Si alguna vez estuviste enamorado en la escuela, seguro enviaste o te enviaron cartas de amor —o al menos lo pensaste, pero no te atreviste a enviarlas. Pero detrás de esta práctica tan tierna hay un pasado trágico, una escritora incansable y uno de los pilares de la literatura contemporánea. Heloise de Paraclete es considerada como una de las primeras escritoras francesas de las que se tiene registro. Las cartas que intercambió con Pierre Abelard son un “monumento” dentro de la literatura francesa, y su trágica historia de amor ha inspirado a escritores —desde Alexander Pope hasta el guionista ganador del Oscar, Charlie Kaufman, quien en su aclamada película Being John Malkovich (1999), dirigida por Spike Jonze, incluyó un controvertido show de marionetas titulado “Abelard & Heloise: A love story”.
A diferencia del resto de las mujeres de su época, cerca del año 1100, Heloise había sido educada en filosofía, religión, latín, griego y hebreo por su tío Fulbert, sacerdote parisino; y cuando aún era una joven mujer, fue acogida por Pierre Abelard, quien también era sacerdote. Él se convirtió en su tutor y más tarde en su amante. En ese entonces la Iglesia comenzaba a prohibir que los sacerdotes estuvieran casados; aún así, cuando Heloise tuvo un hijo, producto del romance entre profesor y alumna, fueron obligados a contraer nupcias. Heloise estaba en contra del matrimonio, decía que las esposas eran prostitutas que entregaban sus cuerpos a las riquezas de sus maridos y no al hombre como tal. Ella amaba a Abelard, pero no le interesaba la posición sumisa y entregada de ser esposa. Por esa razón, y para no perjudicar la carrera religiosa de Abelard, el matrimonio se mantuvo en secreto. Pero el secreto no duró mucho, cuando la Iglesia supo que habían tenido un hijo y que estaban casados, Abelard fue castrado y Heloise obligada a convertirse en monja. Entonces Abelard le dio a su esposa el control de un monasterio que él había fundado en Paraclete, convirtiéndola en la segunda mujer en tener el título de abadesa en la historia de la religión católica.
Aunque son pocas las cartas que se conservan hoy en día, estas se consideran las primeras cartas de amor que se escribieron. En ellas Heloise demuestra su alto nivel de erudición, así como las dudas que tenía sobre la fe cristiana y las enseñanzas de la Biblia. Ella veía el amor como un deseo natural y libre de las normas de la sociedad y la religión, no como una perversión o un pecado. “Porque el amor es lo más alejado que hay de nuestro control, y debemos obedecerle ya que no podemos gobernarle”, escribió en alguna de sus cartas. Su amor no era sólo por Abelard sino también por las letras, era devota al amor que sentía por aprender y quería entender todo lo que leía. Por eso en sus cartas interrogaba a Abelard sobre cómo una mujer debía interpretar ciertos pasajes de la Biblia que habían sido escritos para los hombres. “Leer la Biblia sin entenderla es como sujetar un espejo frente a tus ojos sin ver”.
Dentro de sus preocupaciones intelectuales se destacó la necesidad de adaptar la regla de San Benito, de la vida monástica, a las mujeres, ya que ese texto había sido escrito cuando sólo los hombres podían ser monjes. Esto fue casi 100 años antes de que Santa Clara de Asís escribiera la primera regla o forma de vida para monjas.
Siglos después, durante el Romanticismo —movimiento cultural que se originó en Francia, Alemania, Reino Unido y España a finales del siglo XVIII—, sus cartas fueron estudiadas con gran detenimiento, pues eran la base del género epistolar, mismo que era parte importante de la literatura de aquella época. Basta con leer el inicio de una de las cartas que escribió Heloise a Abelard para entender por qué los románticos las consideraron tan importantes: “Para él, que es especialmente de ella. De parte de ella, que es únicamente suya”. Su influencia en el Romanticismo fue tal que cerca del año 1817 los restos de Heloise y Abelard fueron trasladados al cementerio de Père-Lachaise en París donde se les construyó un monumento neo-gótico.
Gracias a los medios digitales de hoy en día ya no escribimos cartas, mucho menos cartas de amor, pero si quisiéramos algún día sorprender a esa persona especial en nuestras vidas con una, la historia de Heloise y Abelard puede ser una gran fuente de inspiración.
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La historiografía y las investigaciones arrojan que la mayor parte de lo que dice la Biblia es tanto histórica como científicamente incierto; algunas personas existieron, pero todo el contexto y los hechos sobrenaturales, son producto de la imaginación y de la participación de más personas de las que pensamos.