Pensé en escribirte una carta, pero no pude pasar del “espero que estés muy bien” (realmente no lo espero). Así que imaginé un encuentro divertido, tal vez hablaríamos sobre nuestros nuevos proyectos, los cuales no involucran al otro y después pelearíamos hasta que me hicieras llorar. Justo antes de despedirnos te acercarías a mí para secarme una lágrima y en la confusión del momento nos volveríamos a besar como la primera vez que torpemente me tomaste la cara para darme un beso corto, casi temblando.
Antes de crear la siguiente escena me di cuenta de cuánto me dolía imaginar cosas que sabía que no iban a suceder, entonces se me ocurrió envolver en un papel liso los 5 libros que resumirían de la manera más hermosa nuestra cruel historia.
Pero tampoco creo que ahora que soy tan ajena a ti, debas quedarte con mis títulos favoritos, así que simplemente te haré algunas recomendaciones, no quiero comprometerte a leerlos y menos a que me busques para regresármelos junto con una sinopsis barata, como la que solías hacer sobre todos los trabajos escritos que quise compartir contigo.
Por lo tanto sólo te dejo este texto, corto y bastante claro, sobre otros que se parecen a nosotros, sobre historias que arden como la nuestra y sobre amores que tuvieron que despedirse aunque aún nadie sepa por qué.
*El futuro es algo que tú y yo no vamos a disfrutar juntos
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Ya que estás más empapado de nuestros recuerdos, te pediría que leyeras a Charlotte Brontë para que entre sus dolientes relatos sobre la vida de “Jane Eyre” encuentres un poco de redención. Pues nadie podría dejar de sentirse compadecido por una niña que sufrió toda la vida hasta rebelarse en contra de todos para después volver a llorar aún después de tanto. A Jane Eyre, igual que a nosotros, parece que la vida le propuso sufrir, pues sólo así logró encontrar el amor.
¡Qué ironía que nosotros aún después de haber sufrido tanto no hayamos encontrado nada, ni fortuna, ni suerte! Sólo una indiferencia tan grande como para convertirnos en dos extraños que se odian por amarse todavía.
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Entre tanto caos y varios capítulos dramáticos, deberías tomar el libro “Una suerte pequeña” entre tus manos para que entiendas una de mis mayores dudas. Hoy sé que lo nuestro es pasado y que en mi presente no existes más, pero ¿qué hay de mi futuro?
¿Será tan diferente al tuyo? Cada vez que pienso en ello me siento igual que como Claudia Piñeiro describe a su personaje en este libro. Me suelto al vacío para caer y al fin ser libre, aunque se trate de una libertad inútil, que sé que sólo durará mientras me sienta caer.
Tantos años, palabras, planes… y ningún mañana, pues ahora que me fui para dejarte, en lo único que pienso es en cuándo voy a regresar para quedarme conmigo. Y no se si algún día la casualidad nos vuelva a juntar, tampoco entiendo por qué los encuentros siempre se dan tan inesperadamente, pero espero tener un poco de suerte pequeña la próxima vez que te vea para poder seguirme de largo sin reconocerte.
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Contigo todo fue tan utópico que no puedo creer que no lo hayamos creído. Nuestra historia, al igual que la de Alessandro Baricco, fue un sueño más allá de la razón. El cual nadie nunca, en ningún lugar se había propuesto jamás, pues en lugar de conocernos y fluir con los días y la vida nos hicimos un plano inalcanzable de caminos y veredas que terminaron en un laberinto; mismo que tuvimos que destrozar para poder escapar.
Por eso sé que “Esta historia” te será tan familiar como lo fue para mí, pues ambos queríamos terminar donde empezó todo y ninguno se dio cuenta de que lo importante no era dónde estuviéramos, sino caminar juntos a donde fuera.
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Por último y para que no creas que quiero ser siempre la protagonista tendrás que leer a Javier Marías y entonces entenderás que al igual que en su libro “Los enamoramientos”, yo no desaparecí, tú jamás me pediste que me quedará.
Entonces supe que tenía que dejarte ir, ya que a pesar de que nunca saliste por ninguna puerta ya tenías muchos días con la mente en otro lado y tu corazón muy lejos de mí.
Quédate con esta última novela en la que te darás cuenta de la enorme imposibilidad que existe sobre saber la verdad de nosotros. Creo que así como nunca pudiste descifrar tus propios pensamientos ni comprender tus sentimientos, jamás encontrarás la verdadera razón del por qué hoy no estamos juntos.
Sin embargo, vale la pena que te esfuerces en buscarla en alguno de estos textos, los cuales ya existían desde antes de nosotros, tal vez para que un día nos mostraran la verdad, tal vez para que en algún momento entendieras por qué te dejé ir.
Más que entender porqué, a veces es mejor dejar ir a alguien, hay que aceptarlo; encontrar en esa acción algo de paz es posible a pesar de la tristeza y sólo así, el hueco que hoy se llena de ganas de regresar con esa persona, mañana comenzará a llenarse de esperanza.
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