En ocasiones, los demonios tienen una forma muy particular de manifestarse para romper con el orden social. Una de las más raras y violentas ha sido su procreación con mujeres de la Tierra; engendraron criaturas gigantescas llenas de odio, dolor y brutalidad, cuya misión era perpetuar la naturaleza humana y contaminar la sangre de los seres convencionales, incluyendo animales y humanos. Pero ¿cuál era el objetivo? Evitar el nacimiento de Jesucristo.
Todo comenzó cuando Dios expulsó a Luzbel de su corte, luego de que este, siendo aún un ángel, organizara una revuelta en contra del creador para quitarle el poder de las manos. Dios se dio cuenta de lo que el otrora ángel pretendía y lo expulsó antes de que fuera más persuasivo y lograra convencer a más seres.
Quizá Dios sabía que podía convencerlos muy fácilmente. Entonces el demonio, una vez fuera del cielo no tuvo más remedio que formar su propio reino que incluía fuego, excesos, locura, terror y claro, venganza. Así que junto a otros ángeles expulsados y logró crear un mundo lleno de miedo. Así, el grupo de demonios dirigidos por Satanás hallaron que las mujeres terrenales eran realmente bellas, llenas de atractivo y servirían para cobrar venganza.
Ellos, divertidos y con un aire de prohibición, sedujeron a todas esas mujeres que les ayudaron a complementar su venganza. Ellas, creyentes de Dios y posteriormente de Satanás decidieron sucumbir ante la tentación y antes de darse cuenta lo que hacían realmente se embarazaron de los demonios. El resultado fueron nueve meses de angustia, dolores, preocupación y demás sentimientos encontrados, hasta que nacieron sus productos, quienes resultaron ser gigantescas criaturas llenas de fortaleza, terror y violencia, todos varones, mismos que aunque terminarían asesinando personas, conseguían que su legado viviera. La finalidad de estos seres era detener a llegada del Mesías, misma que estaba por ocurrir.
Esta raza se llamó Nefilim, es decir, gigantes. Estos hombres consiguieron asesinar a personas que habitaban la Tierra, pero al mismo tiempo tenían como finalidad reproducirse; sin embargo, ellos no sabían cómo hacerlo. Por ello, los demonios seguían engendrado mujeres humanas para que cada vez existieran más y más nefilims. No obstante, Dios notablemente colérico por ver lo que había ocasionado su ahora rival, se dispuso a deshacerse de todos ellos, pero no hallaba una manera viable, por lo que decidió asesinar a cada ser vivo sobre la Tierra.
Cansado de ver que sus habitantes, sus creaciones como los seres humanos y los animales vivían en constante conflicto, el creador se arrepintió de su gran obra. Entonces decidió que a través de un inmenso diluvio desaparecería a todos por igual.
Ya no hay más nefilims, ni tampoco demonios desobedientes engendrando mujeres; sin embargo, estos seres han dejaron huella por su violencia y el miedo que provocaban. Los gigantes que hay que vencer en el presente tienen otras identidad, como la guerra, el hambre y la injusticia, obstáculos igualmente enormes que nos impiden seguir adelante y en definitiva, nos matan un poco más cada vez. Es muy probable que los gigantes bíblicos hayan sido metáforas que hacen alusión moral a algunas actitudes propias del comportamiento humano.
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Te presentamos algunas razones por la que deberíamos cuestionar la existencia de Dios y Jesús y quizá logres entender esta Biblia que afirma que Jesús no fue crucificado.