza a abrazar la tierra con su calor.
Árboles caídos, cables de luz rotos, el silbido estremecedor de un viento que quiere arrancarte del suelo, escuchas por la radio que ha habido nevadas en lugares donde nunca antes habían ocurrido. ¿Quién está jugando con la tierra? ¿Cuándo una pacífica caminata por la ciudad se volvió un escenario caótico, salido de una película apocalíptica?
Un niño está detrás de todo esto, un niño que ha decidido manifestarse en la tierra para hacernos reflexionar sobre el futuro de la vida, pero ¿quién es él?
En 1969 el meteorólogo sueco Jacob Bjerknes sugirió que el calentamiento de las aguas cercanas al Ecuador en el Océano Pacífico Oriental ocasionaba una menor diferencia de temperatura entre las corrientes marinas, trayendo consigo lluvias de una intensidad inusual. Posteriormente este fenómeno meteorológico fue bautizado como El Niño debido a su asociación con la corriente del Niño, descubierta por pescadores de Paita, al norte de Perú, quienes se percataron que la temperatura del mar aumentaba durante las Fiestas Navideñas y por ello los peces desaparecían de la zona.
Pese a ser descubierto en el siglo XX, El Niño ha estado presente en la tierra desde hace cientos de años, si no es que miles, manifestándose en ciclos de entre 3 y 8 años de acuerdo al geógrafo hindú Arthur Strahler. El impacto de este fenómeno ha sido fundamental en algunos momentos decisivos de la historia, entre ellos en 1812, cuando causó un crudo invierno en la zona norte de Europa que a la postre significaría la derrota de las tropas de Napoleón en Waterloo; y en 1942 cuando el ejército de Hitler fracasó en su intento por tomar Moscú.
Hace 19 años, en 1997 y 1998 se presentó el Niño más intenso con inundaciones, sequías, ciclones y deslaves en todo el mundo que causaron la muerte de aproximadamente 20 mil personas y daños que rondaron los 97 mil millones de dólares.
En 2015 volvió este fenómeno meteorológico el cual según investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) es el más fuerte jamás registrado, superando al de casi dos décadas, con la diferencia que el actual no muestra signos de retroceder o terminar pronto.
Las consecuencias de este meteoro son muy variadas. El derretimiento de los polos a causa del cambio climático aumentó la altura del Océano Pacífico y la temperatura de sus aguas se incrementó en 3.1 grados ocasionando tormentas y lluvias muy intensas en los 5 continentes.Cuando el agua caliente del planeta se dirige hacia Sudamérica y el Ecuador, el sureste asiático deja de contar con corrientes que generen lluvias y sufre de sequías extremas en países como Tailandia, Indonesia y Filipinas, trayendo así el aumento en los precios de productos provenientes de la agricultura impactando en el precio de las materias primas mundialmente.
En Europa los inviernos se vuelven más fríos y en Sudamérica el aumento de temperatura de las aguas oceánicas ocasiona la migración de peces y otras especies, impactando directamente en la economía, industria y alimentación de los países pesqueros.Por si esto fuera poco, El Niño también actúa como un camino para la transmisión de virus o bacterias de un continente a otro. Investigaciones recientes de la NASA afirman que epidemias y enfermedades son capaces de viajar a través del agua como bacterias marinas exponiendo así a la población de cada raza a enfermedades con las cuales nunca han estado en contacto, volviéndose así más peligrosas para la sociedad mundial.México y el NiñoEl niño hace que la corriente subtropical ubicada al sur de México se mueva con dirección norte, encontrándose con las corrientes gélidas que bajan de Polo Norte, las cuales al chocar ocasionan inusuales tormentas de nieve en el norte de México, un fuerte deceso de temperatura en el centro del país y violentas corrientes de aire en todo el territorio nacional, como los que se presentaron hace algunos días.
El 9 de marzo de 2016 la Ciudad de México y su área metropolitana presentaron una gran cantidad de fenómenos meteorológicos en sólo 24 horas: descenso en la temperatura, lluvias, vientos de alrededor de 70 kilómetros por hora, tormentas eléctricas, granizadas y aguanieve, los cuales ocasionaron la caída de 230 árboles y 25 anuncios espectaculares, poniendo en riesgo inminente a gran parte de la población capitalina.El hecho de que este Niño sea el más intenso de la historia se debe en gran parte al calentamiento global, ya que agudiza las temperatura extremas del niño con aumentando las del hemisferio norte. Un ejemplo claro de esto son las temperaturas arriba de los 0 grados Celsius alcanzadas en diciembre del 2015 en el Polo Norte, donde lo normal debería de ser -25 °C.
Si bien es cierto que el fenómeno del Niño es un evento natural de la Tierra, el daño al medio ambiente causado por la industria y las grandes corporaciones han ayudado a que este evento se agudice y tenga consecuencias cada vez más extremas en el planeta.Crear conciencia es vital es una sociedad que ha desarrollado un desapego por la naturaleza, por ello México en la pasada COP21 presentó su Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC) donde uno de los pilares será la construcción de una cultura climática, mediante campañas para educar, informar y concientizar sobre el tema con la finalidad de generar cambios en los patrones de consumo.Para ello se utilizará una estrategia de comunicación que respetará los diversos contextos cultuales, económicos y étnicos, dirigida a los distintos niveles educativos, desde el básico hasta el superior. Además el Gobierno Federal rendirá cuentas sobre las acciones referentes al combate del calentamiento global e invitará a la población a participar en la formulación de la política nacional del cambio climático.
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