La huella de Díaz es indeleble y convivimos con ella a diario.
Pocas figuras nacionales son tan polémicas como lo ha sido José de la Cruz Porfirio Díaz Mori. Algunos ven en sus 31 años de gobierno una soberbia dictadura, otros en cambio, ven esta época como la de mayor desarrollo y progreso nacional.
Es cierto que, entre muchas otras cosas, logró el establecimiento de la energía eléctrica en el país, la ampliación de la estructura ferroviaria y el fortalecimiento del sistema educativo –aunque los rezagos continuaron existiendo-. En cuanto a la Ciudad de México, efectuó la creación del Monumento a la Revolución –que fue proyectado en un principio como palacio legislativo– el Palacio de Bellas Artes, el Palacio de Lecumberri, el Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas –hoy sede del Munal- entre muchas otras.
Sin embargo, también que fue un gran represor de las voces disidentes a su mandato; favoreció a los acaudalados terratenientes y a la Iglesia católica además de exterminar a los indígenas que se rebelaban contra sus imposiciones.
Sea como sea, alrededor de la figura de Díaz se alza una ola de especulaciones; unas verdaderas, otras más bien mitos. Por si fuera poco, hay un episodio de éste gobernador que pocos conocen: es el autor del audio más antiguo del que se tenga registro en México.
La voz de Porfirio Díaz: el primer mensaje grabado
Acompañado por un mensaje en un cilindro de cera, en la grabación se escucha:
«Yo también como usted, recuerdo con placer el tiempo aquel en que tuve la satisfacción de conocerle, y conocer sus atrevidos experimentos, haciéndome partícipe de su fe inquebrantable en el grandioso porvenir de la ciencia empírica…»
Desde la carta fechada en agosto 15 de 1909, el propio Díaz cuenta la manera en que conoció al científico estadounidense:
«Fue allá en su patria, en los primeros días de la luz eléctrica en Nueva York, y desde entonces presentí en usted al héroe del talento, al triunfador del trabajo, al que más tarde habría de someter a disciplina el fuego arrebatado por Franklin a los cielos para perpetuar acá en la tierra en sus maravillosos aparatos fonográficos la cariñosa voz de los seres amados reproduciendo todos los ritmos, todos los acentos y todas las modulaciones del lenguaje humano».
En un tono afable y complaciente, concluye la misiva con las siguientes líneas: «Me es grato complacerle porque tengo en muy alta estimación a los grandes benefactores de la humanidad, y usted es uno de ellos, porque usted ha creado nuevas fuentes de felicidad, de bienestar y de riqueza para el género humano utilizando las más poderosas fuerzas conocidas: luz, electricidad, trabajo y genio. Su amigo, que con orgullo estrecha su mano, Porfirio Díaz».
A Thomas Alva Edison se le atribuye la invención de la bombilla, el kinetoscopio, la silla eléctrica, las pilas alcalinas y el mimégrafo, considerada la primera máquina de escribir. Sin embargo, como casi todas las grandes figuras, su vida no estuvo exenta de controversias, como la sabida “guerra de las corrientes”, una rivalidad encarnecida entre Nikola Tesla y él, donde la disputa giraba entorno a la generación de la energía eléctrica. En el ámbito personal, también han surgido rumores sobre su presunto alcoholismo. Sin embargo, eso no puede quitar que haya sido uno de los inventores más importantes de la historia. Este registro fonográfico se encuentra resguardado en la Fonoteca Nacional junto con otras joyas históricas.
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Como este, hay otros episodios de la vida nacional que a veces pasamos por alto y que incluso, cuando conocemos, nos parecen inverosímiles. Los hilos que unen el mundo son insospechados, extraños y azarosos. La historia se encarga de mostrarnos que lo mas inimaginable, puede ser posible.
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Si eres un asiduo investigador de la historia, te puede interesar conocer las mentes brillantes que fueron rechazados por la humanidad y conoce la historia del hombre que aterrorizó a México y se convirtió en uno de los secuestradores más temibles.
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Referencias
La Unión
Porta Vox
El País
