Jane Dieulafoy, una mujer ejemplar en la historia de la arqueología con una excepcional anecdota tras el desarrollo de su profesión, Jane tuvo que fingir ser un hombre para poder ejercer libremente la arqueología.
Jane Dieulafoy
Jane o Jeanne Henriette Magre, nació en 1851 en Toulouse, Francia. Fue la quinta hija de una familia adinerada, su padre murió al poco tiempo de su nacimiento. Siempre tuvo interés por el estudio de la ciencia y la historia, fue educada en un convento, donde aprendió varios idiomas y se destacó en el arte. Nunca se interesó por cumplir el rol de esposa o ama de casa, pero al terminar sus estudios en un convento, a la corta edad de 17 años se casó con un ingeniero civil llamado Marcel-Auguste Dieulafoy, en quien encontró una pareja que la percibía como un igual, dispuesto a pasar su vida en infinitos viajes y aventuras. Tan pronto se casaron comenzó el conflicto franco-prusiano y Marcel se ofreció como voluntario. Jane decidió vestirse con un uniforme de soldado y seguirlo en el campo de batalla, luchó a lado de su marido convirtiéndose en “un destacado francotirador”.
Foto: Wikimedia CommonsCuando terminó la guerra, Marcel volvió a trabajar en el ferrocarril, y en cuanto tenía la oportunidad emprendía viajes con Jane a Egipto y Marruecos para realizar trabajos de exploración y arqueología. Estos viajes alentaron a que Marcel se inclinara por el estudio formal de la arqueología, especialmente la arquitectura oriental y occidental. En 1881 la pareja visitó Persia por primera vez viajando a Teherán, Isfahan y Shiraz.
Jane Dieulafoy y la arqueología
Jane Dieulafoy se hacía llamar “colaborador” de Marcel en sus trabajos de arqueología en Persia, de los cuales viajaron 6 mil kilómetros, principalmente a caballo, Jane nuevamente opto por portar las vestimentas y apariencia de hombre. La presencia de una mujer en una expedición así sería culturalmente insensible y peligrosa, ambos portaban armas y las tuvieron que utilizar en varias ocasiones contra algunos ladrones. Durante sus viajes, ambos Dieulafoy sufrieron de fiebres y Jane tuvo que afeitarse la cabeza en un momento debido a los piojos.
Foto: La Prensa GráficaJane tomó fotografías de todo lo que vio en Persia, hizo dibujos y mantuvo un diario. Su papel de documentalista en la expedición le permitió convertir sus experiencias en un libro, que posteriormente se convirtió en un éxito de ventas en Francia.
Tras esta experiencia, en un segundo viaje Jane dirigió equipos de arqueólogos, un buen número de hallazgos que la pareja encontró en Susa fueron enviados de regreso a Francia, entre ellos la pieza conocida como el Lion Frieze que se exhibe en el Louvre, donde dos salas del museo rinden honor a Jane.
Jane era conocida por vestirse con ropa de hombre y llevar el pelo corto durante sus viajes. En ese momento era más fácil para una mujer moverse libremente cuando se vestía como un hombre. Sin embargo, siguió vistiendo ropa de hombre cuando regresó a Francia, y recibió un “permiso de travestismo” por parte del gobierno, ya que en ese momento era ilegal. Dijo que se vistió con ropa de hombre por razones prácticas de su trabajo.
Jane Dieulafoy, la escritora
Jane y Marcel no pudieron regresar a Persia después de su segunda expedición debido a algunas alteraciones en políticas internacionales. En cambio, entre 1888 y 1914 visitaron España y Marruecos. Mientras tanto, el gobierno francés le confirió el título de Caballero de la Legión de Honor en 1886 y publicó dos novelas, Parysatis y Déchéance.
Jane escribió muchos libros y artículos sobre sus aventuras en Persia y otros lugares, y dos novelas. Sin embargo, no se le permitió ganar ningún premio literario porque era mujer. En respuesta, ella y otros autores fundaron el Prix Femina, un premio para escritoras, en 1904.
Foto: The IranianJane habló sobre los derechos de las mujeres y durante la Primera Guerra Mundial solicitó que las mujeres tuvieran un papel más importante en el ejército. En agosto de 1902 Jane apareció en la revista Femina con un artículo sobre su vida y en la fotografía se le mostraba en su sala de estar, vestida con un traje de hombre.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Marcel, de 70 años, fue enviado a Rabat, Marruecos, y otra vez Jane, de 65 años, lo siguió, pero se vio obligada a regresar a Francia después de que enfermó de disentería y murió en Pompertuzat en 1916. Marcel murió 4 años después.
Aunque Jane Dieulafoy a menudo decía que se sentía como una mujer a pesar de que le gustaba vestirse de hombre, era ante todo una arqueóloga, historiadora y escritora célebre que la historia no debe olvidar.
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