La oferta de unas vacaciones gratis de 10 días, un poco de dinero para el día a día, así como un sentimiento de pertenencia a un proyecto trascendente para la especie humana fueron suficientes para hacer de la Unidad del Resfriado Común (URC) uno de los destinos más populares entre 1946 y 1990 en Reino Unido.
Este sitio fue creado después de que en dicho país comenzara un auge por medir la productividad de las personas y los empleadores notaran que los días de descanso por enfermedad solían reducir las horas de trabajo de manera dramática, lo cual afectaba el funcionamiento de las empresas u oficios, así que en busca de una solución que no sólo ayudara a las personas a curarse con mayor rapidez, sino que también ayudara a que estas fueran más productivas durante sus enfermedades, el gobierno británico inició el URC en un hospital de guerra que tras la Segunda Guerra Mundial había quedado en desuso.
Foto: PATHÉ – BBC
El hospital, ubicado en la campiña británica entonces se convirtió en una especie de paraíso para algunos que asistieron más de una vez para conseguir un par de días de descanso y tranquilidad.
Los voluntarios que llegaban a tal lugar eran expuestos a un virus para resfirarse y entonces eran monitoreados por los científicos quienes incluso podían colocarlos en cuarentena. Sin embargo, lo cierto es que no todos los voluntarios eran infectados, por ejemplo, existía un grupo de control que como en otro tipo de experimentos en realidad recibían placebos. En ambos casos, sin importar el estado de salud, cada uno de los residentes podía permanecer en el lugar y realizar todo tipo de actividades.
De acuerdo con los datos de la BBC, cerca de 20 mil voluntarios asistieron a las instalaciones de la URC en un lapso de alrededor de 44 años, aunque ni ese tiempo bastó para que los médicos científicos pudieran encontrar una vacuna o cura única contra la gripe.
Aunque cabe destacar que la labor en la UCR aportó una mayor comprensión sobre lo que los humanos se enfrentaban al hablar de la gripe.
Por ejemplo, descubrieron que en lugar de un virus único que resfriara a las personas, existían hasta 100 serotipos distintos que podían provocarla, dificultando la producción de una vacuna, aunque algunos pudieron aislarse y buscarse tratamientos mucho más efectivos. Además, la investigación tuvo otros objetivos más allá de la microbiología como probar algunos mitos en torno al resfriado y su veracidad.
Hacia la década de los 90 el sitio fue cerrado dando por finalizado un raro capítulo en la historia de la ciencia y la humanidad en la que las vacaciones y la experimentación humana convivieron en armonía y con miles de voluntarios. Posteriormente se inaguraron centros similares como el Common Cold Centre en Cardiff, aunque éste también fue cerrado en el 2017 y, por supuesto, no ofrecía vacaciones a cambio de enfermarse por unos días.
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