Con tan poco tiempo de vida y un cáncer sumamente raro, la familia de Brody junto con todo el pueblo de Colerain Township, en Cincinnati, Estados Unidos, decidieron adornar todas las casas del pueblo y hasta organizar un desfile de Navidad en pleno septiembre para que el pequeño pudiera disfrutar su última festividad.
Como muchos otros niños que sufren este tipo de cáncer, la energía de Brody, así como sus movimientos se han limitado, actualmente ya no puede mover su brazo y pierna izquierda; su hermana, McKenzie de 21 años lo pasea de un lugar a otro sobre una carretilla para niños, en la que pasa la mayor parte del tiempo al aire libre.
Los vecinos cuentan que antes de saber de la enfermedad de Brody, le habían ofrecido pañales entrenadores a sus padres, sin embargo, a cambio recibieron la noticia de que el niño ni siquiera alcanzaría a entrenarse para dejarlos. Asimismo se debe alimentar mediante una sonda, aunque disfruta de los bastoncillos de menta típicos de la Navidad. Su familia y vecinos encuentran consuelo en que él podrá pasar sus últimos meses de vida feliz y libre de los malestares que el tratamiento contra el cáncer suele provocar.
La decisión de no tratar a Brody tampoco fue sencilla, en realidad se trató del último recurso al que sus padres recurrieron después de que la quimioterapia no funcionara y, por su edad, no fuera un candidato para la radiación. Y es que el cáncer pediátrico, aunque es raro, afecta 15 mil 300 niños al año, lo cual se traduce en 43 niños diagnosticados diariamente en promedio, según los reportes de CureSearch for Children’s Cancer. Mientras que el cáncer embroniario es el segundo tipo de cáncer más común, seguido por la leucemia, de cáncer infantil, el cual a su vez se subdivide en cuatro tipos.
El tipo de cáncer que Brody sufre involucra tumores embrionarios con rosetas de capas múltiples —ETMR—es decir, tumores de crecimiento rápido que se forman en el encéfalo y la médula espinal y por lo tanto suelen ser difíciles de tratar, en especial en casos como el de Brody que sufrió ests enfermedad desde su nacimiento, pero que fue diagnosticado sólo hasta que comenzó a quejarse de mareos súbitos.
«Uno se encuentra en la parte inferior de su columna vertebral, otro está entrelazado con su tronco encefálico y los otros dos están detrás del puente de Varolio. Su caso es extremadamente raro. No responde bien al tratamiento».
Explicó su hermana, al tiempo que su padre recordó que incluso después de la quimioterapia uno de sus tumores creció un 30 % y desarrolló uno más en su cerebro.
Sin la posibilidad de tomar un tratamiento más agresivo en contra del cáncer, su familia decidió que era tiempo de festejar la Navidad: comenzaron una petición en Facebook en la que pedían que los ayudaran a conseguir adornos navideños que aún no están a la venta dada la temporada. Esto desencadenó que cientos de personas donaran inflables y luces que ayudaran a los vecinos a decorar sus propias casas, y otras personas comenzaron a enviar cartas navideñas al domicilio de los Allen. Incluso el desfile contempla un Santa Claus sobre un camión de bomberos, villancicos y superhéroes, completando de esta forma toda la experiencia navideña que cualquier niño de su edad podría esperar.
[Feliz Navidad, Brody. Espero que te mejores.]
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Las conmovedoras fotos que acompañan este texto son de Maddie McGarvey, una de las fotógrafas en ascenso de Estados Unidos, que se ha dedicado a distintos proyectos que cubren temas sobre la crisis de opioides y cómo afecta a la infancia, o de niños que crecen con sus abuelos en ausencia de sus padres. Encuentra más de las fotografías de Brody y el trabajo de Maddie en su Instagram y en su sitio oficial.
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