El 11 de septiembre de 2001 es un día que para el mundo Occidental redefinió la política exterior de Estados Unidos, y que marcó a toda una generación que pudo observar a todo detalle y desde sus televisores el ataque terrorista del World Trade Center o mejor conocido como las Torres Gemelas, en la Ciudad de Nueva York.
Este acto, además de las implicaciones y el cambio radical de vida que suscitó en Nueva York –por ejemplo, muchas personas decidieron salir de la ciudad y radicar en otros sitios–, también fue el motivo perfecto para la incursión de Estados Unidos en el Medio Oriente y el desarrollo de una guerra que así como el atentado fue definida porque los medios pudieron televisar todo tipo de encuentros en las zonas ocupadas.
Sin entrar a detalles en las consecuencias de la incursión estadounidense en Medio Oriente o de la caza que culminó en 2011 de Osama Bin Laden, el enemigo número uno del país vecino y reconocido por fundar la organización terrorista y autora del atentado, Al Qaeda, en torno al atentado del 11 de septiembre rápidamente surgieron todo tipo de teorías de conspiración, mitos y otros datos absurdos que recopilamos enseguida.
En conmemoración y tributo, dos luces son encendidas el 11 de septiembre en el lugar de las Torres Gemelas. / Foto: Unsplash
Sin embargo, se tratan de teorías que más allá de la sospecha y desconfianza, se vuelven terriblemente dolorosas frente a la pérdida humana ante la tragedia, así como las múltiples secuelas que personas cercanas a la zona y rescatistas experimentaron tras adentrarse a la zona del desastre.
Todo fue un plan de Estados Unidos
Esta es la principal y es una teoría que se conecta con la siguiente. El planteamiento general es que Estados Unidos, en particular su entonces presidente, George W. Bush planeó el ataque para poder desplegar sus tropas en Iraq y hacerse del petróleo de la región. Un atentado en suelo americano no sólo provocaría miedo entre la población, sino que haría que los ciudadanos de dicho país apoyaran la intervención o entraran al servicio militar.
George W. Bush / Foto: Unsplash
Teoría de la demolición controlada
Una de las diversas teorías del atentado del 11 de septiembre es que su colapso no se debió al impacto de los aviones, sino de explosivos implantados en las dos torres previamente, lo cual conecta directamente con la creencia de que el propio gobierno de Estados Unidos provocó la tragedia para justificar sus intenciones políticas y económicas.
Lo que en un inicio promovió esta teoría era la creencia que el impacto de los aviones no podía ser suficiente para provocar tal derrumbe en dicho tiempo, sin embargo, especialistas demostraron mediante modelos que lo ocurrido durante el atentado había sido completamente el resultado del impacto de las aeronaves.
En particular apuntaron al estudio del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) en el que se demostró que el avión que se estrelló contra la torre norte cortó todos los ductos de la torre destinados para los servicios públicos, así como los ductos de los elevadores, lo cual pudo ser la vía para que el combustible del avión en llamas se esparciera por todo el edificio.
Vista de los daños en el World Trade Center el 17 de septiembre de 2001. / Foto: Wikimedia Commons.
El cobro de un seguro
Otro mito del ataque a las Torres Gemelas es que su dueño, Larry Silverstein, planeó el ataque para poder cobrar un seguro millonario ya que ambas torres estaban aseguradas ante cualquier tipo de percance. Del mismo modo, algunos apuntan a que era un hombre que jamás faltaba al trabajo, pero que en una coincidencia (o no), éste faltó precisamente el día del atentado. Sin embargo, a pesar de esta teoría, lo que sí es un hecho es que para el 11 de septiembre las pólizas de seguro no habían sido firmadas todavía, lo cual derivó en un juicio que para el 2007 resultó en un acuerdo entre Silverstein y la aseguradora de 2 mil millones de dólares.
Gente cubierta de polvo tras el impacto de los aviones contra las Torres Gemelas. / Foto: Wikimedia Commons.
El acero derretido
Uno de los mitos más mencionados que soportan las teorías de que el atentado fue provocado por bombas explosivas y que el desastre no se generó solo por aviones estrellándose contra los edificios es que el combustible no alcanza la temperatura suficiente para derretir el acero ya que el combustible de un avión tan sólo alcanza temperaturas de 426 a 815 ºC, mientras que el acero se derrite hasta los 2750 ºC.
No obstante, los expertos aseguran que tan sólo basta que el acero pierda su integridad estructural o fuerza para doblarse, lo cual ocurre a una menor temperatura. Asimismo, de acuerdo con el reporte de Popular Mechanics, el combustible de los aviones no era la única fuente del incendio, pues rápidamente el fuego se propagó a otras superficies y objetos inflamables que incrementaron la temperatura en algunos sitios de la Torre y provocando que a pesar de que soportó hasta 10 minutos de pie tras el choque, posteriormente comenzó a caer al piso.
Vista del remanente de la Torre Sur. / Foto: Wikimedia Commons.
The tourist guy
Si bien no es una teoría o mito relativo a cómo ocurrió el atentado o por qué, si es una de las fotos más famosas que han circulado en Internet, pero que es falsa. En la foto se puede ver a un turista en una de las Torres viendo hacia la cámara y detrás de él, en el fondo de la fotografía un avión dirigiéndose hacia el edificio.
Después de su popularización, su creador, Péter Guzli, admitió que editó la fotografía pero que nunca tuvo la intención de que se viralizara. Lo cual tan sólo era la confirmación de una foto falsa con todo tipo de inconsistencias como el modelo del avión, la dirección de la toma de la fotografía y la dirección del avión, entre otras.
Los aviones que no interceptaron
Entre los mitos más comunes se encuentra que el ejército estadounidense fue incapaz de interceptar los cuatro aviones que fueron secuestrados el 11 de septiembre y que se trató de una decisión militar. Sin embargo, las fuentes oficiales apuntan a que la fuerza aérea estadounidense no podría haberlos interceptado por el simple hecho de que durante el secuestro de los aviones, el transpondedor, la herramienta que permite ubicar a un avión de forma exacta, fue apagado o modificado, por lo que no había manera de rastrear de forma rápida y eficaz.
Torre Sur después de que un avión se estrellara el 11 de septiembre de 2001. / Foto: Wikimedia Commons.
El Pentágono fue atacado por un misil
Además de los dos aviones que chocaron contra las Torres Gemelas, el atentado involucraba otros dos aviones, uno dirigido al Pentágono, en donde se encuentra el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, y un cuarto avión que nunca llegó a su destino y se estrelló en Pensilvania. En este caso, algunos creen que en lugar de un avión, un misil se estrelló en el Pentágono, virtualmente el lugar más seguro en Estados Unidos.
Pero a pesar de lo seductor que es este mito la realidad es que en la zona del impacto se encontró la caja negra del avión, así como los escombros de éste.
Vista aérea de las operaciones de rescate del Pentágono. / Foto: Wikimedia Commons.
El avión que sí fue interceptado
En el caso del cuarto vuelo, que se dirigía a Washington, los conspiracionistas suelen apuntar que en el sitio donde se estalló el choque era relativamente pequeño, pero que los restos del avión se encontraban en un área muy extensa, lo que fue un indicativo de que fue derribado por un misil en el aire.
La historia a bordo del vuelo 93 a Washington fue muy distinta a la de la teoría o los demás aviones, dado que según la investigación, los pasajeros del vuelo intentaron retomar el control del avión tras darse cuenta que se trataba de un secuestro. No obstante, los secuestradores estrellaron el avión mucho antes de llegar a su destino. Del mismo modo, existen fotografías que documentan los restos del avión probando que no se desintegró en el aire, así como la caja negra de éste y que los restos diseminados a la redonda fueron esparcidos por el viento.
Vista del Ground Zero, el memorial construido en los sitios donde las dos torres se encontraban y en el cual a su alrededor se listan todos los nombres de las víctimas del atentado, así como de los rescatistas que perdieron su vida. / Foto: Unsplash.
Estos son algunos de los mitos más populares, a los que se suman “estudios” sobre las nubes de polvo que simulan ser de explosiones, datos del sismógrafo que probarían que hubo explosiones, entre otros que no han podido ser comprobados científicamente, pero que aún convencen a un buen número de estadounidenses e internautas del involucramiento de las autoridades de Estados Unidos con esta tragedia que al final reportó alrededor de 2753 muertes.
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