“El Estado italiano no sólo permitió cada uno de los asesinatos de la mafia, también participó en ellos”, algo parecido y de manera informal confesó Salvatore Riína, el último gran capo de la Cosa Nostra, mientras era trasladado de su celda en la cárcel de Milán a la sala de videoconferencias de la misma. El exjefe de la mafia italiana, ahora de 82 años de edad, aseguró que las mismas autoridades italianas negociaron con él para terminar con la ola de atentados entre la mafia y el Estado con la que varios políticos estaban en la mira del capo.
Ahora lo que Riína busca, supuestamente, es colaborar con la justicia para atrapar a los “arrepentidos”, es decir a todos estos funcionarios que hoy se disfrazan de testigos del crimen para no ser condenados, por lo que el viejo jefe de la Cosa Nostra no permitirá que la verdadera mafia, como él llama a estos cómplices, no sea juzgada. Agregando que cuando la mafia siciliana comienza algo, siempre lo termina, por lo que no dejará que el Estado confunda al mundo para deslindarse de su responsabilidad mientras la arroja sobre los integrantes de “la familia” que aún quedan libres hoy.
Es por eso que se dice que el secreto de la sociedad criminal siciliana que plantó sus cimientos desde el siglo XIX en Italia, se desmenuzó desde que llegó a asentarse a Estados Unidos como un conjunto de barrios dirigidos por las cabezas de familias italianas que se impusieron como la mafia más temida de la historia, de la que todos sabían y nadie se atrevía a hablar. Más que por su origen, lo que transformó a este convenio de criminales en una leyenda, que aún se intenta desnitrificar, fueron las miles de vidas que se cobraron como parte de un legado de honor, pero también de terror, que la Cosa Nostra, nombre de la gran familia siciliana, dejó como rastro de sus temidos pasos.
Por lo que los métodos de tortura de la mafia más terrorífica del mundo terminaron por convertirse en un tema de investigación para los que continúan intentando desquebrajar los fundamentos de este grupo de intimidantes ilícitos.
–
El Banquete Envenenado
Durante la gran guerra de 1981 a 1983 entre los corleoneses y los palermitanos, se logró la desaparición de Rosario Riccobono. “El terrorista”, como también era llamado Riccobono, fue uno de los 20 mafiosos a los que se especula que Tommaso Buscetta les tendió una emboscada en la que con un sólo banquete logró envenenar a las dos decenas de hombres.
Sin embargo, cuando se dio a conocer la declaración de Buscetta, la teoría sobre el “banquete envenenado” llegó a una dudosa conclusión al escuchar de la boca del acusado que entre mafiosos se conocen traicioneros y por lo tanto, ninguno de ellos sería tan ingenuo como para cavar su propia tumba al probar algún veneno de sus extravagantes banquetes italianos.
Así que la desconfianza tradicional de los protagonistas de esta guerra comprobó que no podía haberse tratado de un atentado a través del envenenamiento, pues según Busquetta ellos mismos no se permitían frivolidades. Lo cual se rectificó poco tiempo después, cuando se descubrió que Riccobono y sus hombres efectivamente habían sido eliminados uno tras otro por los corleoneses y sus aliados.
*El estafador que logró vender la Torre Eiffel dos veces
–
La Lupara Bianca
La única regla de la mafia es siempre escoger el camino más breve y menos arriesgado con el que a través del método menos fetichista se extermine al enemigo. Y para cumplir la norma se recurre a la mejor forma de desaparecer a la víctima sin dejar ningún rastro: la lupara bianca.
Esto se trata de desvanecer de la manera más pulcra el cadáver de quien también se asesinó sin ningún espectáculo sangriento, realidad que dista bastante de todas las películas de mafiosos que los directores suelen inundar con toneles de sangre. Pues aunque algunas misiones criminales manchen las manos de los sicilianos ellos intentan, y prefieren sin lugar a dudas, las operaciones discretas que no llamen la atención de los vengadores.
Entre los métodos que pertenecen a esta “arma blanca”, como se leería en español la “lupara bianca”, están el estrangulamiento y el autoestrangulamiento; éstos dos fueron la carta más jugada por la Cosa Nostra, a quien no le gustaba llamar la atención de manera innecesaria, ni escandalizar a los demás, pues eso no tenía nada que ver con el éxito de sus asesinatos.
*Películas de gángsters: lo mejor de las mafias
–
Estrangulamiento
Relacionado al punto anterior, la técnica homicida predilecta de la Cosa Nostra resulta ser el ahorcamiento de las víctimas por la nula demanda de armas de fuego que la estrategia requiere. Sin escándalo, tampoco heridas ni sangre, estrangular al contrincante se volvió el preámbulo para el cuerpo que después se disuelve en un barreño de ácido que se vacía en un pozo, en un sumidero o en un desagüe cualquiera del que nunca surgirá pista alguna del asesinato.
Toda esta discreción se debe a un razonamiento bastante lógico y simple con el que los mafiosos actúan pensando en que no hay necesidad de alarmar a nadie con el disparo de un arma si se puede planear algo tan sencillo como citar al enemigo en un garage, una cabaña o alguna bodega para estrangularlo sigilosamente; aunque por tratarse de un método discreto no quiere decir que éste no requiera de esfuerzo.
“¿Tiene idea de la fuerza necesaria para estrangular a un hombre? “, le preguntó Marino Mannoia a un entrevistador, a lo que él mismo contestó que el forcejeo entre el estrangulador y la víctima puede tardar hasta diez minutos.
Por otro lado, también se ha confabulado alrededor del famoso autoestrangulamiento, en el que muñecas y tobillos se atan por la espalda, mientras se pasa la misma cuerda sobre el cuello de la víctima para que ésta, al tratar de liberarse, se estrangule sola; un ejemplo más del pragmatismo de la Cosa Nostra.
–
Genitales en la boca
Más que un método es más bien una denuncia que los mafiosos hacen con el cuerpo del asesinado para indicar los motivos de la ejecución. Por ejemplo, cuando Pino Marchese fue hallado con los genitales en la boca, según algunos, se trataba del castigo que el líder de la familia implicada le había dado después de descubrir que tenía una aventura con su esposa.
Ésta técnica sólo la emplean los miembros de la Cosa Nostra como el medio para hacer llegar el mensaje a quien debe llegar, reacción muy habitual entre “hombres de honor”, quienes a partir de este último método decretaron otro principio que forma parte del sistema de la mafia siciliana: la violencia y la crueldad no son nunca gratuitas, pues ambas se tratan de la medida extrema y última vía de intimidación con la que algunos sicarios de la agrupación más famosa y temida deben defender su honor.
–
Explosivos
Falcone fue uno de los jueces italianos que se distinguió por su tenaz lucha contra la mafia siciliana y aunque logró salir ileso de varios encuentros con la Cosa Nostra, no pudo evitar su muerte al estallar en mil pedazos junto con el aluminio y otras partes de su automóvil en 1992 debido a los mil kilos de explosivos que habían colocado sobre el coche.
Y aunque esta familia italiana se caracteriza por sus discretas tácticas, también se dieron a conocer por contar con un arsenal inundado de explosivos que completaban la colección de todo tipo de armas como pistolas, bazucas, fusiles y balas expansivas que utilizaban para llevar a cabo las masacres más perturbadoras de la imponente familia.
–
Por último, no debemos dejar de mencionar que para la Cosa Nostra y en general, para todos los grupos de la mafia, es una posibilidad inexistente la de renunciar o rehusarse a llevar a cabo algún homicidio, de hecho, solamente se conoce un caso en el que Vincenzo Sinagra dudó antes de cometer el asesinato.
Aunque hoy las cosas sean muy distintas para este grupo de sicilianos, muchos aún intentan conservar éstos métodos como los único a los que recurre la Cosa Nostra, sin embargo, las nuevas generaciones de italianos herederos del poder de estos capos se han encargado de hacer caer poco a poco a los integrantes de su propia familia al traicionar el honor que los caracterizaba algunos años atrás.
Otras historias de las que vale la pena conocer cada detalle son: La emperatriz que murió por su insaciable deseo sexual con caballos, una mujer inteligente, poderosa y valiente que cometió un único error que la llevó a sufrir de un paro cardíaco al ser penetrada por uno de sus caballos, y Blanche Monnier: la mujer que sufrió encierro y tortura durante 25 años por amar al hombre equivocado.