El terremoto de 1985 en México marcó un punto de inflexión para la nación. Los sismos del 19 y 20 de septiembre de ese año fueron devastadores para la Ciudad de México. Sin duda fue uno de los acontecimientos más trágicos sufrido por los mexicanos, ya que no sólo afectó a los capitalinos, sino que fue un suceso que marcó la vida de todos los habitantes del país. Millones de familias se desplazaron a tierras provincianas en busca de nuevas oportunidades de vida, atemorizados por el desplome y la destrucción de sus bienes inmuebles. El pasado es irremediable. El presente, en aquel entonces, estaba signado para convertirse en parte de la Historia. Después de todo, aún parece imposible para el ser humano detectar los terremotos. Tal vez con la ayuda de los animales pudo haberse predicho el evento y salvar vidas humanas.
En todo caso, el sismo de aquel día fue sorpresivo. Nunca imaginas que casas y edificios se fraccionaran y quedaran reducidas a polvo y escombros en un abrir y cerrar de ojos. Una de las zonas más afectadas fue la delimitada al norte por el Conjunto Habitacional, Nonoalco-Tlatelolco, un lugar que ya había sido escenario de actos lamentables, como el vivido en 1968 con el movimiento social y estudiantil, tragedia que ya había marcado el lugar con cierto matiz de maldición.
Edificio Nuevo León, Tlatelolco. Foto: Marco Antonio Cruz
Sin duda alguna, algo que da identidad nacional a los mexicanos son los monumentos arquitectónicos. En cierto modo, esa conexión con el espacio y con la ciudad, reforzada por un profundo sentido de pertenencia, es un rasgo común de la sociedad mexicana, que adquiere dimensiones emocionales y sentimentales. Aquella mañana, alrededor de las 7:00 am, el panorama cambiaría y muchos de los puntos neurálgicos de la urbe nunca volverían a estar de nuevo en ese lugar.
Edificaciones como la Secretaría de Marina, el Hotel De Carlo, Televiteatros y el Hotel Regis pasaron a la historia como monumentos borrados del mapa por las más duras leyes de la naturaleza. Al hablar de este lujoso hotel, emblemático por su arquitectura y diseño, se reconoce un pasado difícil —por no decir imposible— de recuperar. Se consideraba el Titanic de los hoteles y era sumamente famoso y reconocido sobre todo por su majestuosidad, misterio y lujosos acabados. Albergó a miles de personalidades, entre los que se cuentan príncipes, actores, escritores y políticos, lo que lo convirtió en un centro de reunión de la más grande élite de entonces. Después de su caída, se convirtió en una especie leyenda y en un hito de un pasado glorioso de la modernidad.
Otro de los edificios cuya desaparición consternó a la sociedad fue el del legendario Televicentro, antecesor de Televisa y pionero de la comunicación y el entretenimiento en el país. De forma crítica, se desplomó y la trasferencia satelital se bloqueó. Lo que acabó con su señal para siempre.
La ciudad de México, aunque en ese entonces era proporcionalmente más pequeña y con menos habitantes, tenía un significativo número de población y la demanda habitacional estaba en auge. Por eso se creó la figura de los multifamiliares. Así nació al principio de los años 50 el Centro Urbano Benito Juárez. El presidente Miguel Alemán comisionó la creación de este concepto habitacional para albergar a las familias de empleados públicos de la ciudad.
Esta construcción ya había estado atravesado temblores, pero nunca había pasado algo tan contundente. Sus estructuras sufrieron gran daño durante el suceso de 1985. Algunos edificios del conjunto soportaron los embates del sismo, pero otros simplemente cedieron. Actualmente algunas torres sólo permanecen en el recuerdo.
Indudablemente la salud también se vio afectada. El conjunto hospitalario más importante de América Latina, el Centro Médico Nacional Siglo XXI padeció grandes estragos. Tras el temblor permaneció en pie, pero completamente inhabilitado e ineficaz para brindar sus servicios. En este hospital se atendía todo tipo de enfermedades y, gracias a los adelantos médicos, ofrecía un servicio de primera. En la actualidad este centro es un conjunto arquitectónico que preserva el sentimiento de identidad nacional por medio de su pasado.
Testimonios desde los escombros: el dolor y desamparo que dejó el terremoto en México
Todo gran evento define, en menor o mayor medida, el destino de sociedades enteras. Sin duda alguna recordar ese acontecimiento deja una sensación de nostalgia para muchos mexicanos, pues cambió el rumbo de su vida en diversos aspectos. Su ideología, idiosincrasia, pensamiento político y social dieron un giro inesperado. Incluso su forma de dirigirse y de actuar se convirtieron en el resultado de una tragedia que, a su manera, le dio fuerza a un sentimiento nacional. Han pasado casi 32 años, pero el suceso siempre estará en la memoria de los mexicanos.
***
La historia se revive por medio del recuento y la revisión de los hechos. Así se vivieron los días del terremoto.