“No me dejen morir así, digan que dije algo”- Francisco Villa
Una vida de fracasos y victorias fue la que vivió Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Pancho Villa, desde que huyó de joven a la sierra de Durango hasta su incorporación al movimiento revolucionario de 1910, vivió inmerso en la política y en una lucha que por poco se tornaría, gracias a él, en un reality show.
El Centauro del Norte murió en una emboscada en Chihuahua en julio del 1923, no sin antes asegurarse de que la gente supiera quién fue y lo que había logrado. En 1914 firma un contrato con la compañía estadounidense Mutual Film Corporation a quien cedió los derechos de grabación de distintas batallas del ejército constitucionalista a cambio del 20% de los ingresos en taquilla, no perdía nada y al contrario, ganaba mucho. The life of General Villa fue el nombre que le dieron al producto de dicho acuerdo; sin embargo, distintas condiciones e intereses llevaron a la pérdida del fruto de horas de filmación.
“Los rollos perdidos de Pancho Villa” es un documental en el que Gregorio Rocha busca las distintas cápsulas filmadas al norte de México que formarían, de estar completas, la obra tan criticada en el siglo XX. Una película perdida en los laberintos del tiempo que plasma la esencia de la Revolución y sobre todo, la vida de un duranguense que dio hasta el último aliento en la persecución de una idea.
El cine, una vez más, comienza la cimentación de una historia. Villa, primero satanizado y después alabado, tal vez un mito creado por él mismo para alimentar una imagen que debía mantener como rebelde mexicano. Tan importante era la filmación que las batallas revolucionarias se programaban durante el día para aprovechar la luz y no perder ningún detalle, ¿acaso lo que capturaran los cuatro camarógrafos se tornó de mayor importancia frente a una lucha por la justicia? La batalla final de Ojinaga se volvió un set de filmación, un evento previamente planificado para brillar en escena, directores y camarógrafos proyectaban de la mano junto con miembros del Estado Mayor de Villa.
“El cine modificaba el curso de la historia.” – Gregorio Rocha
Es un hecho que la filmación de la película fue real y documentales como éste nos permiten ver la realidad del contexto que muchas veces nos muestran, aunque sólo una capa superficial y efímera. La incógnita que a mi parecer nos plantea es: ¿la batalla de Ojinaga hubiera tenido un final diferente de no ser modificada para fines artísticos? ¿Qué hubiera pasado si Villa jamás hubiera querido dejar huella de sus actos?
Con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes esta producción invita a la mente a un análisis profundo de las condiciones y hechos ocurridos que marcaron nuestra dirección como sociedad y nación, no dudes en verlo.