El año de 1987 se vivió una de las crisis más fuertes de SIDA a nivel mundial, la ciencia se encontraba constantemente buscando curas, orígenes y formas de transmisión de virus de inmunodeficiencia humana (VIH) a la par de que socialmente existía un fuerte rechazo a los portadores, como consecuencia de la ignorancia y homofobia.
Cuando el SIDA apareció en el mapa, y se comenzó a propagar rápidamente, se le relacionó de inmediato con la comunidad homosexual y los adictos a la heroína; se desconocía la manera de contagio, pero este sector de la población era el más afectado. Las personas más religiosas y conservadoras sugerían que el SIDA era una represalia divina que castigaba los actos inmorales, la ignorancia era tal que incluso se creía que el contagio de SIDA se daba a través de cualquier tipo de contacto físico.
En este contexto, la princesa Diana protagonizó un hecho histórico en abril de 1987, al ingresar al centro hospitalario Middlesex Hospital, acompañada de cámaras de algunos medios de comunicación, se dirigió a una sala de aislamiento en donde se encontraban los pacientes con VIH (la mayoría de ellos homosexuales o heroinómanos) y con una gran sonrisa le tendió la mano sin guantes a uno de ellos con el fin de poner un alto al estigma, discriminación y maltrato que estaban sufriendo. Esta imagen le dio la vuelta al mundo, el gesto de la princesa Diana cambió por completo la percepción social ante los enfermos de SIDA de una manera muy positiva.
Foto: Insider«Si alguien de la familia real puede darle la mano a un enfermo de sida en un hospital, alguien en una parada de bus o en un supermercado puede hacer lo mismo», declaró John O’Reilly, un enfermero del Hospital Middlesex de Londres.
La princesa Diana al ser consciente de la trascendencia de sus actos decidió ampliarlos y comenzó a dar abrazos, besos y caricias a enfermos de sida, tenía total conocimiento de que estas personas habían sufrido no sólo los estragos físicos de la enfermedad, sino también discriminación y maltrato social. Comenzó una campaña en contra de los estigmas y mitos que existían en torno al SIDA y a favor de su investigación científica para encontrar una cura.
Foto: HumphreyLa lucha de Diana se vio interrumpida tras su repentina muerte, sin embargo, el príncipe Harry decidió retomar estos proyectos, así lo comento en una Gala de beneficencia en 2017;
«Cuando en abril le dio la mano a un hombre 32 años enfermo de sida, delante de las cámaras, sabía exactamente lo que estaba haciendo. Estaba usando su posición como princesa de Gales —la mujer más famosa del mundo— para retar a todo el mundo a educarse a sí mismo, encontrar su compasión y llegar a aquellos que necesitaban ayuda en lugar de echarlos. El año antes de la muerte de mi madre, el primer tratamiento antirretroviral se desarrolló para el VIH y el sida. Ella no vivió para ver cómo se ha convertido en un tratamiento disponible que salva vidas en Reino Unido y alrededor del mundo».
Foto: El Imparcial
El mundo nunca olvidará este gesto de Lady Di en un hospital. La princesa mostró ante la sociedad que los enfermos de sida eran personas que merecían un trato digno con cariño y respeto, que no había cabida para actos de odio o discriminación.
En portada: TN