La herencia prehispánica es tan basta que aún existen un sinfín de hallazgos por descubrir, tal es el caso de la tumba del Uey tlahtoani Ahuízotl, descubierta en el Templo Mayor en el corazón de la Ciudad de México.
Ahuízotl
Ahuízotl en náhuatl significa “espinas de río”, fue el octavo tlatoani de la Gran Tenochtitlán, su gobierno abarcó el periodo de 1486 hasta su muerte en 1502, un imperio mexica que abarcaba la mayor parte del centro y sur de México, de costa a costa. Se le recuerda como un respetado líder religioso, además de un gran guerrero y conquistador. Fue él mismo quien ordenó la construcción del acueducto de Tenochtitlán a Coyoacán y también inauguró el Gran Teocalli del Templo Mayor en 1487. Su sucesor fue su sobrino, Moctezuma Xocoyotzin, quien, en el año de 1519, se enfrentó al conquistador Hernán Cortés.
Como un símbolo de victoria de los españoles ante los mexicas, cientos de escrituras e información etnográfica fueron quemadas, además por supuesto de la edificación de la ciudad colonial encima de Tenochtitlán. Motivos por los cuales el estudio de la historia prehispánica ha sido sumamente complicado.
Foto: Science Source
Su tumba
Según especialistas del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH), era muy probable que los restos de este gobernante se encontraran muy cerca del Templo Mayor, ya que, según algunos cronistas, «hubo una gran ceremonia tras la muerte de Ahuízotl, y sus restos quedaron depositados, junto con muchas ofrendas, frente al Templo Mayor».
Foto: Local MxEsto se confirmó en octubre del año 2006, cuando un equipo de investigadores que trabajaban cerca del Templo Mayor, específicamente entre las calles de Argentina y Guatemala del Centro Histórico, encontraron un monolito de piedra que pesaba más de 12 toneladas y media aproximadamente 4 metros cuadrados, con un espesor de 40 centímetros, en este se podía apreciar la representación de Tlaltecuhtli, diosa mexica de la Tierra, quien representa el sacrificio y la renovación. En este monolito se distingue que la mano derecha de la diosa sujeta un conejo con diez puntos, la representación azteca del año 1502, año en que murió el Tlatoani Ahuizotl. Ésta es la tumba del último gobernante mexica en ser enterrado de acuerdo a los rituales tradicionales antes de la llegada de los conquistadores españoles; por lo tanto sería la primera vez que los investigadores tienen oportunidad para estudiar a una tumba del centro de México.
Ante este hallazgo los especialistas tuvieron que trabajar con mucha dedicación y cuidado, ya que el nivel freático es muy alto en esa zona, además de que existen múltiples vestigios de ofrendas de procedencia aún desconocida, las cuales también deben documentarse con el mismo nivel de cuidado. Por ejemplo, en el año 2019 de esta manera se encontraron ofrendas de los mexicas al dios Huitzilopochtli compuestas por huesos humanos, objetos de oro, piedras, conchas y caracoles.
Foto: National Geographic
Gracias a este tipo de descubrimientos los investigadores del INAH pueden precisar sus teorías así como abrir nuevas líneas de investigación para seguir nutriendo el inagotable legado cultural e histórico que cuenta la historia de México.
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