Al escuchar el término estafa, la imaginación de un sinnúmero de personas crea una imagen mental de personajes que aprovecharon las normas del sistema para engañar exitosamente a otros. Más que decepción o enojo, las estafas que involucran estratosféricas sumas de dinero de por medio son aplaudidas por el gran público en un mundo más desigual que nunca: los individuos que llevan a perder millones de dólares a bancos, multimillonarios y corredores de bolsa son reconocidos por valores tan deseables en la sociedad actual como la inteligencia, astucia y el desprecio a las leyes establecidas, características que el papel de un villano exige en la contemporaneidad.
Estos personajes demuestran su ingenio para conseguir librarse de la rigidez de las absurdas leyes de la sociedad y sólo los amantes del orden, carentes de una visión crítica podrían reprochar un caso atípico aludiendo al estado de derecho y el “imperio de la ley”; no obstante, gozan de un efecto Robin Hood que en vez de colocarlos en la decadencia moral de la villanía, los encumbra como mentes maestras.
Pero, ¿qué hay de las personas que en vez de desafiar las absurdas normas de la sociedad, se enfrentan con los valores que comparte la mayoría y traicionan la confianza depositada en ellos, misma que los levantó al status de leyendas y ahora se derrumba como un fraude que aparece más visible con el paso de los años? Éstos son los casos que más dolor, enojo y decepción causaron al mundo:
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Victor Lustig
El checo pasó a la historia como el hombre que vendió la Torre Eiffel no una, sino un par de veces. Lustig llegó a París en 1925 y aprovechó el momento de austeridad de la economía francesa y la molestia generalizada de los parisinos por el gasto que suponía el mantenimiento del que ahora es emblema de la ciudad. Lustig se disfrazó de un representante del ayuntamiento de la Ciudad Luz y reunió a un grupo de inversores en un hotel de París.
Explicando la “inminente” demolición de la torre, escuchó todas las ofertas por las 7 mil toneladas de hierro, aunque su objetivo real no era el precio del metal, sino los sobornos para que las propuestas fueran escuchadas. Cuatro meses después realizó la misma operación con éxito, hasta que fue detenido en Nueva York en 1938.
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Konrad Kaju
En 1983, el diario alemán Stern sacó a la luz una colección inédita que daría más luz sobre la oscura vida del dictador más famoso de la historia, Adolf Hitler. Orgulloso de sus fuentes, el rotativo germano aumentó sus ventas basado en los increíbles relatos del jefe del Tercer Reich. El periodista Gerd Heidermann se encargó de la negociación entre el poseedor, Kaju y el Stern. De forma inexplicable, los documentos pasaron distintas pruebas de autenticidad entre los mejores expertos de la Segunda Guerra Mundial y el periódico continuó emitiendo cada semana pequeños extractos que lo llevaron a la fama.
Dos semanas después de anunciar en conferencia de prensa la originalidad de los diarios, un examen forense determinó que ni la tinta, el papel, las huellas dactilares ni el material de elaboración de los cuadernos correspondían a las técnicas de mediados del siglo XX y el desgaste era mínimo comparado con documentos oficiales de entonces. El escándalo llevó a Kaju y Heidermann a la cárcel y en el Stern corrieron cabezas editoriales por el fallo.
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L. Ron Hubbard
Hubbard era un escritor de ciencia ficción poco conocido que trataba de hacer válido el sueño americano y al mismo tiempo, vivir de sus historias y los relatos que escribía. En 1950, publicó un texto de autoayuda con lecciones de filosofía personal rebuscadas y basadas en las religiones existentes. Dos años después y gracias al éxito de su texto, Hubbard fundó un grupo de autoayuda y a su mente vino una idea tan mala como inesperadamente brillante: utilizando sus antiguos relatos, Ron fundó la Iglesia de la Cienciología y creó todo un culto con su propia cosmovisión, génesis y tratamiento espiritual.
En la actualidad, la Cienciología es un culto exento de impuestos, establecido en más de treinta países y con ingresos de miles de millones de dólares. A pesar de que los textos sagrados se basan únicamente en su imaginación, los misterios del modelo de ascensión dependiendo del pago del creyente constituyen un sistema piramidal que se conforma como la estafa más brillante del mundo actual.
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Fabrice Morvan y Rob Pilatus
Durante 1988, dos bailarines decidieron unir su talento y trabajar conjuntamente en una agrupación pop con sonidos explosivos y estilizados. Después de conseguir financiamiento y un sello discográfico para grabar su primer álbum, Morvan y Pilatus saltaron a la fama en los Estados Unidos bajo el nombre de Milli Vanilli. Sus primeros sencillos, encumbrando su popularidad en Alemania y el Reino Unido, países donde fueron número uno con temas como “Baby Don’t Forget My Number”.
Después de dos frenéticos años donde consiguieron firmar contratos millonarios y una gira estadounidense, su marcado acento alemán, el desinterés y desconocimiento musical mostrado en las entrevistas y una falla en la pista durante su concierto en Connecticut ocasionó que la gran mentira saliera a la luz: el 12 de noviembre de 1990 el autor intelectual y productor de la banda, Frank Farian, confesó que Fabrice y Rob sólo prestaban su físico para mover los labios durante sus presentaciones y los discos eran grabados por otros cantantes.
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Lance Armstrong
El ciclista estadounidense no solamente se convirtió en una leyenda del deporte al conquistar en siete ocasiones Le Tour de France y una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, su figura se alzó como fuente de inspiración para miles de millones de personas después de vencer al cáncer y alzarse como multicampeón en su disciplina.
Sin embargo, el rumor que circulaba desde 2001 se comprobó en 2012: la Agencia Antidopaje de Estados Unidos lo acusó de dopaje sistemático luego de coincidir en distintas pruebas con el uso de sustancias prohibidas. El mito se cayó a pedazos y las campañas que precedía, sus patrocinadores, el apoyo de organizaciones sin ánimo de lucro y del deporte en general le dio la espalda ante la decepción.
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Conoce la excepción a estos casos, los instantes en la historia en que la sociedad indulta a quien los defraudó y a pesar de su engaño, siguen creyendo en sus palabras, lee “5 personas exitosas que descubrimos son un fraude y no nos importó” para saber de quiénes se trata. ¿Alguna vez has sentido que careces del suficiente ojo artístico para juzgar una instalación contemporánea?
Después de saber cuáles fueron los “5 momentos en los que el arte contemporáneo nos demostró que es una estafa ridícula”, posiblemente puedas dilucidar tus dudas al respecto.
