“No hay tratamiento”. Así afirma el primer documento registrado que describe las características de distintos pacientes con cáncer de mama. Es un papiro descubierto en Egipto que data desde hace más de 5 mil años llamado el “Papiro de Edwin Smith” y describe ocho casos en los que se le retiraron los tumores provocados por el cáncer a los “pacientes” con una herramienta llamada “perforador de fuego” por medio de la cauterización. Es probable que esos individuos no sobrevivieran a pesar de haberse deshecho de los tumores, ya que no existía el conocimiento suficiente para tratarlo y, mucho menos, para curarlos.
El documento tiene 5 mil años, pero tanto humanos como animales han muerto desde hace más tiempo a manos del cáncer, un conjunto de enfermedades que provocan un crecimiento anormal de células en el cuerpo que puede expandirse a otras partes provocando sangrado, tos, pérdida de peso, problemas en el aparato digestivo y más síntomas que eventualmente hacen imposible vivir de forma normal.
Carcinoma fue el nombre que le dio el padre de la medicina, Hipócrates, en la antigua Grecia, más de 300 años antes de la era de Cristo, inspirándose en la figura de un cangrejo. Asimismo, les llamaba karcinos, por la forma en que percibía los tumores de las personas. El hombre pensaba que las venas que aparecían a los lados se parecían a lo pies de un cangrejo; pudo identificar varios tipos de la condición, pero tampoco pudo encontrar una solución.
El tratamiento que él usaba se basaba en la teoría de los cuatro humores, que mantenía que el cuerpo se compone de cuatro sustancias básicas: bilis negra, bilis, flema y sangre, y que éstos podían nivelarse cambiando la dieta de una persona o las actividades diarias que realizaba. Esas ideas siguieron poniéndose en práctica también en Roma hasta que la medicina contrarrestó sus sustentos, casi hasta el siglo XIV.
Previo al siglo XVI era poco probable conocer la verdadera naturaleza del conjunto de enfermedades, ya que no se permitía abrir los cuerpos para realizar un análisis póstumo y los tumores que eran extirpados no ofrecían mucha información para los expertos de la época, así que posiblemente se pensaba que era una de las peores condiciones que podían acoger a una persona, casi imposible de sobrevivir.
Una vez que los médicos comenzaron a diseccionar cadáveres era posible conocer el proceso y saber cómo afectaba directamente al cuerpo, sin embargo, aún se tenían ideas erróneas sobre el fenómeno. Por ejemplo, Nicolaes Tulp creía que el cáncer era contagioso y que era un veneno que se esparcía lentamente, y, como sabemos, no puede pasarse de una persona a otra; sin embargo, aunque no es un veneno, se asemeja a uno por la forma en que se propaga.
Otro de los primeros en identificar una probable causa fue Wilhelm Fabry, un profesor alemán que creía que el cáncer de mama era provocado por un coágulo de leche en un conducto mamario que, aunque no es la razón, se acerca al verdadero fenómeno, el cual va infectando células hasta que impide el funcionamiento apropiado de los órganos.
El primero en descubrir cómo se lleva a cabo la metástasis (propagación del tumor a otras partes) y en documentarlo fue Campbell De Morgan, un cirujano británico, entre 1871 y 1874. Esto fue gracias a la invención del microscopio, el cual permitió una observación más clara de cómo se lleva a cabo el proceso mediante los nódulos linfáticos del tumor, sin embargo, no existe registro de que haya tratado de operar a alguien.
Hasta ese momento de la historia no existe registro de sobrevivientes de una operación para erradicar el cáncer, y aunque después de los descubrimientos de De Morgan algunos intentaron realizar cirugías, la falta de higiene y de herramientas antisépticas provocaban malos resultados. No fue sino hasta Alexander Monro, reconocido médico Londinense, que se vieron los primeros casos exitosos de erradicación de cáncer de mama. Sólo dos personas de las 60 que operó sobrevivieron.
El desarrollo de la asepsia (el procedimiento de esterilizar un área de cirugía) en el siglo XIX fue uno de los pasos más grandes que se realizaron para poder operar a las personas de forma menos peligrosa. Esto provocó una alza considerable en las estadísticas de supervivencia, siendo los primeros métodos la extirpación del tumor y la terapia de radiación -posterior a su descubrimiento por Marie Curie-, la cual podía matar células infectadas y malignas.
Esto provocó que en 1913 se fundara la Sociedad Norteamericana de Cáncer, la cual hasta la fecha se dedica a la investigación de distintos tratamientos y medicamentos que puedan ayudar a eliminar la condición. Fue hasta ese momento que varios médicos se unieron, compilaron centenas de casos y finalmente se creó la oncología como una disciplina enfocada a comprender el cáncer y cómo erradicarlo.
Desde hace más de 100 años se han realizado nuevos tratamientos, medicamentos, trasplantes y múltiples procedimientos médicos para tratar de salvar la vida de cada vez más personas, y algunos buscan que esos recursos estén disponibles para todos, sin importar su condición económica, social o el país en el que vivan. Se cree que con el desarrollo de la tecnología y desde la revolución industrial, los humanos cada vez estamos más expuestos al cáncer, pero afortunadamente vivimos en una época en la que existe un entendimiento claro del fenómeno y ya puede ser tratado.