“No podía tolerar el ambiente de la escuela. Mi corazón no paraba de latir. Pensé en matarme porque eso hubiera sido más fácil”. Estas son las palabras de un estudiante japonés que fue víctima de abusos e intimidaciones por parte de sus compañeros de clase. Él tiene 16 años, acaba de iniciar el bachillerato y ya tiene deseos suicidas. Así como este alumno, en Japón hay otros miles de adolescentes que quieren quitarse la vida. Lo peor es que muchos de ellos lo logran.
¿De quién es la culpa de esta catástrofe social? ¿De los mismos alumnos que se agreden entre sí o de los padres que no inculcan los valores del respeto y tolerancia a sus hijos? Este suicidio colectivo no es novedad, el gobierno japonés lleva la cuenta que desde 1972 a la fecha, 18,048 niños y adolescentes se han quitado la vida. La razón siempre son los maltratos escolares. Por tal motivo, cuando se inician las clases el 1º de septiembre, el estrés que se crea en la mente de los estudiantes es tan grande y dañino que la única solución que encuentran es la muerte.
Por su corta edad, juzgar sus actos puede ser controvertido. Ellos aún no alcanzan la madurez intelectual para hacerse completamente responsables de sus actos. Si un niño sufre de un problema de drogadicción a los 15, ¿quién es el culpable? Ambos casos son igual de delicados, el problema aquí es que en Japón ya se identificó el problema y, tanto los padres como el gobierno, no están tomando medidas para remediarlo.
“Desde que se levantan están compitiendo con otras millones de personas porque saben que no hay lugar para los débiles”.
Ante esta situación que ya se sabe en todo el país, el bibliotecario Maho Kawai mandó un mensaje a todos los adolescentes a través de su Twitter: “Si estás pensando en suicidarte porque odias tanto a la escuela, ¿por qué no vienes a vernos? Tenemos historietas y novelas ligeras. Nadie te dirá nada si pasas todo el día aquí. Piensa en nosotros como un refugio si estás pensando en elegir la muerte antes de regresar a la escuela en septiembre”.
Maho lanzó el mensaje con la esperanza de alentar a los jóvenes a vivir. Sus palabras fueron dichas debido a la preocupación que siente y fue una forma de ayudar. Su discurso fue tomado por el gobierno japonés de manera negativa, puesto que estaba incitando a los niños a no ir a la escuela. Fue entonces cuando se desató la polémica.
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Al parecer, la Comisión de Educación le molesta la ausencia de niños en los salones de clase, pero tampoco actúan para evitar que los niños se sigan suicidando. Fue tanto el disgusto, que mandó la indicación para que el tuit fuera borrado. Lo que no esperaban es que a las 24 horas de ser publicado el mensaje del bibliotecario, fuera retuiteado más de 60 mil veces. Ese año el número de suicidios en Japón disminuyó.
Ante este fenómeno es necesario hacer una profunda reflexión sobre la ideología de la sociedad japonesa. Como todo el mundo sabe, este país se encuentra en la punta del desarrollo tecnológico y, por tanto, son los que más contribuyen en conocimientos en las áreas de las ciencias. Es un lugar de genios forzados, pues si una persona no alcanza los grandes saberes promedios en la sociedad, no tiene oportunidad de competir con los otros.
“Si estás pensando en suicidarte porque odias tanto a la escuela, ¿por qué no vienes a vernos? Tenemos historietas y novelas ligeras”.
Se aplaude su gran inteligencia, pero todo se viene abajo cuando se entiende que todo es una salvaje competencia por sobresalir. Volverse sabio es casi una obligación en Japón. Quien no lo sea se puede despedir de pertenecer a una sociedad perfecta. Es por eso que todos sus ciudadanos, incluyendo niños y adolescentes, cargan con un enorme estrés todos los días. Desde que se levantan están compitiendo con otras millones de personas porque saben que no hay lugar para los débiles.
Lo que pasa dentro de los salones de clase parte del mismo problema. Los adolescentes compiten diaria, intensa y salvajemente con sus demás compañeros. Por si fuera poco, sufren del estrés que crea la rivalidad cuando un adolescente no es lo suficientemente listo y es víctima de burlas y ofensas, incluso muchos de ellos son agredidos físicamente también.
Los niños se suicidan por culpa de la sociedad, la maquinaria imparable que quiere la perfección a toda costa. Si una persona no cumple con los requerimientos sociales será señalada y discriminada de manera salvaje. Nadie hace nada en Japón porque es una inhumana forma de selección. Mueren los débiles y tontos; sobreviven las personas que son aptas para pertenecer a un país de primer mundo.
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Sabiendo lo que ocurre en Japón se pone en duda todo lo que pensábamos sobre lo que significa la “perfección”, “inteligencia” y “competencia”. Nosotros, países “subdesarrollados” y tontos, al parecer somos más listos al no caer en un absurda selección artificial que mata a humanos. Si quieres saber sobre este nuevo método de selección, puedes leer las consecuencias de la teoría de Darwin aplicada en la sociedad y, de paso, 10 cosas que debes evitar en tu visita a Japón.
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Referencia:
BBC