Una nube roja. La cabeza del presidente de los Estados Unidos de América chicotea hacia delante y con violencia se inclina hacia atrás casi en le mismo instante en la que la bala entra y sale de su cráneo. John F. Kennedy ha sido asesinado y el misterio de su muerte se instalará en el imaginario estadounidense por al menos cinco décadas.
Al lado izquierdo del carro viaja una muy sonriente Jackie Kennedy que en seguida cambia de expresión, abraza y trata de reanimar a su esposo muerto. La escena icónica, congelada en video, sigue, y uno de los guardaespaldas del expresidente sube ayudado por Jackie a la cajuela del coche que aumenta la velocidad y desaparece de la toma.
El color de la nube de sangre que empaña el aire es parecido al color del vestido de la primera dama. Dicho traje también se volverá icónico a partir de ese instante. En realidad, todo lo relacionado con esa pareja será materia de historia, mitos y fabulaciones que aún hoy siguen reproduciéndose y desentrañando aquellos turbulentos años presidenciales de 1961 a 1963.
John F. Kennedy y Jacqueline Lee Bouvier Onassis se casaron en 1952 en Rhode Island, en una ceremonia con más de 1,000 invitados. Durante más de 10 años fueron y representaron el papel de la pareja con más glamour y carisma, que mejor encarnaba la concretización del sueño americano.
Sin embargo, debajo de esa simulada perfección, existían conflictos que resolvían mediante infidelidades mutuas. Uno de los amigos íntimos de la pareja, Gore Vidal, contó en sus memorias que ambos eran personas muy sexuales y que de alguna manera, en lugar de complementarse, competían.
Después del asesinato del presidente, a Jackie se le envolvió en un aura de santidad que con los años se fue deslavando. Sin embargo, su amigo Truman Capote escribió de ella que antes de casarse con Kennedy había tenido al menos cinco parejas sexuales: “La virginidad era algo de lo que quería librarse lo antes posible”.
Jackie había tenido una envidiable y agitada vida nocturna desde sus años en los que estudió en La Sorbona en París. Así que cuando oyó los rumores que emparentaban sexualmente a sus esposo con mujeres como Marylin Monroe, la periodista Judith Campbell o la secretaria Mimi Alfrod, su reacción no fue de sumisión, al contrario.
Queda constancia de sus amantes en su biografía “Jacqueline Kennedy Onassis: A Life Beyond Her Wildest Dreams” (2014) de los periodistas Darwin Porter y Danfoth Prince. Donde se puede leer sobre su esposo: “Sabía que las mujeres no lo consideraban un gran amante. Realmente no lo era. Quería algo rápido para volver al teléfono a hablar con algún político. Cuando teníamos sexo, él inmediatamente se daba vuelta y se dormía. Entonces yo me quedaba escuchando sus ronquidos, casi llorando por mi falta de satisfacción como mujer”.
Entre las personas con las que tuvo affaires están los actores Marlon Brando, Paul Newman, Warren Beatty, Gregory Peck y el cantante Frank Sinatra. El primero de esta lista escribió en su autobiografía: “Ella esperaba que yo la llevara a la cama, pero como yo no hacía nada, tomó el asunto en sus propias manos y me hizo la pregunta mágica: ‘¿Quieres pasar la noche conmigo?’. ‘Pensé que nunca me lo preguntarías’, le contesté”.
Después de muerto su esposo, sus amantes se volvieron los dos hermanos de éste: Ted y Bob. Su compromiso con el magnate Aristóteles Onassis no impidió que ella siguiera disfrutando con otros compañeros sexuales durante toda su vida.
Lo que no pudo llevar acabo junto a sus esposo, lo buscó y encontró ella sola: Jackie Kennedy, el sueño americano de la libertad sexual.
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Para saber más de esta mujer que no permitió que su deseo fuera oprimido, puedes ingresar a: ‘Jackie Kennedy, la dama de las artes’. Para conocer la historia detrás de este artículo conoce ‘La mujer que perdió la virginidad con John F. Kennedy’.
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Fuentes:
Quién
Clarín
Infobae
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