La aparición
La Virgen se apareció enfrente de aquel hombre humilde. Con su inmaculada belleza y dulce voz, le dio unas cuantas instrucciones, pidiéndole que le contara a las otras personas sobre su existencia. Al poco tiempo, un templo fue construido en su nombre, hablamos de La Virgen de Guadalupe.
Sin embargo, esa no es la Virgen a la cual le rezan millones de mexicanos ni por la que se realizan peregrinaciones de distintas partes de México hacia la basílica. La historia que narramos es sobre la Virgen de Extremadura, la figura católica que influyó la creación de la morena de Guadalupe, la cual sirvió para formar un nuevo sistema de creencias en los católicos de la Nueva España.
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La Virgen de Extremadura
En el relato original, que tiene bastantes similitudes con la historia de Nuestra Señora de Guadalupe, en el siglo XIV (antes del descubrimiento de América) un humilde vaquero de Extremadura, España, llamado Gil Cordero estaba caminando solo en las montañas junto al río Guadalupe buscando una vaca perdida. Al encontrarla muerta, decidió sacar un cuchillo para quitarle la piel, cuando de pronto se le apareció una figura envuelta en luz, quien se identificó como María, la madre de Jesús, y afirmó:
«No temas. Yo soy la Madre de Dios, Salvador del linaje humano. Toma tu vaca y llévala al hato con las otras y vete luego para tu tierra. Dirás a los clérigos lo que has visto. Diles también de mi parte que te envío yo allá. Que vengan a este lugar donde ahora estás. Que caven donde estaba la vaca muerta, debajo de estas piedras: hallarán una imagen mía. Cuando la sacaren, diles que no la muden ni lleven de este lugar donde ahora está, mas que hagan una casilla en que la pongan. Tiempo vendrá que en este lugar se haga una iglesia y casa muy notable y pueblo asaz grande».
El sujeto le contó a los clérigos lo sucedido, pero nadie le creyó. Al llegar a su hogar, vio que un grupo de sacerdotes se encontraban en su casa porque su hijo había fallecido y su esposa estaba desconsolada. Desesperado, recordó a la figura de la Virgen y el milagro que salvó a su vaca y comenzó a rezar. A los pocos momentos el chico volvió a la vida; convencidos de su aparición, los hombres decidieron ayudarle a Cordero a cavar en el lugar que les indicó.
Lo que encontraron fue justamente una estatua de la Virgen en un sepulcro de mármol junto con otros objetos. Los hombres decidieron levantarle un altar ahí mismo. Al poco tiempo, el Rey Alfonso XI se enteró de lo sucedido y mandó construir un templo en ese lugar para convertirlo en un centro de veneración. Esto atrajo a varios seguidores, a quienes les fascinaba la historia de la figura, incluyendo a Cristobal Colón en el siglo XV, antes de descubrir accidentalmente el continente americano.
De hecho, cuando Colón descubrió la Isla Karukera, en América del Sur, la llamó Guadalupe en honor a la Virgen que él veneraba. Y, antes de partir en su misión de encontrar nuevas rutas hacia la India, fue al templo para solicitarle un viaje seguro.
Se cree que la estatua fue esculpida por San Lucas y enterrada por un grupo de sacerdotes tratando de ocultarla de los musulmanes, quienes la iban a destruir. Sin embargo, su origen nunca ha sido comprobado.
La Virgen Mexicana
Para ese entonces, la Virgen ya se veneraba en distintos lugares de España, y durante el periodo de guerra en el que estaban reconquistando parte de sus territorios, los clérigos que realizaban tareas de evangelización llevaban la figura a distintos sitios. De esa forma, Colón también usó la imagen al momento de llegar a las Américas.
Otro creyente de la Virgen era Hernán Cortés, quien se encargó de colonizar las tierras mexicas bajo el manto de la Virgen, lo cual le da inicio a la leyenda de la Virgen de Guadalupe Mexicana, la que conocemos actualmente.
La leyenda dice que la Virgen morena se manifestó frente a un indígena llamado Juan Diego, y le dijo que construyera un altar en el monte del Tepeyac. Es posible que el hombre se haya inspirado en la historia de la Virgen de Extremadura para narrar el acontecimiento. Pero la teoría más razonable sobre este suceso es que Bernardino de Sahagún, responsable de traducir los textos bíblicos al náhuatl, junto con Juan Zumárraga, primer Arzobispo de la Nueva España y “protector de los indios”, como era llamado, hayan creado esa historia basándose en la antigua Virgen, formando así uno de los cultos más grandes en la historia de América.
Esto explica directamente por qué se le llamó Guadalupe, descartando la posibilidad de que ese nombre fue pensado por los indigenas, y su relevancia en el nuevo mundo. Colón y Cortés la denominaron su protectora más importante (Colón le agradeció en su templo una vez que descubrió América) y su influencia en la cultura fue inevitable. En 1928 se le coronó como “Reina de la Hispanidad” y “Patrona de las Américas” justamente porque gracias a ella sobrevivió el catolicismo y la ideología española de esa época en el nuevo continente, y ese legado se mantiene hasta nuestros días.
Lo interesante es que las dos basílicas que existen, una en Extremadura y otra en México, no están en contacto. Aunque sí han habido visitas del clero mexicano, no suele mencionarse su vínculo, quizá por miedo a quitarle credibilidad a la historia que se ha contado durante más de 500 años.