“El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Sino, ésta establecerá un fin para la humanidad”.John Fitzgerald
Sabemos que la Historia está plagada de gente que pertenece a distintos bandos: los que hacen la guerra, los que quieren la paz; los que tienen poder, los que carecen de libertad; los que utilizan la fuerza, los que necesitan voluntad, etc.
Colocado en un vago rincón de la historia se encuentra Albert Goering, personaje cuya trascendencia resalta por su oposición al nazismo, a pesar de que su hermano, Hermman Goering, fungiera como uno de los gerifaltes del régimen encabezado por Adolf Hitler.
Bajo el padrinazgo del aristócrata Hermann von Epenstein, Albert transitó por los círculo más selectos desde pequeño, y fue miembro de hermandades y sociedades civiles y empresariales, por lo que se dedicó a los negocios, además fue un asiduo hombre de tertulias y admirador de las artes. Cuando Hitler ascendió al poder, comenzó a participar en las campañas en contra del gobierno del partido Nazi, motivo por el cual fue detenido por el comandante Victor Lutze bajo las órdenes del Reich, argumentando que las actividades realizadas por Albert habían llegado demasiado lejos.
“Siempre ha sido la antítesis de mí mismo”.
En tanto, Hermann Goering era considerado un héroe de guerra en Alemania; entre sus logros se encuentran 22 victorias como aviador y jefe del más famoso grupo de caza alemán de la Gran Guerra; además controló el Reichstag para Hitler, donde tuvo un poder absoluto y fundó la Luftwaffe, la aviación militar alemana.
Hermann y Albert nacieron en el seno de una familia aristócrata, teniendo un hermano mayor. Su padre, Heinrich, desarrolló una distinguida carrera diplomática como Cónsul de Alemania en África del sudoeste (la actual Namibia) y, posteriormente, en Haití, razón por la cual constantemente estaba alejado de su familia, y con el tiempo se convirtió en un solitario consumido por la melancolía; Franziska, ante la ausencia de su esposo, comenzó a relacionarse con un médico de renombre entre las clases más acomodadas, el doctor Hermann von Epenstein, quien estuvo con Fanny cuando nació el Goering que llevaría su nombre: Hermann, y después del nacimiento del tercero y más pequeño de los hijos, Albert, anunció que sería el padrino de toda la familia y que iba a acogerlos en uno de los castillos de su propiedad.
De estos acontecimientos surgió una serie de rumores acerca del origen de Albert, los cuales se intensificaron a medida que éste creció, pues el parecido físico con su padrino -medio judío- era evidente. “Albert tenía el mismo color castaño oscuro de ojos que Von Epenstein y la fisionomía típica de los centroeuropeos, mientras que su hermano Hermann era el heredero indudable de los penetrantes ojos azules y los rasgos arios de su madre”, destacaron algunas personas cercanas a la familia.
“Pese a ostentar el mismo apellido,
Albert experimentaba repulsión hacia Hermann
y sus ideales políticos”
Historias contrariasDe Albert se decía que era un niño tristón que prefería los libros y la seguridad de la vida en el hogar, mientras que Hermann era un chico rebelde, siempre a disgusto en los pupitres de los laterales de las aulas, quien por su carácter se vio a obligado a emigrar continuamente de internados.“Siempre ha sido la antítesis de mí mismo”, comentó el propio Hermann al doctor Leon Goldensohn, el psiquiatra norteamericano que lo entrevistó durante el juicio de Nuremberg por crímenes de guerra en 1946.
“No estaba interesado en nada que tuviera relación con la política o el ejército, yo sí. Era callado, solitario; a mí me gustan las multitudes y la compañía. Él era melancólico y pesimista; yo soy optimista”, reveló el jefe de la Luftwaffe.Pese a ostentar el mismo apellido, Albert experimentaba repulsión hacia Hermann y sus ideales políticos; se sentía traicionado como hermano y como representante de la familia Goering: “Tengo un hermano en Alemania que anda mezclado con ese cabrón de Hitler”, fue uno de los comentarios en contra de su hermano por su incorporación al régimen nazi, indicando además: “va a terminar mal si continúa por ese camino”.
Existía una “amnesia familiar” cuando ambos se encontraban: olvidaban los roces y platicaban de manera normal, desde los lazos más íntimos y familiares. Era como si el vínculo de la fraternidad despertara en Albert el perdón que le permitiera dejar, transitoriamente, a un lado la ira y la pena que le provocaba el régimen del que su hermano era un importante capitoste.
“Tengo un hermano en Alemania que anda mezclado
con ese cabrón de Hitler”.
Albert aprovechaba esta especie de pacto para su beneficio y el de otras personas. Esto lo dejó en evidencia la única hija de Hermann Goering, señalando que su tío logró sacar provecho de todo ello: “Cuando hacía falta la intervención de autoridades o altos cargos de mayor rango, tenía que contar con el apoyo de mi padre, que desde luego se lo daba”.Albert acudía frecuentemente al despacho de su hermano en Berlín para solicitar su mediación en favor de amigos judíos o de prisioneros políticos, apelando al ego de Hermann y a su sentido de deber con la familia.
A medida de que el más pequeño de los Goering iba haciendo gala de una audacia cada vez mayor en sus actividades clandestinas, crecía la montaña de informes de la Gestapo en su contra; en el transcurso de la guerra se emitieron cuatro órdenes de detención, pero nunca procedieron, su poderoso hermano siempre lo ayudó.
Tras el ingreso de los Aliados a territorio alemán y de la detención de Hermann, el peso del apellido Goering, que otrora le había servido a Albert para salvar a centenares de víctimas del nazismo, se había puesto en su contra; el hermano del líder nazi también fue capturado, purgando dos años en prisión hasta que fue liberado en 1947.
El alcance de su apellido al término de la guerra provocó que no pudiera conseguir trabajo, por lo que cayó en depresión, alcoholismo y, posteriormente, le fue infiel a su mujer, Mila -de origen checo-, quien le pidió el divorcio y se llevó a Perú a la única hija de ambos, Elizabeth; él nunca volvió a saber de su familia.
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto que dejó marcada la Historia de la Humanidad. No cabe duda que cada día se conocen más detalles de la vida de los personajes involucrados y de las consecuencias que tuvieron sus actos; piezas que arman el rompecabezas de la memoria colectiva.
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Aprender sobre la Historia nos da la oportunidad de no cometer los mismos errores, pero también la de aprender e inspirarnos con las anécdotas de personajes valientes que lucharon en contra de las injusticias, por esa razón te compartimos los nombres de las Heroínas de la Segunda Guerra Mundial de las que nunca habías escuchado hablar.
