Un multihomicidio y un letrero en la pared: Helter Skelter. Así se resume la escena de un crimen en 1969, por el que Charles Manson fue condenado a cadena perpetua y que marcaría el fin de “La familia”. Un grupo de jóvenes que seguían ciegamente a este hombre, argumentando que estaban tras el mismo demonio, quien los conduciría a una revolución cuyo final implicaría un cambio radical en el orden del mundo.
Disfrazados de una comuna hippie, nadie sospechaba de sus oscuras intenciones, pues era muy común en esa época encontrarse con este tipo de organizaciones habitadas por chicos que buscaban escapar de la sociedad, recluyéndose en algún lugar lejos de las ciudades. “La familia” se encontraba relativamente segura mientras su líder aprovechaba la fiebre de los sesenta para atraer a jovencitas a su lecho a través de sexo y drogas; ellas corrían desnudas por todos lados y él no podía sentirse más contento.
La sociedad en general ha visto en “La familia” un claro ejemplo de lo desastrosas que se pondrían las cosas si siguen apareciendo comunas alrededor del mundo y aunque no todas estas organizaciones se salen de control, existieron otras que, como la de Manson, estaban llenas de excesos sin fin. En plena Edad Media, alrededor de 1420, comenzaron a surgir sectas alternativas al cristianismo que se revelaban en contra de la veneración de los santos y la comunión; algunos de ellos, también abogaban por la creación de una sociedad en la que no existieran las clases sociales y todas las personas fueran iguales.
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Para la base de la Iglesia, estas sectas eran una amenaza, así que se ordenaron una serie de cruzadas para detener a los Taboritas, Órbitas, Utraquistas y Adamitas, sobre todo a estos últimos, pues sus costumbres causaron una gran indignación. Los integrantes del grupo acostumbraban ir desnudos a todos lados, pues consideraban que la ropa era un castigo que se le había impuesto a Adán y a Eva al ser expulsados del paraíso y que ellos eran totalmente inocentes del pecado de los primeros pobladores de la tierra, por lo tanto, el castigo no debería aplicarse a todos los hombres.
En segunda instancia, estaban sus práctica sexuales que se caracterizaban por ser libertinas, incluso incestuosas, claro que ninguna de estos encuentros podía realizarse sin el consentimiento de Adam, un anciano que cumplía el rol de guía y consejero. De modo que si alguien hervía de pasión por su hermana, podía ir con el viejo y pedir su consentimiento para poder satisfacer sus deseos, a lo que el líder contestaba: «ve, sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra».
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Alguien que presuntamente perteneció a esta secta fue el Bosco –o al menos eso es lo que muchos sospechan– debido a la parte central del famoso tríptico “El jardín de las delicias” (1503-1515) donde varios cuerpos desnudos según algunos polígrafos, representan la renovación del hombre para poder ser digno de regresar al paraíso.
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Las costumbres de desenfreno de los Adamitas colmaron la paciencia de muchas personas incluido el comandante taborita Jan Žižka, que en 1421 dio una orden para perseguir y exterminar a todos los miembros de la secta, quemandolos vivos acusados de herejía. Aunque se presumió que todos los miembros del grupo habían sido erradicados, se comentó que algunos de ellos habían sido vistos vagando en las profundidades de algunos bosques checos.
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