1.
Sobre el Pato Donald:
Sabemos que su personalidad es generalmente positiva, aunque siempre estalla en cólera cuando todo resulta contrario a lo que esperaba.
La primera vez que apareció ante el público fue en 1934, un 9 de junio en “Sinfonías tontas”.
Se inmiscuyó como personaje relevante en las caricaturas de Mickey Mouse desde 1935 hasta su rediseño en 1937, cuando se convirtió en un dibujo animado más redondeado, carismático y parecido a lo que conocemos hoy.
Hubo una época en que fue más famoso que el mismo Mickey; antes de 1941 ya había aparecido en 50 animaciones y, de entonces hacia 1965, ya había protagonizado 100.
2.
Sobre Hitler:
Sabemos que se afilió al Partido Obrero Alemán en 1919–precursor del Partido Nazi– y se convirtió en su líder a partir de 1921.
Fue nombrado canciller imperial en enero de 1933 y, un año después, tras la muerte del presidente Paul von Hindenburg, se autoproclamó líder y canciller imperial para gobernar con totalitarismo, autocracia e ideologías distópicas.
Bajo su dirección, las fuerzas alemanas y sus aliados ocuparon de 1941 a 1945 la mayor parte de Europa y África del Norte, violando acuerdos y buenos tratos de política internacional.
Por motivos raciales y de mal entendimiento filosófico, Hitler causó la muerte de diecisiete millones de personas; seis millones de judíos y millón y medio de gitanos entre ellos.
3.
¿Qué los une y cómo es que a tantos años les seguimos vinculando?
En 1943 llegó a los cines una película de dibujos animados, hecha al servicio del gobierno de los Estados Unidos: “Der Fuehrer’s Face”. Ésta ganó, de hecho, el Oscar a mejor cortometraje de animación y fue parte de un movimiento propagandístico en Estados Unidos que atravesó a varios estudios creativos, siendo la única pieza de este tinte bajo la firma de Walt Disney. Protagonizada por el Pato Donald, dicha caricatura de menos de 8 minutos fue un éxito y uno de los grandes estandartes entre el joven público de aquel entonces, atemorizado por la presencia de los nazis en el mundo. Representantes del ejército norteamericano solicitaron a Disney en diciembre de 1941, justo en el momento en que los japoneses atacaron Pearl Harbor, un trabajo que sostuviera en el imaginario popular la necesidad de estar en batalla sin caer en escenas o descripciones vulgares para su pueblo.
En un intento por renovar las estrategias políticas de su época, el ejército solicitó a los famosos estudios ayuda para proteger en diversos sentidos a la población; entre sus ideas estuvo el que Donald, Mickey Mouse, Bambi, Pluto y otros personajes se convirtieron en insignias amigables a los costados de sus vehículos y en agentes pedagógicos para una sociedad bombardeada no sólo por naciones enemigas, sino por ideologías –no diremos ni buenas ni malas– capaces de ensalzar, perpetuar el desprecio a la Alemania nacionalsocialista.
Con peculiar convicción el Pato Donald grita en esta producción, sin miedo, con los brazos elevados y algo de sátira en su característica voz, un Heil para amanecer frente a los retratos de Hitler, Hirohito y Mussolini. En uno de sus brazos-ala lleva un brazalete con esvástica como lo hemos visto retratado cientos de veces en libros y constantemente hace alusión a la “Tierra de Nutzi”, un escenario gobernado por el temible dictador, donde los “nutzis” han derruido al planeta que conocemos y cantan gustosos a diario bajo el yugo de la desgracia.
Así transcurre el cortometraje llevando poco a poco hacia la locura a Donald; ese universo liderado por Hitler, caricaturizado en una desagradable alternativa de realidad cuya única intención, obviamente, es la de ridiculizar concepciones tan ridículas y peligrosas como la de ese sujeto, termina por derrumbar a nuestro protagonista en una delirante espiral. La conclusión del video: Donald despierta de una pesadilla y descubre que todo ese tiempo estuvo en su cálida cama, vistiendo su confortable pijama de alusivos y bajo el resguardo de una réplica de la Estatua de la Libertad.
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Para continuar descubriendo historias no tan conocidas de aquel fatídico tiempo, puedes leer sobre El año en que Argentina se convirtió en un refugio nazi y La historia detrás del neonazi gay que intentó destrozar a la sociedad inglesa.
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Fuente:
Spiegel