“Dar los pasos exactos, enderezar el cuerpo, practicar 8 horas al día y tener una rígida dieta que no involucre un miligramo de grasas con tal de lucir hermosas e impecables, perfectas al danzar gráciles en el escenario. El esfuerzo no luce en el exterior, se ven enteras, como si no hubieran sufrido un instante antes al colocar sus zapatos pero sus pies están en llamas, llenos de ampollas y sangrando para que el público disfrute el espectáculo”. *** La tradición se ha vuelto un clásico. Todo comenzó a finales del siglo XV como parte de los festines de las cortes italianas. Eran una parte esencial de la vida cortesana, inspirados en la pintura, la poesía, la música y la danza, tenían un contenido alegórico mitológico. Existía el ballet cómico de la Reina de Francia que se estrenó en París en 1581. Aristócratas y aficionados podían bailar en el salón de la familia real y más tarde, los presuntuosos vestuarios, la decoración y las luces, acompañaron a los diferentes ballets en las cortes europeas. *** “Llamados ‘los atletas de dios’, los bailarines de ballet son sublimes en la representación de escenas, nos muestran el deseo, los sueños, la pasión y las pesadillas del ser humano. Nos hacen sentir un anhelo latente con cada paso que dan, con cada movimiento de brazos o piernas. Las lesiones son tanto psicológicas como físicas. Las miradas perversas de aquellos que están para enseñarles, los dobla, los somete a un estrés inhumano que no los deja seguir”.
Durante la corte de Luis XIV, el rey sol, muchos ballets eran creados por Jean Baptiste Lully y el coreógrafo Pierre Beauchamps, creador de cinco de las posiciones básicas de colocación de los pies. Luis XIV también fundó la Academia Real; el rey sol se disponía a hacer de la danza una disciplina profesional en la que, en primera instancia, sólo los hombres podían participar. *** “Si no eres alta, rubia, con piernas largas y delgadas no triunfarás. La coreógrafa mexicana Cecilia Lugo sólo comía lechuga y té para lograrlo. Tus piernas deben subir más, tu empeine siempre debe ser mejor pero esto no importa si no eres hermosa, la regla número uno para todas”.
Aquellos a los que les tocaba un papel femenino, debían disfrazarse de mujeres. Fue veinte años más tarde, en 1681, cuando aparecieron las primeras bailarinas en un ballet llamado “El triunfo del amor”. Fue aquí cuando se desarrolló una nueva forma teatral que unía la ópera con el ballet pero aún estos tenían grandes trajes, pelucas y zapatos que dificultaban los gráciles movimientos. *** “Siempre, la única obligación es con la danza. Los bailarines deben sacrificar todo en pos de su carrera. Si te crece el busto o la cadera cuando te conviertes en adolescente, lo único que puedes hacer es renunciar a la danza. Debes dominar el dolor de las zapatillas, presionarte para lograr ganar las competencias, hacer dieta para lograr calificar. Sacrificas tu maternidad, el dilema de seguir en la competencia o formar una familia es algo a lo que se deben enfrentar todos los días y sin pensarlo, muchas deciden no embarazarse para mantener su cuerpo intacto”.
Marie Anne Camargo acortó las faldas y utilizó zapatillas sin tacón para que sus pasos y saltos se apreciaran. Su rival histriónica María Sallé desechó el corsé y utilizó unas túnicas negras para bailar el Pigmalión. Fue en ese momento en el que también se eliminó la voz de la música, pues así, transmitirían un sentido más dramático. Poco después, Jean George Noverre aseguró que los movimientos debían fluir naturales y armónicos, su alumno Jean Dauberval aplicó el pensamiento en su ballet “La fille mal gardeé” y empezó a aplicar la técnica de bailar en puntas, sólo unos instantes por no haber inventado una punta dura que les permitiera permanecer casi todo el número en esta posición. Así comenzó el ballet romántico. *** “El sacrificio es mucho y la recompensa no llega en muchas ocasiones. Los bailarines disfrutan de muy poco tiempo de goce y fama, nunca descansan, nunca se rinden, pero muy pocas veces triunfan, aquellos que se hacen famosos alrededor del mundo son los menos, y los demás, permanecen en el olvido tras bambalinas”.
El ballet vivía un proceso expansivo, España y Rusia lo retomaron con gran ánimo aunque en el resto de Europa la tradición comenzó a desmerecer. Se hizo hincapié en la expresividad y en Rusia comenzó a crearse el ballet moderno, la figura masculina resurgió y se crearon piezas nuevas inspiradas en temáticas orientales como El pájaro de fuego, Sherezade y Petruska. Había artistas, pintores, poetas y compositores involucrados en las danzas. *** La fama se acaba, es fugaz y no existe forma de remediarlo. Las luces del escenario se apagan muy poco después de haberse encendido, no hay manera de remediar el problema de los años y la incapacidad para ser por siempre perfecta”.
Los más famosos como Pablo Picasso o Maurice Ravel se involucraron en el proceso y se abrieron nuevos horizontes a esta disciplina. Anna Pavlova creó su compañía y el ballet resurgió. En los 20 y 30, Estados Unidos y Alemania fueron los representantes de la danza moderna. Bailarinas como Martha Graham, Doris Humphrey o Mary Wigman crearon estilos nuevos en los que el cuerpo era más libre de expresarse. En la década de los 30 se inventó un ballet sinfónico que buscaba expresar el sentimiento de las sinfonías de Beethoven o Brahms y Jewels, en 1967 es considerado el primer ballet de larga duración. *** “El cuerpo se debilita y poco a poco, nos convertimos en las mujeres imperfectas que los coreógrafos nunca han buscado como parte de sus opciones dancísticas”.
En los años 40 se fundaron dos grandes compañías de ballet en Nueva York, el American Ballet Theatre y el New York City Ballet. Las compañías rusas Bolshói y Kirov hicieron representaciones en occidente por primera vez y en españa Victor Ullate se convirtió en el director del Ballet Nacional de la danza española. Todo se hizo más popular y competitivo y hoy, el ballet tiene distintas influencias. Convergen y se yuxtaponen ballets modernos y clásicos.
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