Sí, la poesía es un tema maravilloso para personas de todas las edades, incluyendo a los niños. A través de ella podemos experimentar todos los estados de ánimo y entender el mundo que nos rodea de una manera distinta. Por ello, es necesario que los menores se involucren en la lectura de ésta para que los instruya, los emocione y les haga ver que en la etapa que están viviendo ser felices es su único motivo de ser. Si hay pequeños en tu casa, comparte con ellos estos poemas de felicidad cortos para niños y diviértanse juntos un rato.
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1. “Pegasos, lindos pegasos” por Antonio Machado
Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera…
Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!
2. “Sol de invierno” por Antonio Machado
Es mediodía. Un parque.
Invierno. Blancas sendas;
simétricos montículos
y ramas esqueléticas.
Bajo el invernadero,
naranjos en maceta,
y en su tonel, pintado
de verde, la palmera.
Un viejecillo dice,
para su capa vieja:
«¡El sol, esta hermosura
de sol!…» Los niños juegan.
El agua de la fuente
resbala, corre y sueña
lamiendo, casi muda,
la verdinosa piedra.
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3. “Casita de papel” por Elsa Bornemann
La casita de los versos
es de papel y chiquita,
pero allí cabe de todo
lo que uno necesita
en sus siete habitaciones
con sus siete ventanitas:
En una hay sueños violetas,
hay en la otra, sonrisas;
en la tercera, un gigante
bien dibujado con tiza
que guarda hermosas palabras
debajo de la camisa…
En la cuarta habitación
un cofre con musiquitas;
en la quinta, dos espejos
para ver cosas bonitas…
(por uno se ven los pájaros
y por el otro, estrellitas…).
En la sexta habitación
cubre paredes y suelo,
un jardín de tulipanes
con césped de terciopelo
y escalera-caracol
para ir a bailar al cielo.
En la séptima hay dos lunas
en el fondo de un baúl:
una huele a azúcar tibia,
la otra a perfume azul…
una usa hebillas de oro,
la otra moños de tul.
¡Ay! ¡Qué casa primorosa,
de papel y tan chiquita!
pero… . ¿han visto?, cabe todo
lo que uno necesita
en sus siete habitaciones
con sus siete ventanitas.
4. “Venid a escuchar” por Antonio de Benito Monge
La orquesta ya suena,
¡venid a escuchar!
timbales, tocad,
¡venid a escuchar!
Un sueño en el aire,
¡venid a escuchar!
flautas a trinar,
¡venid a escuchar!
Mágicos sonidos,
¡venid a escuchar!
cuerdas a temblar,
¡venid a escuchar!
Ya suena la música,
tiempo de soñar.
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5. “La luz” por Daniel Allaria Oriol
Vino mi papá
apagó la luz
y a mí me dio un susto…
¡como un patatus!
Le dije a mi papi
déjame encendida una luz chiquita
hasta que en un rato
me quede dormida.
Unos minutitos
y después entras
y me das un beso
y vos la apagas.
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