Ya sea en los Vikingos de Minnesota, videojuegos, Elmer de los Looney Toons, o en alguna fiesta de disfraces, los vikingos son representados con cascos con cuernos; sin embargo, no existe evidencia alguna de que los usaran, ni arqueológica ni documental. La culpa es de Richard Wagner y sus secuaces.
Cuando Wagner, un afamado compositor alemán vinculado con el romanticismo, escribió El anillo del Nibelungo —basado en el odiado libro de preparatoria El Cantar de los Nibelungos— entre 1848 y 1874 sus intenciones iban más allá de contar la leyenda Nórdica, sino que estaba junto con sus contemporáneos en la búsqueda de nuevos íconos de identidad para Alemania.
El imperio alemán se fundó en 1871, y cuando Guillermo I se proclamó emperador, los intelectuales nacionalistas buscaban dar al imperio una personalidad desvinculada de los mitos clásicos griegos y de los helénicos. Esta búsqueda se condensó en el bárbaro: fuerte, varonil y guerrero. Como la tradición medieval de los alemanes era escasa, esta figura se fundió con la del vikingo, guerrero de los mares, de la tradición escandinava.
Aparecieron las primeras representaciones de vikingos con cascos cornudos en el estreno en Festspielhaus de Bayreuth en 1876. El responsable es el diseñador de vestuario Carl Emil Doepler, quien, sin ningún apego histórico, ajuareó a los vikingos con cascos de diversos tipos.
El diseño de vestuario incluyó cascos alados y otros ornamentos como capas, escudos y brazaletes para los personajes de mayor rango; para los bárbaros de menor estatus implicaba la presencia de estos cascos con cuernos y pieles de mamíferos. Estos cascos cornudos sí estaban presentes en representaciones antiguas y medievales de los sacerdotes celtas, así que Doepler los copió y pegó a los vestuarios de vikingos.
De inmediato, este nuevo look se volvió popular e incluso se hicieron ilustraciones nuevas para libros anteriores a 1876 para que la representación de vikingos hiciera juego con la idea de cómo lucían.
Los alemanes continuaron apropiándose de símbolos eslavos. La esvástica era un símbolo que se vinculaba a Thor —junto con muchas otras culturas que relacionaban el signo con la Iluminación— y el logo del Schutzstaffel —organización paramilitar ligada con el partido nazi— está representado por dos sig —que parecen “s”—, caracteres de las runas armanen.
Al apropiarse de símbolos las culturas dominantes acrecentaron sus esferas de influencia y le dieron significados agregados a tradiciones centenarias. Así que dejemos de imaginarnos vikingos con cuernos.
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