Los nazis no sólo son responsables de la búsqueda del exterminio judío en toda Europa, también lo son de los experimentos médicos más crueles y la pérdida de un gran patrimonio artístico y literario. Adolfo Hitler tenía gran interés en el mundo del arte. Antes de su faceta política, incursionó en el mundo del arte, sin embargo, sus obras eran realistas, por lo que ya nadie estaba interesado en sus pinturas, pues las vanguardias modernistas eran las que se imponían en Europa. Quizás este descontento del líder del Tercer Reich ocasionó que los nazis robaron piezas artísticas y quemaron algunos retablos de arte moderno.
Los nazis robaron más de un millón de piezas de arte en toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial, lo que puede ser clasificado como el mayor robo de la historia. El atraco fue liderado por el filósofo nazi Alfred Rosenberg, quien creó el Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg (Fuerza Especial Rosenberg). Este instituto fue creado con la finalidad de saquear las colecciones de arte, así como las bibliotecas y archivos judíos de toda Europa.
Cuando Estados Unidos tomó la delantera en la guerra, el marino George Stout le propuso al presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt la creación del programa de Monumentos, Bellas Artes y archivos (MFAA). Éste buscaría proteger los tesoros culturales ante el inminente desastre que provocaría la guerra y devolvería las obras robadas a los propietarios legítimos.
Aquellos que se encargaron de realizar esta tarea fueron nombrados los Monuments Men, quienes rastrearon por todos los países europeos el arte saqueado. Fueron 345 hombres y mujeres de 13 países los que por un largo periodo de tiempo se encargaron de volver a establecer el orden de compra-venta de los grandes coleccionistas. El General Eisenhower ordenó a sus fuerzas militares asistir al grupo como pudieran y que no interfiriera con sus deberes.
De este modo, el grupo de personas que conformaron el programa, navegaron junto al ejército desde el desembarco de Normandía. La labor fue la de localizar obras artísticas al tiempo que evitaban el bombardeo enemigo. En ese viaje, la tripulación encontró el lugar más preciado del Tercer Reich.
Un complejo subterráneo de 138 túneles con un enorme almacén bajo tierra servía de almacén. En él habían grandes obras de la historia del arte como La Virgen de Brujas de Miguel Ángel, el Retablo de Gante de Jan Van Eyck o El astrónomo de Vermeer. Otros sitios como las minas de Merkers y Bertenrode o el castillo de Neuschwanstein también fueron descubiertos por el grupo de rescatistas.
Las colecciones eran encontradas en lugares a veces inhóspitos como minas de sal y túneles subterráneos. Muchas obras fueron devueltas a sus dueños judíos o entregadas a instituciones museísticas. El MFAA encontró mil 500 depósitos ocultos después de la guerra, así como artículos legítimamente resguardados para su custodia.
Los Monuments Men fueron asesinados en la línea del deber en marzo y abril de 1945. El MFAA se disolvió en 1946 cuando el Departamento de Estado asumió sus funciones.
A pesar de la labor de los Monuments Men, los nazis destruyeron gran parte de las obras de arte pertenecientes a las vanguardias. Los nazis se referían a las obras de las vanguardias como “arte degenerado”; saquearon los museos alemanes para después exhibir las obras y que la población pudiera burlarse de lo que los pintores calificaban como arte.
Acompañando a los libros, el 10 de mayo de 1933, muchas piezas de arte fueron quemadas. Después de este acontecimiento, el ministro de propaganda Joseph Goebbels organizó la implementación de la Comisión para la Explotación del Arte degenerado.
En la actualidad, continúa la búsqueda de arte robado. En noviembre de 2013, la Fiscalía de Munich encontró más de mil 400 obras de arte de Picasso, Matisse y Chagall en manos de Cornelius Gurlitt, hijo de Hildebrant, comerciante de arte que trabajo bajo las órdenes de Goebbels.
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Referencia:
mashable