En más de una ocasión hemos escuchado que una mujer es fuerte como el roble. ¿Te has preguntado de dónde viene esta asociación? o ¿Por qué las brujas siempre aparecen en los cuentos, como mujeres feas que viven en los bosques?
Robert Graves, escritor británico, se dedicó al estudio del mito poético de la Europa mediterránea y septentrional; donde encontró referencias a un lenguaje creado por la Diosa Blanca, que data de la era paleolítica. En aquel tiempo, la poesía tenía la función de enseñar al hombre el respeto por sus semejantes y la naturaleza; así que toda creación estaba vinculada con los ciclos naturales de la vida y la muerte. Hablaban de la la luna y el sol, mujer y hombre; y sus ciclos.
Esos poetas antiguos eran sacerdotes y cantores; las personas que transcribían los dictados de la Diosa Blanca, una mujer que describen esbelta, de nariz ganchuda, rostro blanco, labios rojos, ojos azules y una larga cabellera rubia. La diosa se transforma en cerda, yegua, perra, zorra, burra, comadreja, serpiente, lechuza, loba, tigresa, sirena o bruja; es un ser guardián y creadora de la tierra.
Sus protegidos eran poseedores de conocimiento y comprensión del mundo que los acogía, así el lenguaje céltico, de aquel origen perdido, era el de los árboles que significan letras.
Incluso la palabra inglesa book, tan conocida en el mundo cotidiano, proviene de una palabra gótica que significa letras, relacionada con la palabra alemana buchstabe, que etimológicamente viene del vocablo beech, o ‘haya’ porque las tabletas para escribir eran de esa madera.
Según el Alfabeto de los Árboles, lista creada por Roderick O’Flaherty, citado por Robert Graves, está compuesta por cinco vocales, cada letra es la inicial del nombre del árbol:
B por Beth: El primer árbol es el abedul, sus ramas se endurecen hasta muy avanzado el año y son usadas en el ritual de expulsión de los espíritus del año viejo. Es el árbol del comienzo, pues es el primero en echar nuevas hojas en el bosque.
L por Luis: El segundo árbol es el fresno silvestre, el árbol de la vida, de frutos rojos. Se usaba para la adivinación; su florecimiento es del 21 de enero al 17 de febrero y durante éste periodo el día de la fiesta céltica de Imbolc, el primero de los cuatro días en que comienzan las estaciones del año, con la primavera.
N por Nion: El tercer árbol es el fresno, consagrado a Poseidón, su tala en el año 665 representó el triunfo del cristianismo. Simboliza el renacimiento, es el árbol del poder que reside en el agua y sus fechas de florecimiento son del 18 de febrero al 17 de marzo.
F por Fearn: El cuarto árbol es el Aliso, árbol de Bran, resistente al agua. El aliso da tres tintes: el rojo con su corteza, el verde con las flores y el pardo con las ramas; que simbolizan el fuego, el agua y la tierra. Es el árbol de la resurrección, sus brotes forman un espiral. Sus fechas de florecimiento son del 18 de marzo al 14 de abril, periodo en que el sol de la primavera seca las inundaciones invernales. Incluye el equinoccio de primavera, cuando los días se hacen más largos que las noches.
S por Saille: El quinto árbol es el sauce, en Grecia estaba consagrado a Hécate, Circe, Hera y Perséfone. Es la madera de la escoba de las brujas, el árbol del agua y del encantamiento; el cinco, simbolizado en él, es el número consagrado a Minerva, la diosa luna romana. En sus ramas descansa el torcecuello o pájaro serpiente; ave migratoria que come hormigas y sus fechas son del 15 de abril al 12 de mayo.
Así Graves ve en las letras de los árboles un calendario de magia, legado a nosotros desde los antiguos druidas, traducido directamente por los poetas de la Diosa Blanca y asociado con las brujas para desestimarlo.
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