Si el ser humano es la medida de todas las cosas, es él, entonces, el origen de todos los males, pues realmente no existe algo tan radical como lo bueno o lo malo, ya que es el ser humano quien ha creado esos conceptos. En su necesidad de justificar su existencia y modularse a sí mismo, constantemente se limita por su miedo a la anarquía o por su miedo a la libertad. Pero es que mientras vivamos en sociedad la libertad es pura falacia, y lo mismo sucedería si viviéramos solos, pues nosotros —al ser un ser social— necesitamos de un colectivo para desarrollarnos. Quizá nunca alcanzaríamos la utopía de libertad que tanto anhelamos, constantemente nos encontramos persiguiendo algo inexistente y radicalmente opuesto a lo que somos, pues desde que nacemos estamos encadenados a una serie de normas sociales.
Algo es bueno o es malo porque el ser humano quiere que así sea; sin embargo, esto no es estático, pues lo bueno de ayer es malo hoy y viceversa. Son conceptos históricos que evolucionan en conjunto con el ser humano, conceptos inestables. Los conceptos que creamos para asignarle un sentido a nuestra organización social no son más que la evolución detallada de una serie de instintos animales, de la libertad, el amor, la democracia, la justicia o la igualdad; conceptos que fácilmente podemos trasladar al mundo animal.
Basta con iniciarnos en las lecturas mitológicas para comprender que nuestra realidad es sólo un castigo por algo que un ser humano milenario hizo y que enfadó a los dioses. Caja de Pandora o Adán y Eva, justificaciones mitológicas que nos condenan al martirio en vida; pero más que eso, historias con simbolismo en las cuales podemos llegar a comprender que el mal es característico del ser humano, y que el mal es desatado por el ser humano. Más que una rareza que se nos manifiesta es una contraparte que nos complementa en nuestro universo dual. Al mismo tiempo, estos pasajes nos brindan, como raza creyente, un sentido de vida colectivo, redimirnos ante los dioses para obtener un perdón, sufrir para disculparnos, raza errante que se desplaza por la tierra, raza malagradecida pero sobre todo, raza mala.
El hombre es el origen de todos los males por el sencillo hecho de que le asigna una etiqueta a las acciones que hace. Considera como malas ciertas acciones y pensamientos que con un poco de manipulación discursiva y evolución, en todos los aspectos, podrían pasar a ser acciones buenas. La dificultad para definir conceptos tan ambiguos radica en que estos son tan humanos como nosotros, y se encuentran al servicio de las clases poderosas para manipular todo un pensamiento colectivo a su conveniencia, en otros palabras, son conceptos humanos, históricos y culturales. La ambigüedad que ellos cargan es impresionante, y al estar presentes en más de un tiempo, en más de una sociedad y en más de una cultura, las connotaciones y significados que cada concepto adquiere son impresionante e imposibles de definir con palabras. Somos la medida de todas las cosas y el origen de todos los males, eso es lo que nos hace humanos, decidir, dividir y jerarquizar nuestros comportamientos, y condenar pensamientos, sentimientos y acciones como buenos o malos dependiendo de la ley en turno.
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Existe una infinidad de opciones y caminos que podemos elegir para llegar a la felicidad o para entender de qué se trata nuestra existencia. El budismo es una de ellas. Si quieres aprender más sobre budismo, te decimos cuáles son los 4 principios para alejarte del sufrimiento. Además, estos son los cinco libros básicos que debes leer para entender su esencia.