«Ser libre es no tener miedo»
Nina Simone.
En el 2020, una mujer aparecerá por primera vez en los billetes estadounidenses de 20 dólares, lo más significativo es que se trata de una mujer de raza negra. Su nombre es Harriet Tubman, una esclava activista que entregó su vida a la lucha por la igualdad de razas y la obtención de derechos civiles de las mujeres. Es recordada por llevar a cientos de esclavos a la libertad, a través de una elaborada red secreta de ferrocarriles subterráneos.
Nacida de padres esclavos en Maryland, originalmente fue llamada Araminta Ross. Al tener la condición de esclava, la violencia física se volvió parte de su cotidianidad. En ocasiones era azotada cinco veces antes del desayuno sin motivo, o fuertemente castigada si alguno de sus familiares o compañeros desobedecía. Debido a los golpes recibidos en su juventud, sufrió convulsiones, dolores de cabeza severos y episodios de narcolepsia el resto de su vida.
En 1844, Araminta se casó con un hombre llamado John Tubman, pero del matrimonio no nacieron hijos porque ella no quería que se volvieran esclavos al nacer, pues ser esclava y tener descendencia implicaba que los niños se volvieran automáticamente propiedad de los dueños, quienes podían ponerlos en venta. Fue durante la época de su matrimonio que Araminta cambió su nombre por Harriet, en honor a su madre.
Cinco años más tarde y luego de la muerte de su casero, Harriet decidió escapar y huyó de Maryland con sus dos hermanos, Ben y Henry, pero a los pocos días ellos se arrepintieron y volvieron a la plantación. Harriet huyó en solitario a través de un sistema secreto de ferrocarriles subterráneos en el que viajó más de 90 millas. Fue después de ese recorrido que decidió encontrar la forma de rescatar a su familia y a otros esclavos.
En 1850, Tubman se enteró que su prima y sus dos sobrinos serían puestos a la venta en una subasta en Baltimore, por lo que viajó a través del ferrocarril hasta Maryland y ayudó a la familia a huir. Ese fue el primero de decenas de viajes que realizaría para poner esclavos en libertad, por lo que fue apodada «Moisés». Con el tiempo liberó a sus padres, hermanos y cerca de 80 personas más. El único que se negó a escapar fue el ex marido de Harriet, John, quien decidió quedarse con su nueva esposa.
Poco tiempo después se aprobó la Ley de Esclavos Fugitivos, que establecía que todos aquellos que hubieran escapado podían ser recapturados por la policía, por lo que Tubman y otros activistas formaron parte de la creación de un nuevo ferrocarril que se dirigiría a Canadá, donde la esclavitud estaba prohibida. En 1850, ella llevó a un grupo de 11 personas hacia dicho país.
Durante la Guerra Civil en Estados Unidos, Tubman realizó funciones como enfermera y cocinera, también se convirtió en espía y dirigió una expedición secreta en la que puso en libertad a más de 700 esclavos de Carolina del Sur.
A principios de 1859, Tubman recibió por sus labores un pequeño terreno a las afueras de Auburn, Nueva York. Diez años más tarde contrajo matrimonio con un veterano de guerra con quien adoptó a una niña llamada Gertie.
A pesar de su fama, Harriet tuvo muchos problemas económicos, por lo que sus amigos recaudaban fondos para ayudarla, incluso una admiradora llamada Sarah Bradford escribió un libro llamado “Escenas de la vida de Harriet Tubman”, cuyas recaudaciones eran destinadas a la activista y a su familia.
En 1903, Tubman donó parte de su terreno a la Iglesia Episcopal Metodista Africana en Auburn, y también abrió un hogar de ancianos en 1908.
Debido a las lesiones que sufrió por los golpes en su juventud, tuvo que someterse a una cirugía cerebral en Boston y a su regreso vivió en la casa de reposo que llevaba su nombre. Murió de neumonía en 1913 y fue enterrada con honores en el cementerio de Fort Hill en Auburn.
Hay una estatua en su honor, hecha por la artista Alison Saar en Harlem.
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