Seguro te resulta más familiar la palabra eutanasia, que significa “buena muerte”, pero no tanto el término suicidio asistido. El diccionario de la Real Academia Española define la eutanasia como la intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura; muerte sin sufrimiento físico. Por otro lado, el suicidio asistido por médicos —a menudo referido como PAD o PAS por sus siglas en inglés: Physician-Assisted Death o Physician Assisted Suicide— define el acto por el cual una persona que quiere morir solicita ayuda para lograrlo, y ésta la recibe.
El instituto de investigación de bioética The Hasting Center, define PAD como una práctica en la que un enfermo terminal o paciente que sufre, decide terminar con su vida y el médico le facilita un medicamento potencialmente letal para su cometido. A esta práctica también se le conoce como suicidio asistido: médico que ayuda a morir o paciente dirigido a muerte precipitada.
Antes de continuar, te compartimos un par de términos y vocabulario para entender la diferencia entre eutanasia y suicidio asistido:
Un poco de historia
En algunas sociedades antiguas, la eutanasia ya se practicaba. Y aunque se dice que es una violación a los principios morales judeo-cristianos, desde hace años que se debate su aprobación —si no moral, al menos legal—.
En la mayor parte de los países donde se practica PAS, uno de los requerimientos es que se trate de un paciente terminal y con previa prescripción médica que lo certifique como tal; sin embargo, existen otros países como Suiza, en el que se practica el suicidio asistido desde hace más de 70 años; además, desde 2006 es legal para cualquier persona con pleno uso de sus facultades mentales —independiente de si es un enfermo terminal o no— tomar decisiones sobre su muerte.
El primer Estado en legalizar la “muerte con dignidad” fue Oregon, en 1995; a partir de esto, algunos estados de distintos países, incluso México, intentan legitimarlo. La eutanasia voluntaria fue legalizada por vez primera en 1995 en el Territorio Norte de Australia y el primer caso legal de suicidio asistido por médico fue en septiembre de 1996 en ese país. En ese caso, un médico ayudó a un paciente de cáncer a determinar el momento de su muerte mediante la instalación de una jeringa automatizada por computadora que contenía drogas letales y que el paciente podía activar cuando éste así lo quisiera.
Ayudando a morir: algunas perspectivas
Una de las cosas que siempre será tema de discusión al hablar sobre eutanasia o suicidio asistido, es si la eutanasia —independiente de si es voluntaria o involuntaria— es comparable con el asesinato o el suicidio. Esto es si la decisión de morir es voluntaria, entonces la persona que decide morir se convierte en suicida y la persona que asiste a la petición es un asesino o un cómplice.
Otro aspecto que vale la pena mantener claro es que el médico nunca ha de decidir cuándo quitar la vida de un paciente; mejor dicho, los médicos no han de ser prescriptores de la muerte, sino hacer que el paciente tenga una vida que valga la pena vivir, aliviar su dolor y hacerlos sentirse valorados. De esa manera, podría evitarse la sensación de una vida miserable —física o mental— y, en consecuencia, evitar el deseo de querer morir, como lo sostiene la filósofa Radcliffe-Richards, investigadora especialista en bioética.
Supongamos que has decidido quitarte la vida —indistinto si eres enfermo terminal o no— y elegiste una muerte asistida por médico. ¿Estás seguro de que la muerte que tendrás será una digna? ¿Cómo estás seguro de que en realidad morirás sin dolor alguno? La duda y un tanto más preocupante la respuesta, podría ser muy aterradora. Dado que hasta la fecha no es posible revivir muertos a los que se pueda preguntar si sufrieron o no al morir con dicha práctica, sería bueno asegurar que tu muerte no doliera.
¿Cuánto me cuesta morir a voluntad?
Los medicamentos usados en un procedimiento de PAS son usualmente barbitúricos. En tal proceder, el paciente toma un medicamento antináuseas seguido de la ingesta de píldoras de secobarbital; otra práctica común es una sobredosis de pentobarbital.
En cualquiera de las dos vías, lo que sucede al ingerir la droga letal es una suspensión del funcionamiento normal del sistema nervioso central que lo abate. Minutos después de la ingesta, el paciente dirigido a muerte precipitada queda dormido, entra en coma y su respiración se vuelve cada vez más lenta hasta que deja de hacerlo. La duración de un procedimiento normal de PAS es de unos 40 a 60 minutos; y quizá un poco más si tienes la inseguridad de comenzar con el proceso.
Los costos son diversos y están en función del tipo de medicamento y su disponibilidad —que sea legal—, así como del protocolo a emplear. Algunas industrias farmacéuticas ponen a disposición las drogas letales como el secobarbital por la módica cantidad de tres a cinco mil dólares; el pentobarbital líquido alcanza un precio entre unos 15 a 25 mil dólares; una opción más económica de pentobarbital en polvo se encuentra disponible por unos 400 a 500 dólares.
No obstante, en Suiza un protocolo de muerte asistida completo varia su costo según de la clínica a la que se asista, y pude ir desde los 800 euros hasta los 10 a 10.5 mil euros —casi un cuarto de millón de pesos—, cuyo costo aumenta si se incluyen servicios funerarios.
¿A favor o en contra?
El debate sobre la muerte asistida o la eutanasia siempre tendrán argumentos en contra y a favor. La formación e ideología de los debatientes y los escuchas determinarán en gran medida su inclinación hacia uno u otro lado. Cada decisión personal es respetable —resulta complejo entender muchas de ellas—; pero morir no debería ser una petición o una demanda de ningún miembro de la sociedad, eso habla de un bienestar carente y principios morales y sociales con malas bases. No estoy condenando la decisión, libertad, ni principios legales que lo sustentan, pero creo que la vida tiene un sinfín de hermosas bondades en su naturaleza y en su sociedad que vale la pena vivir. Por otro lado, tengo claro que existen entendimientos que van más allá de las trivialidades y respeto decisiones tan abruptas como la del suicidio asistido. Así como uno no decide nacer —aunque seguro estoy que existen algunas posturas e ideologías que sostienen que así es— y no es criticado cuando sucede, la inclinación hacia una muerte asistida no habría de ser tan condenada.
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¿Por qué es una agonía morir cuando se ha decidido? Aquí te lo compartimos.
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Referencias
Holden, C. 1989. Monkey Euthanasia Stalled by Activists. Science. 244 (4911), 1437
Richards, J.R. 1995. Euthanasia: Should anyone be denied the freedom to commit suicide? Nature Med. 1(3), 618-20