La transición entre los siglos XIX y XX viene marcada en Hispanoamérica por el modernismo, movimiento literario fundamentalmente poético, que surge del deseo de superación del realismo.
Influido por el simbolismo francés, el modernismo pretende desligarse de la tutela literaria española. Así, se sientan las bases de lo que será la gran literatura hispanoamericana del siglo XX y su perpetua búsqueda de formas nuevas para expresar la compleja realidad de los distintos países del continente. A través de esta corriente literaria, propia de la poesía, se produce una profunda renovación del lenguaje literario, cuyo objetivo será la belleza absoluta y su mayor exponente fue Félix Rubén García Sarmiento, quien eligió como nombre literario Rubén Darío.
El escritor nicaragüense es considerado, en la historia de la literatura en lengua española, como uno de los autores más elogiados pero, a su vez, más atacados por iniciar con el movimiento que representa “la mayoría de edad” de la literatura hispanoamericana, pues, por primera vez, se desarrolla un movimiento literario autóctono que influirá en España y no al revés, como había sucedido hasta la aparición de Azul… el primer libro publicado de Rubén Darío y el que representó, además, la puerta a la gran poesía del siglo XX.
Con el inicio de las independencias latinoamericanas, entre 1809 y 1810, los escritores comenzaron a reflejar su realidad a través de las letras, pero fue con la Revolución Mexicana, iniciada en 1910, cuando coincidió con un rebrote del interés de los escritores latinoamericanos por sus características distintivas y sus propios problemas sociales. A partir de esa fecha, y cada vez en mayor medida, los autores latinoamericanos comenzaron a tratar temas universales y, a lo largo de los años, han llegado a producir un impresionante cuerpo literario que ha despertado la admiración internacional.
A partir de ese momento la literatura hispanoamericana evolucionó del crudo realismo como consecuencia de la influencia de escritores como James Joyce, Virginia Woolf, Aldous Huxley y William Faulkner, con un escenario y una trama de carácter local, a la que añadieron nuevas dimensiones psicológicas y mágicas, desarrollando así, por ejemplo: el Boom latinoamericano, del que Roberto Bolaño no era afecto y con quien Guía literaria inicia un conteo con los 100 Libros Imprescindibles de la Narrativa Hispanoamericana.
Esta es la primera parte de una lista no definitiva de novelas hispanoamericanas que debes leer:
2666 – Roberto Bolaño
Apasionado lector, devorador de cine y de programas de televisión -siempre mejor la tele que un best seller, solía decir- y cultivador de un cierto talante rebelde, Roberto Bolaño corre el albur de convertirse en mito pop, al menos eso es lo que dice sobre él Juan Villoro. Y es que la muerte temprana del chileno y el éxito que logró con Los detectives salvajes lo convirtieron en un fenómeno literario generador de duras críticas, no sólo hacia él sino de él hacia los demás, sobre todo a los pertenecientes al Boom Latinoamericano.
2666 fue su novela póstuma, 2004, la que planeó publicar como cinco libros independientes para asegurar así, en caso de fallecimiento, el futuro de sus hijos. La novela se editó como un solo tomo y fue elegida, en 2013, como la novela más influyente en el ámbito de la lengua española. Desde las ruinas de Europa, recorridas en vertiginosos travelling, hasta el desierto de Sonora, donde sucede una interminable cadena de asesinatos de mujeres, la novela propone un recorrido abismal, amortiguado entre carcajadas, por una cultura y una civilización en derrota, en las que la literatura continúa invocando el simulacro de una redención.
Abaddón el exterminador – Ernesto Sabato
Sabato es uno de los mayores escritores argentinos, al lado de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Su obra narrativa consiste en tres novelas: El túnel, Abaddón el exterminador y Sobre héroes y tumbas, considerada la mejor novela argentina del siglo XX y una de las obras cumbre de la literatura latinoamericana.
El argumento general de Abaddón es apocalíptico, con la recreación de sucesos nefastos de la Historia Argentina de los 70, aunque se encuentran fuertemente presentes los dramas mundiales del siglo XX como la Segunda Guerra Mundial, Hiroshima y la Guerra de Vietnam.
Abril rojo – Santiago Roncangliolo
Siempre quise escribir un thriller, es decir, un policial sangriento con asesinos en serie y crímenes monstruosos. Y encontré los elementos necesarios en la historia de mi país: una zona de guerra, una celebración de la muerte como la Semana Santa, una ciudad poblada de fantasmas. ¿Se puede pedir más? Esto es lo que se pregunta el peruano Santiago Rocangliolo al presentar su novela, galardonada con el Premio Alfaguara 2006.
Abril rojo utiliza el formato del género policiaco para hablar de otras cosas, en especial de la corrupción política y policial, la violencia enquistada, de varias formas, en la sociedad peruana, o la conflictiva relación con las poblaciones indígenas.
Aura – Carlos Fuentes
Carlos Fuentes formó parte del llamado Boom latinoamericano, surgido entre 1960 y 1970, junto con otras figuras emblemáticas de la literatura latinoamericana: Gabriel García Márquez (Colombia), Julio Cortázar (Argentina) y Mario Vargas Llosa (Perú), quienes fueron en su época jóvenes escritores, que se apartaron de convencionalismos para hacer un trabajo más experimental con una carga política que sería reflejo de la situación que se vivía en América Latina.
Aura es una novela corta, obra del ganador del Premio Cervantes, el escritor mexicano, Carlos Fuentes. La historia está situada en el año 1961 en la Ciudad de México. Esta obra es considerada como una de las más importantes de este novelista y una de las mejores de la narrativa mexicana del siglo XX. Fue publicada en México en 1962, mismo año en que se publicó otra popular novela de Fuentes, La muerte de Artemio Cruz. Ambas forman parte del fenómeno literario conocido como Boom latinoamericano, que tuvo lugar entre las décadas de 1950 y 1970 en toda América Latina.
Balún Canán – Rosario Castellanos
En 1957, Rosario Castellanos publicó su primera novela: Balún Canán; en ésta, Castellanos se refleja como una niña que vive en esta región chiapaneca, ya que vio desde chica el trato que su familia le daba a los indígenas, de ahí que se le considere autobiográfica. La figura de esta niña es influenciada por la nana indígena que le inculca a la infante el sentido de la comprensión y solidaridad entre los individuos a través de cuentos y leyendas. Balún Canán es considerada por muchos como indigenista, y sobre eso, Rosario no estuvo de acuerdo que su novela se etiquetara de esa manera ya que señalaba que la temática la constituye la persistencia de figuras recurrentes: la casada defraudada, la solterona vencida, la niña desvalida, la adolescente encerrada.
Bestiario – Julio Cortázar
Uno de los mejores cuentistas latinoamericanos y, además, uno de los máximos exponentes del Boom latinoamericano, dijo sobre el cuento casi todo lo que los narradores contemporáneos definen como tal, fue él uno de los grandes cimientos del relato corto contemporáneo y comparaba al cuento con una esfera; es algo, decía, que tiene un ciclo perfecto e implacable; algo que empieza y termina satisfactoriamente como la esfera en que ninguna molécula puede estar fuera de sus límites precisos.
Según el propio autor, varios de los cuentos de Bestiario fueron autoterapias de tipo psicoanalítico. “Yo escribí esos cuentos sintiendo síntomas neuróticos que me molestaban”, dijo también al referirse al mismo.
Bestiario es el primer libro de cuentos de Julio Cortázar. En él es ya claramente visible la tendencia que marcará la literatura cortazariana hacia lo fantástico pero de un modo original, porque no sólo se presentará ese registro en lo temático o en los sucesos narrados sino que también estará reforzado desde lo discursivo y desde la estructura misma de los relatos.
Boquitas pintadas – Manuel Puig
La novela cuenta la historia del donjuán Juan Carlos Etchepare, vinculado, fundamentalmente, con tres mujeres: Nené, una humilde muchacha que está verdaderamente enamorada de él; Mabel, una chica bien que es tan infiel como lo es Juan Carlos; y la viuda Di Carlo, mal vista por los rumores de que no respeta su viudez.
Canaima – Rómulo Gallegos
Gallegos es considerado como el novelista venezolano más relevante del siglo XX, y uno de los más grandes literatos latinoamericanos de todos los tiempos. Algunas de sus novelas, como Doña Bárbara, han pasado a convertirse en clásicos de la literatura hispanoamericana.
Cien años de soledad – Gabriel García Márquez
Según Carlos Fuentes, García Márquez ha logrado una de las mayores características de la ficción moderna. Eso es la liberación del tiempo a través de la liberación, de un instante a partir del momento en el que una persona logra recrearse a sí misma y a su tiempo. A pesar de sus posturas políticas, nadie puede negar que el trabajo de García Márquez ayudó a rejuvenecer, reformular y recontextualizar la literatura y la crítica en Colombia y en el resto de América Latina.
Cien años de soledad cuenta la historia de siete generaciones de la familia Buendía es la forma en la que uno de los máximos representantes del realismo mágico nos regaló uno de los libros más bellos de la literatura latinoamericana. La belleza no radica en el canon estético estándar, sino en la manera en la que el escritor narra la vida de tantas personas, los nexos y conflictos por los que atraviesan; también en la belleza de obligar al lector a contar con un árbol genealógico con el que se debe guiar para no perderse entre tantos años e historias.
Como agua para chocolate – Laura Esquivel
En 1989, la escritora mexicana Laura Esquivel, presentó al mundo a Tita, sus amoríos y la relación que el personaje principal lleva con su familia; todo relacionado con la importancia de la cocina y las recetas típicas mexicanas de la época en que está ambientada la novela. Como agua para chocolate fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX, en su historia, Laura emplea el realismo mágico con el fin de combinar lo sobrenatural con lo mundano.