El colibrí es el ave más pequeña y colorida que habita el planeta, su especie más grande no rebasa los 21 cm. Además de su tamaño, cuenta con un sin fin de características que lo hacen una criatura única; su plumaje tornasol, su largo y delgado pico, sus 100 aleteos por segundo al volar, el latir de su diminuto corazón, su forma de alimentarse, su bélico y territorial espíritu, entre otros.
Los mayas solían relatar una leyenda que involucraba a esta diminuta especie, ellos decían que cuando los dioses crearon la tierra y todas sus maravillas; dieron vida a los árboles, flores, animales y humanos, a la par de su creación les otorgaban una responsabilidad y función en el ciclo de la vida. Esta fue una labor muy pesada, dejó a los dioses agotados mental y físicamente, tanto, que olvidaron crear un ser encargado de transportar y transmitir los pensamientos y deseos para poder compartirlos. Al darse cuenta que había olvidado asignar esta tarea tan importante, decidieron crear al colibrí.
Los dioses notaron que habían agotado los materiales de creación de animales; ya no había más barro ni maíz, pero encontraron un pequeño pedazo de jade, una de las piedras más valiosas, así que con ingenio y dedicación los dioses pulieron una forma de flecha para que siempre tuviera una trayectoria definida, al terminar, dieron un fuerte soplido para quitar todo el polvo y dar vuelo a su nueva creación, los ‘x ts’unu’um, en maya, conocidos popularmente como colibríes.
Los hombres quedaron maravillados con los múltiples y camaleónicos colores de las plumas de lo colibríes, pero su naturaleza de poder y dominio no estaba satisfecha con solo contemplarlos, deseaba atraparlos y usar su plumaje como una insignia de poder. Las deidades se dieron cuenta de esta conspiración, así que les hicieron saber a los hombres que aquel que robara un colibrí de los cielos sería severamente castigado con una condena a muerte y sin protección de los dioses.
Los dioses protegieron tanto a los colibríes, más que a otras creaciones, porque su libertad al volar significa la libertad de pensamiento. Los deseos, ideas y pensamientos deben volar y ser libres, no pertenecen a nadie, nadie debe matarlos, enjaularlos o encadenarlos.
Por eso, desde entonces hasta hoy, se dice que si ves a un colibrí, no debes intentar alcanzarlo o tocarlo. Si eres afortunado de este encuentro procura transmitirle tus mejores pensamientos y deseos, pero tampoco olvides que si un colibrí se atravesó en tu camino, no es únicamente para que envíes deseos, seguramente voló hasta ti para hacerte llegar algún deseo o pensamiento de amor o advertencia.
Los colibríes enfrentan el riesgo de extinción a causa de la deforestación, cambio climático, calentamiento global, químicos agrícolas y otros factores propios de los modernos sistemas de cultivo. Sólo en el continente Americano hay más de 300 especies de estas pequeñas aves, que tienen amplia variedad de tamaños. La más grande puede llegar a medir 21 centímetros y la más pequeña, entre las que se encuentran la “abeja’ o el “sunsún’ de Cuba, apenas alcanza 5 centímetros.
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