Una leyenda cuenta que no hace mucho, en la década de los 90, en una discoteca de Toluca un grupo de jóvenes sufrió un ataque de pánico al presenciar al mismísimo diablo, bailando sobre sus patas de cabra.
Antes de comenzar a relatar esta leyenda, es importante aclarar que en la última década del siglo pasado; los gloriosos y legendarios años noventa, una época en la cual no existían las redes sociales, el internet no era para uso personal y no era común llevar cámaras fotográficas o de video a eventos cotidianos, por lo cual fue imposible capturar pruebas sobre este mítico e impactante momento del cual solo queda el recuerdo de sus asistentes.
En esta época se comenzó a popularizar entre la juventud, un tipo de baile de pareja llamado la “quebradita”, que se disfrutaba con la música banda, típica del norte del país. Este baile causaba cierto revuelo y conmoción entre el sector más conservador de la población ya que para realizarlo las parejas debían pegar sus cuerpos demasiado mientras se contoneaban al unísono al ritmo de la música. Así que muchos establecimientos nocturnos fueron adaptándose a las demandas juveniles y montando pistas de bailes propias para realizar este baile, programando música banda y promocionando eventos de baile y música norteña. Uno de estos centros nocturnos en la ciudad de Toluca fue el popular Rodeo Santa Fe, ubicado en la avenida Alfredo del Mazo, a un costado de la entrada a San Lorenzo Tepaltitlán.
Foto: Iglesia de SatánGracias al éxito de la quebradita, el Rodeo Santa Fe era un punto muy concurrido entre la juventud mexiquense, se dice que se podían ver enormes filas de muchachas y jóvenes con muy buena presentación ansiosos de entrar al lugar a presumir sus mejores pasos de baile, hasta una noche, cuando sucedió algo que nadie ha podido explicar al día de hoy.
Cuenta la leyenda, que se trataba de una noche como cualquier otra, los asistentes de la discoteca bebían y bailaban en la pista de baile, mientras otros disfrutaban de la música y platicaban. Pero ,algunos asiduos asistentes, sobre todo mujeres, notaron la presencia de un hombre muy alto y musculoso, vestido de negro, con botas y sombrero.
Foto: DunaAl parecer, el enigmático hombre acudió solo al lugar, se mantuvo algunos minutos recargado en la barra de bebidas mientras observaba a las parejas bailando la popular danza inmoral. Al poco tiempo se dirigió hacia una bella dama sin compañía y la invitó a bailar, acto seguido esta pareja estaba dominando la pista de baile como dos bailarines profesionales.
Al calor de la música, el joven comenzó a bajar su manos para apretar la cintura de la mujer, ella se sintió incómoda ante el atrevimiento del desconocido, por lo cual se puso nerviosa, perdió el ritmo del baile y sin querer pisó una de las botas del misterioso hombre, en este momento se escuchó un grito de horror a lo lejos.
La muchacha, quien ya estaba nerviosa por toda la situación volteo al suelo por inercia y atemorizada descubrió la extremidad de su pareja de baile, el joven no tenía pies, tenía patas de cabra o de chivo, un signo inequívoco del demonio. El pánico se desató entre los asistentes ante este descubrimiento, a la par de que una falla eléctrica dejó sin iluminación al recinto por un par de segundos, cuando la electricidad se reactivó, notaron que la pareja de baile del hombre misterioso se encontraba sola e inconsciente en la pista de baile, por si fuera poco, un olor a azufre invadió el Rodeo Santa Fe. Nadie pudo explicar lo ocurrido, quienes asistieron a ese lugar y presenciaron la paranormal escena, recuerdan esta anécdota con terror.
El Rodeo Santa Fe perdió su popularidad y clientela hasta el punto de cerrar sus puertas para siempre. Nadie nunca pudo identificar a aquel misterioso hombre de negro mientras que la muchacha, se dice, jamás pudo despertar de estado de coma.
¿Conocías esta leyenda?
En portada: Blood, Bath and Beyond