Hilda Doolittle fue una poetisa y escritora estadounidense de finales del siglo XIX. Estudió letras clásicas griegas y sus primeros trabajos fueron publicados bajo el pseudónimo de Edith Gray, en su juventud conoció a Ezra Pound, quien siempre la alentó a desarrollar sus ideas literarias y firmarlas con las siglas H.D. Fue la primera mujer en ser galardonada con la medalla de la Academia Americana de las Artes y las Letras.
Foto: The vampires wife
Los misterios quedan
Los misterios quedan,
yo sigo el mismo
ciclo del tiempo de la siembra
y del sol y la lluvia;
como Démeter en la hierba,
multiplico,
renuevo y bendigo
como Baco en la viña,
sustento la ley,
abrazo los misterios verdaderos,
el primero de ellos
nombrar a los muertos, a los vivos;
soy el pan y el vino.
abrazo la ley,
Sustento los misterios verdaderos,
yo soy la viña,
y las ramas, vos
y vos.
Conoció a Ezra Pound en su juventud en Estados Unidos, incluso se comprometieron, pero el padre de Hilda nunca aprobó la relación y ella comenzó un noviazgo con un Frances Josepha Gregg, una estudiante de arte. Cuando fue a vivir a Londres se reencontró con Pound y este se mostró impresionado por los versos libres y simplificados de la autora.
Leteo
Ni piel ni cuero ni vellón
te cubrirán,
ni cortina de seda ni refugio
de cedro hallarás sobre vos,
Ni el pino
Ni el abeto.
Ni la vista de la aliaga o del espino
o del tejo de río,
Ni la fragancia del arbusto en flor,
ni la queja del tordo para despertarte,
ni la del zorzal,
ni la del pardillo.
Ni la palabra ni el contacto ni la visión
del amante anhelarás
en la noche, sino esto:
el rodar de la marea entera que te cubra
sin preguntas,
sin besos.
En Europa se le comparo mucho con la poesía japonesa, sin embargo, su etilo esta mayormente influenciado por la lírica grecolatina, específicamente por los Poemas de Safo, que habían sido redescubiertos en aquella época.
Azar
El azar dice:
ven aquí,
el azar dice:
¿resistirías
partir?
el azar dice:
amor,
no hemos amado
por casi un año,
¿resistirías
esta soledad?
yo no;
además de ti,
le temo
al viento,
al pájaro,
al mar,
a la ola,
a los lugares bajos
y al aire alto;
oigo
funestas amenazas
por todas partes;
me asusto
con el viento
en el sicomoro,
no puedo soportar
nada
más;
el azar dice:
querida,
estoy aquí,
¿no me quieres
más?
Foto: The Poetry Foundation
Hilda Doolittle dedicó mucha de su prosa a su atracción bisexual y relaciones poliamorosas, su obra fue retomada en los años 70, impulsada por el feminismo debido a todos los cuestionamientos que hacia H. D. a las relaciones convencionales y el amor patriarcal, muy adelantado a su época.
Helena
Traducción: María Negroni y Sophie Black
Toda Grecia odia
los ojos quietos en el rostro blanco,
el lustre que remeda a los olivos
donde está de pie
y sus manos blancas.
Toda Grecia denigra
el rostro macilento cuando ríe,
odiándolo aún más profundamente
cuando se pone pálido y blanco,
recordando encantamientos del pasado,
males del pasado.
Grecia ve sin conmoverse,
la hija de Dios, nacida del amor,
la hermosura de sus pies frescos
y las más suaves rodillas,
podría incluso amarla
si tan sólo estuviera tendida,
ceniza blanca entre cipreses fúnebres.
Las guerras marcaron su arte de manera definitiva. Doolittle vivió la Primera Guerra Mundial en Europa, como consecuencia de esto perdió a su hermano Gilbert en el frente y su esposo en ese entonces, el escritor Richard Aldington, fue reclutado por el servicio militar y al volver padeció del Trastorno del Estrés Postraumatico, al grado de que H.D. lo desconocía y opto por divorciarse de el años más tarde. Por esto es conocida por sus poemas sobre la guerra y la violencia desde una perspectiva femenina con modelos de literatura clásica.
Las traviesas de viento
Más blanca
que la corteza
por la marea a la izquierda,
se produce una picadura por la arena arrojada
y las conchas rotas.
Ya no dormir
en la prueba de viento
nos despertamos y huyeron
a través de la puerta de la ciudad.
noche
La luz pasa
de canto a canto,
de flor en flor-
la hypaticas, ampliamente extendida
bajo la luz
crecer desmayo
los pétalos alcanzan hacia el interior,
las puntas azules se doblan
hacia el corazón más azul
y las flores se pierden.
Los cornejo-brotes siguen siendo blanco,
pero las sombras dardo
de las raíces- cornejo-
pelos de punta negros desde la raíz hasta la raíz,
cada hoja
corta a otra hoja en la hierba,
sombra sombra busca,
entonces tanto la hoja
y hoja de sombras se pierden.
También te puede interesar:
Poemas de un hombre para romperle el corazón a cualquiera
Siete poemas que te cambiarán la vida
Poemas de Pablo Neruda que dan directo en el corazón