Antonio López de Santa Anna es uno de los personajes más excéntricos y controversiales en la historia de México, recordado por haber vendido prácticamente más de la mitad del territorio mexicano y obligar a los pobladores de México a rendirle tributo a su pierna.
Su Alteza Serenísima, como al dictador le gustaba que le llamaran, entre sus muchas locuras, en alguna ocasión también inundó las fuentes que adornan la Alameda Central con aquel jugo de manzana fermentado y efervescente: la sidra, así es, llenó las fuentes de sidra.
Foto: ABC
Por las calles de la Ciudad de México han transitado diversos mitos e historias, algunos documentados, otros que han perdido valor o veracidad debido a la tradición oral, esta anécdota es uno de ellos. Un capítulo de la Ciudad de México en el cual sus calles eran magnánimas, elegantes, prosperas y abundantes.
Se dice que fue en el año de 1846, cuando Estado Unidos declaró la guerra a México, por lo cual se vivieron varias batallas e intentos de invasiones en el territorio mexicano; en alguna victoria mexicana, Santa Anna quien en ese entonces era presidente, decidió celebrar a lo grande en las calles de la Ciudad de México.
Foto: Timeout
Según dicen, fue una celebración inédita; dicen que el mandatario mandó vaciar las fuentes que se encontraban en las cuatro esquinas del parque de la Alameda Central, sobre avenida Juárez, a un costado del Palacio de Bellas Artes. Una vez vacías, el mandatario ordenó que llenaran sus depósitos y canales con incontables litros de sidra, aunque la memoria colectiva dice que también pudo haber sido ponche, lo que se sabe es que la gente bebió hasta saciarse y algunos hasta desvanecerse en las calles aledañas al Centro Histórico.
Los historiadores justifican esta anécdota con la personalidad fuera de lo común del mandatario López de Santa Anna y su deseo por convertir a la Ciudad de México como símbolo de efervescencia sobre lo que sucedía en México. Quién diría que Santa Anna terminaría entregando más de la mitad del territorio a los estadounidenses.
Foto: Wikimedia Commons
Sin embargo, resulta hilarante pensar en la gran fiesta que se vivió esa noche en la Ciudad de México con sus embriagados habitantes ante una victoria al país más poderoso del mundo, Estados Unidos.
¿Te imaginas que algo así sucediera en la actualidad?
En portada: Mexico Desconocido
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