Afuera llueve. O incluso si no está cayendo agua, tampoco sucede nada interesante. La mayoría de las veces la solución es ver televisión o entrar a Internet para irremediablemente no hacer algo provechoso, sólo sentirnos en acción. Una vieja costumbre que se tenía en familia anteriormente era la de sacar juegos de mesa que hicieran más llevadero el aislamiento de la sociedad o esa sensación de aburrimiento, incluso se llegaban a organizar partidas entre amigos o conocidos con más frecuencia que ahora para darle seguimiento a esos artículos de distracción.
Eran pensados principalmente como métodos de entretenimiento que nos libraban del hastío, pero resulta que muchos de ellos no nacieron con un cometido tan simple como ése y que, si los viéramos con más detenimiento, tendríamos un mayor apego a su uso en comparación con los dispositivos digitales.
Resulta que algunos juegos de mesa, los más clásicos obviamente, tienen un origen de miles de años; incluso hay algunos que preceden al desarrollo de la escritura y que desarrollan en su recreación un significado religioso o espiritual. Otros más fueron creados a manera de ejercicio y como una reflexión materializada de la ética y la moral humanas, lo cual es extraño en nuestros días, ya que su mercado nada tiene que ver con sus principios iniciales.
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Tafl
Pensemos antes que en cualquier otro en el Tafl, un juego vikingo que consta de un tablero en donde hay un Rey en el centro para cada jugador y estos lo intentan todo para que el propio llegue a un borde. Se piensa que éste es el precursor del ajedrez que conocemos actualmente.
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The Landlord’s Game
Este juego creado por la actriz Lizzie Maggie consiste en un cuadrado por el cual se desplazan las fichas de cada jugador para adquirir más propiedades, ganar dinero, aventajarse de situaciones comunes en la vida y así ganar. Este tablero fue la inspiración inmediata para lo que conoceríamos más tarde como “Monopoly” e intentaba ilustrar las injusticias sociales del mundo.
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Vaikuntapaali
Eso que comúnmente conocemos como “Serpientes y Escaleras”, tuvo su origen en la India del siglo XVI y era una herramienta de esta cultura para enseñar moralidad y espiritualidad a sus comunidades; mediante símbolos intenta demostrar la bondad de las sabias acciones y las catástrofes del vicio y el ego. La casilla última en el juego: alcanzar el Nirvana.
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The Mansion of Happiness
Caso similar es el del “Juego de la Oca”; inicialmente conocido como “The Mansion of Happiness”, este objeto lúdico era la herramienta perfecta para plasmar y adoctrinar en la cultura puritana a sus usuarios. Con imágenes clásicas que retratan la supuesta bondad del hombre, este tablero es muy seductor a primera vista, aunque su contenido sea en realidad un listado de principios que ahora no escucharíamos por nada del mundo.
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Senet
Quizá el juego de mesa más antiguo del que se tenga registro. Su tablero constaba de tres casillas de ancho por diez de largo en las cuales cada jugador disponía de siete piezas para mover. Aunque las reglas originales se desconocen, se piensa que cada participante debía lograr que sus piezas llegaran al otro extremo sin problemas, como en un ajedrez contemporáneo, pero con la salvedad de que este objeto no estaba dispuesto para el entretenimiento, sino para un ritual que representara y tuviera influjo en la vida del más allá de los involucrados.
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Cualquier juego de mesa que conozcamos en nuestros días puede ser tomado como un elemento cultural que, independientemente de sus fines recreativos, tenga un enfoque pedagógico que desarrolle conocimiento y aptitudes en sus usuarios; pero como hemos visto, esa finalidad tuvo mayor representación en los juegos de antaño y sus propósitos no estaban exclusivamente ligados a un buen momento, sino a una consciencia más amplia de lo vivido y el porvenir.
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Referencia:
Listverse