Historias hermosas, nobles e inspiradoras cuentan la vida de un príncipe que no hizo más que buscar la sabiduría que en su momento le ayudó a comprender el poder de la unidad, del amor y del espíritu. Lejos de las riquezas habituales de las que todo hijo de reyes puede gozar, Siddharta se dedicó a compartir con los que más lo necesitaban. Sus manos, parecidas a un milagro, tocaban para curar a los enfermos y débiles. Siddharta no poseía ningún poder etéreo, lo único que él poseía era una plenitud inigualable. Durante un largo viaje este hombre se convirtió en un nómada que aprendió a ayunar, meditar y esperar sin que nada ni nadie lo perturbara. Así es cómo llegó a ese estado de paz y felicidad que lo acercó poco a poco a la perfección.Para Siddharta no todo fue perfecto; se enamoró y las demandas de un amor unilateral lo llevaron al hastío hasta abandonar a la que era su mujer. Tuvo un hijo y éste resultó ser la antítesis del adoctrinado hombre, a lo largo de sus viajes perdió amigos y se separó de su familia. La frustración y la soledad lo llevaron a pensar en el suicidio, pero todo lo que aprendió durante su búsqueda lo ayudó a redimirse hasta emerger nuevamente desde el fondo. La historia del que parecía estar destinado a reinar todo un imperio terminó siendo una lección de vida inmaculada que marca a cualquiera.Hermann Hesse fue el autor que recopiló la travesía completa del maestro Siddharta. En su novela, dividida en varios capítulos, se encuentran los invaluables consejos del hombre que a pesar de todo logró encontrarse a sí mismo, llegar al nirvana y convertirse en un ser perfecto; no por lo que hacía o tenía, sino por lo que sentía. Es decir, Siddhartha encontró en la plenitud y la serenidad el mejor alimento para su espíritu.
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1. Un cuento indio
Como la presentación de Siddhartha, este capítulo aparece para enseñarnos que a veces el lugar en le que estamos no es precisamente al que pertenecemos. Cuando Siddhartha se da cuenta de ello decide emprender un viaje junto con su gran amigo Govinda. Y así comienza la búsqueda del príncipe que anhela dejar de sentir su espíritu vacío; quien a pesar de las negativas de su padre, el rey, decide iniciar la aventura para encontrar su propio camino.
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2. Los Samanes
Una vez comenzado el viaje Siddhartha y Govinda se encontraron con los Samanes, a quienes decidieron unirse para aprender todo sobre la meditación, paciencia, cómo alejarse del dolor, olvidarse de sí y ser uno con la naturaleza. Sin embargo, cuando Siddhartha obtuvo todo el conocimiento de sus maestros dejó de sentirse satisfecho y por segunda vez, junto con Govinda, salió a buscar lo que tanto deseaba: encontrarse con Buda, quien logró lo que nadie. Siddhartha quería ser como él, y se tatuó ese nuevo objetivo para jamás abandonarlo.
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7. Sansara
Consumido por esa vida de extravagancias y confundido por el poder que Kamala le había otorgado, Siddhartha se entregó, al igual que los demás hombres, a la puerilidad, la codicia, el placer, la indolencia, la ambición y el egoísmo. Pero no tardó mucho tiempo en despertarse a la mitad de la noche para percatarse de que cayó en un juego infantil llamado Sansara; en el cual, lo más importante era ser un hombre entre los hombres. Esa misma mañana Siddhartha decidió continuar su búsqueda para dejar atrás una vida que sólo lo había vaciado, rompió los lazos que lo unían a lo material y emprendió su camino.
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8. El balsero
Decidió regresar al río donde años atrás su viaje comenzó. Ahí se encontró con el mismo balsero que aquella vez le ayudó a cruzar el río. Durante horas los dos hombres hablaron sobre sus experiencia al intentar llegar a dónde se encontraba Buda. En el recorrido Siddhartha se encontró con Kamala, quien le pidió que la llevara con él y a un bebé que la acompañaba para conocer al gran maestro también. En la travesía la mujer de Siddhartha fue mordida por una serpiente y al morir, ella confesó que ese pequeño era su hijo.
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9. El hijo
El niño que Siddhartha intentó criar nunca aceptó la filosofía de vida de su padre. No se acostumbró al ayuno, ni a la meditación o al río, ni a nada de lo que Siddhartha intentó enseñarle. Entonces, él entendió que lo que guiaba a su hijo era el Sansara, por lo que decidió no intervenir más para saciar la pasión desmedida del que ya era un adolescente. Finalmente, el hijo de Siddhartha huyó, y con el corazón destrozado, su padre comprende que él también necesitaba buscar su propio camino.
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10. Om
Con el tiempo Siddhartha dejó de sentir el hueco que la partida de su hijo le había causado, con sabiduría reconoció sus errores y se empeñó en contra la perfección de cada instante a partir de su creencia en la inexistencia del pecado para el espíritu. Un día, miró el río donde trabajó por un tiempo transportando a los hombres como balsero y logró ver un reflejo que fusionaba a su padre, a su hijo y a él mismo como una sola silueta que fluía con la corriente. Y se dio cuenta de que la sabiduría verdadera eres ésa, aceptar el reflejo de otros y fluir con el tiempo.
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11. Govinda
Finalmente llegó el reencuentro entre Siddhartha y Govinda, quiene por casualidad paseaban por los jardines que alguna vez le pertenecieron a Kamala. Por horas hablaron sobre las experiencias que ambos vivieron durante la búsqueda de su felicidad, compartieron la comprensión que adquirieron sobre el tiempo continuo, la inexistencia de las verdades únicas, el amor, las palabras y el silencio. Al despedirse, Govinda le pidió a su amigo que le compartiera una palabra de sabiduría para llevársela siempre con él, pero Siddhartha sólo le pidió que se acercara. Él tomó su cabeza y le besó la frente, entonces Govinda comprendió que el silencio de su amigo y la hermosa sonrisa de su rostro era idéntica a la de Buda, pues al igual que él y después de tanto buscarlo, Siddhartha se había convertido en un ser perfecto.
El libro sobre la búsqueda de Siddhartha es un compendio que penetra el alma con una posible respuesta a algo que todo nos preguntamos; eso que nos algo que nos perturba y agobia diario: ¿quiénes somos, de dónde venimos y hacía dónde vamos? Los 11 consejos de Siddhartha se encuentran entre las líneas de la novela de Hermann Hesse, la cual habla de la majestuosidad del ser humano cuando éste comprende el verdadero significado de la armonía y la felicidad que sacia el hambre del espíritu.
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