Emiliano Zapata fue la figura de la Revolución; representaba al mexicano humilde, campesino y con poca instrucción escolar. Su participación en el movimiento revolucionario se dio por la persecución porfirista hacia la Junta de Cuautla que lo llevó a México como parte del ejército.
Emiliano Zapata 1879-1919
Emiliano Zapata fue un defensor de las tierras, principalmente en Morelos, su estado natal; en 1909 fue nombrado jefe de la Junta de Ayala y distribuyó las tierras entre los campesinos. Simpatizante con la figura de Madero, en 1911 se adhirió al plan de San Luis y fue designado jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur. Siempre partidario de la causa de los campesinos y el reparto de tierras, comenzó a tener discrepancias con Madero, quien exigía el desarme de las guerrillas, mientras que Zapata reclamaba la distribución inmediata de la tierra.
Por la nula apertura de la reforma al asumir Madero el poder, Zapata elaboró el Plan de Ayala en el que declaraba al presidente incapaz de cumplir los objetivos de la Revolución. Así, la Reforma Agraria se convertiría en una prioridad y en el motivo para la renuncia de Madero.
Emiliano Zapata
Al asesinato de Madero, Zapata se unió a los constitucionalistas liderados por Venustiano Carranza, quienes luchaban contra los huertistas. Fue nombrado jefe de la Revolución y derrotó a Victoriano Huerta en 1913. Junto a Francisco Villa, ambos representantes del movimiento agrario, peleó contra Carranza.
Las ideas de Zapata comprendieron la creación de comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa.
Zapata fue traicionado y asesinado por el coronel Jesús Guajardo (1892-1920), el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, su cadáver fue llevado a Anenecuilco y posteriormente trasladado a Cuautla, donde sus restos reposan al pie de la estatua que le fue erigida.
Asesinato de Emiliano Zapata
Emiliano Zapata defendió con coraje la propiedad de la tierra, la frase “Tierra y Libertad” pudo sintetizar los deseos de los campesinos los cuales aún hoy siguen aclamando “La tierra es para quien la trabaja”.
Muchas historias comenzaron después de su muerte, algunos campesinos y habitantes de la zona aseguraban que Zapata no había muerto y que se le veía montando por los cerros de la región, reflejo quizá de la esperanza perdida de recuperar sus tierras. Se dice que después de los constantes atentados de que era objeto, o se sentía objeto, hicieron que Emiliano usara a un “doble” para ciertos eventos públicos. La gente lo identificaba porque, si bien era muy semejante al caudillo, su doble era más bajo de estatura; además, Zapata nunca usaba calzón de manta: siempre andaba de traje charro, armado y acompañado de su caballo.
En 1911 Emiliano Zapata envió una carta a los pueblos del mundo, en el que expresaba sus ideales y en el que recuerda a los habitantes, cuidar sus vidas e intereses:
A TODOS LOS PUEBLOS EN GENERAL
“En nombre de mi Ejército, que reclama un derecho de reivindicación muy justo en la conciencia de todo buen mexicano, o de otra nacionalidad, que ame a su propia Patria y que tienda a salvarla de monstruos perniciosos que explotan de una manera salvaje el sudor de las frentes de sus hijos, vengo a protestar ante el mundo civilizado que ha hecho a su Patria libre e independiente, encaminándola por el sendero del progreso de su riqueza nacional, contra la prensa alarmista y contra todo ataque a mis denodados soldados, que nos llaman bandidos, porque bandido no se puede llamar a aquel que débil e imposibilitado fue despojado de su propiedad por un fuerte y poderoso, y hoy que no puede tolerar más, hace un esfuerzo sobrehumano para hacer volver a su dominio lo que antes les pertenecía. ¡Bandido se llama al despojador, no al despojado!
”Hago un llamamiento a todos los Pueblos de la República Mexicana, sin distinción de individuos en clases y categorías, a fin de que quiten de su mente todos los temores con que la prensa aduladora y enemigos nuestros, tratan de manchar mi honradez y la de mis valientes soldados; que tema, sí, todo aquel individuo que haya explotado, despojando tierras, aguas y montes en gran escala a los pueblos, pero no de una cobardía porque no somos cobardes, pero sí de que todo lo que no es suyo tendrá que devolverlo.
”Ofrezco a Uds. queridos pueblos, cuidar de sus intereses y de sus vidas, cuando por fortuna me toque estar en uno de ellos, para cuyo objeto me ocupo en disciplinar debidamente a mis soldados, y éstos se mantendrán acuartelados cuando tengamos la fortuna de tomar a fuerza alguna población de las defendidas por el Autócrata Madero, ¡destructor del Plan de San Luis Potosí!
”Ante el mundo entero ofrezco, en nombre de mis soldados y partidarios, obrar como antes he dicho, no respondiendo de aquellos individuos que al nombre de mi bandera se amparen cometiendo atropellos, venganzas o abusos; para éstos excito a todos mis partidarios y pueblos en general los rechacen con energía, pues a éstos los considero enemigos míos que tratan de desprestigiar nuestra causa bendita y evitar el triunfo; inquieran sus nombres verdaderos y no los pierdan de vista, para que reciban el castigo merecido.
”Pueblos queridos: el triunfo es nuestro, ya tiemblan los tiranos amigos del retroceso. ¡Adelante! que ya la aurora de la libertad brilla en el horizonte”.
31 de diciembre de 1911
Emiliano Zapata
General en Jefe de las Fuerzas del Sur