True love lives in haunted attics.
‘True Love Waits’
El 12 de octubre de 1978, alguien hizo una llamada desde el Hotel Chelsea hacia el número de emergencias. Una mujer había sido posiblemente atacada por su novio en una habitación, causando ruido que molestó a los demás residentes (aunque la categoría de dicho hotel había caído a lo largo de los años). La mujer había conocido a su novio John Ritchie dos años previos a su muerte en algún lugar de la escena inglesa del punk.Cuando la joven conoció a John, todos intentaban alejarla de él, decían que era una borracha, drogadicta y que simplemente su nombre significaba “problemas”. John era un joven muy susceptible y lentamente cayó en su juego. El mejor amigo de Ritchie (que también se llamaba John) lamentó haber dejado que ambos formaran una relación, pues eso significaría el final de su amistad de alguna forma.Ambos jóvenes drogadictos comenzaron una relación y debido a que todos estaban en contra de que estuvieran juntos, llegaron a la conclusión de que era un amor intenso, porque nadie más podía entenderlo. Pero todos sabían el problema que implicaba relacionar a una mujer adicta a la heroína con un chico demasiado influenciable: uno de los dos moriría eventualmente.
El amor de ambos funcionaba de una manera enfermiza. Se golpeaban, insultaban y gritaban cuando no tenían heroína, y cuando lograban conseguirla, se quedaban quietos por horas mientras miraban la televisión. Cuando la banda John se desintegró, lo único que le quedaba era ella: la sucia, fea, desaliñada y horrenda Nancy Spungen. Nadie sabe realmente qué sucedió esa noche de octubre, algunos piensan que Nancy se enterró un cuchillo, pero el dueño de éste era John. Ritchie fue acusado de asesinato en segundo grado y fue puesto en libertad bajo fianza. Meses después, John (o Sid, como lo llamaban todos) murió de una sobredosis de heroína. No tenemos la certeza de que el amor de Sid y Nancy haya sido más débil o de menor importancia que cualquier otro. Ambos eran personas que al encontrarse solos en el mundo, se apoyaron para seguir adelante. La tragedia llegó cuando recordamos que era una mezcla peligrosa de personas. Durante toda la historia han existido este tipo de amores, que suelen tener finales trágicos o que por su fuerza marcaron un momento en la cultura popular. Esto no sólo es cosa de un mundo moderno.
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Cleopatra y Marco Antonio


Durante los disturbios en la República Romana, la emperatriz egipcia Cleopatra conoció al general Marco Antonio, quien ya estaba casado, y lo sedujo para lograr una fuerte alianza entre sus territorios. Se dice que tuvieron un amor extremadamente intenso, tanto que Octavio, el futuro emperador de Roma, acusó a Marco Antonio de estar hambriento de poder, y además de estar embrujado por Cleopatra, esto desató una guerra en la que ambos se suicidaron, ya que consideraban impensable ser capturados y torturados. Una historia tan trágica que Shakespeare escribió una obra alrededor de ella.
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Eloísa y Abelardo
La historia cuenta que Abelardo, 20 años mayor que Eloísa y además su tutor, estaba perdidamente enamorado de su alumna, y el amor era correspondido. Pero cuando el tío de Eloísa se enteró del amorío, hizo que castraran a Abelardo. Ambos tuvieron que entrar a un monasterio, pero durante su estadía se escribieron las cartas de amor que ahora son famosas y que muestran lo fuerte que era su amorío. Aunque no volvieron a verse, no dejaron de escribirse hasta que murieron.
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Shah Jahan y Mumtaz Mahal


¿Y si tu novio(a) hiciera un lugar del tamaño del Taj Mahal sólo para ti? Pues Shah Jahan construyó el icónico palacio como el último lugar de descanso de su amada, a quien llamaba “la joya del palacio”, que aunque fue su tercera esposa, sin duda fue la que más impacto tuvo en su vida. Mumtaz murió al dar a luz a su hijo. La construcción tardó 23 años, y para cuando se terminó, Jahan se unió a su amada en su tumba.
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Inés de Castro y el Rey Pedro


Un amorío que inició una guerra civil. Inés era una asistente de la princesa Constancia de Portugal en 1340. Pedro era el heredero al trono, pero se enamoró de Inés, y cuando Constancia murió, quiso que Inés fuera su esposa, pues ya tenía tres hijos con ella, pero su padre se negó. El rey desterró a Inés y la mandó matar en un lugar donde Pedro no pudiera intervenir. Cuando ganó la guerra civil, Pedro exhumó el cuerpo de su amada, le hizo una tumba real e hizo que todo Portugal jurara lealtad hacia su reina: Inés.
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La reina Victoria y el príncipe Alberto

Se dice que la reina amó con vehemencia al príncipe Alberto, tanto que desde que murió el hombre, 40 años antes que ella, sólo utilizó el color negro y pasó gran parte de su reino oculta en sus aposentos. Cuando murió en 1901 y le dieron su lugar en el mausoleo real, su puerta tenía la leyenda: “Adiós mejor amado, aquí finalmente descansaré contigo, contigo en Cristo me alzaré de nuevo”.
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Andrew Jackson y Rachel Donelson
Donelson había estado casada con un hombre llamado Lewis Robards antes de casarse con el presidente Andrew Jackson en 1791. Sin embargo, después salió a la luz que Robards no había llenado los papeles de divorcio, lo que creó un escándalo durante las elecciones, época en la que la llamaron una mujer de poca moral. El estrés que esto le causó a Rachel empeoró un problema del corazón que la joven tenía desde unos años antes. Murió de un paro cardíaco y nunca pudo ver cómo su esposo se convertía en presidente. Se dice que Jackson estaba tan afectado que no soltaba el cuerpo de Rachel con la ilusión de que reviviera.
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Existen amores que nos dan más vida de la que creemos que podemos tener, pero también hay amores que matan. Ya sea por separación, drogas, dependencias o cualquier razón, el amor puede quitarnos una parte de nosotros. Es peligroso amar sin cuidado, pero no existe un manual que nos guíe. Lo mejor que nos queda es seguir y esperar que la tragedia se guarde para la historia.