Hay personas que merecen el olvido, este poema nos lo recuerda; continúa leyendo…
Desde que te fuiste las cosas han cambiado, y es por ti que escribo estas palabras llenas de nostalgia e incoherencia. ¿Me creerías que a pesar del tiempo aún no entiendo?
A ti, querido desconocido, debo decirte que a veces siento que me haces falta y que sin ti ha sido difícil recuperar la inspiración. Mis palabras ya no me conducen al alivio y cada vez se sienten más confusas, pues el peor desconsuelo es no saber y no poder remediarlo. Es hacer las preguntas y las respuestas.
He perdido la cuenta de cuántas veces te he llorado y no has venido a salvarme. Y río por lo absurdo que suena pensar que lo harás, cuando en realidad nunca lo hiciste. No supiste qué hacer con mi dolor, ni siquiera cuando rompiste mi pecho y era evidente que allí había perdido la batalla que me encontraba peleando sola. A esas alturas no quedaba una gota de compasión entre nosotros.
A ti, que no valoraste a esta mujer que hoy te piensa. A ratos triste, como si aún te amara. A veces ya acostumbrada a tu ausencia sintiendo indiferencia. Otras con melancolía, como si hubiese algo porqué luchar. Ya no tendría sentido pensar en qué hubiese pasado de haber hecho las cosas diferente. Sólo lamento lo que somos ahora porque éramos mucho mejor que esto.
Y, sin duda, te culpo de mis peores momentos y de mis grandes aflicciones. Si hubieras actuado con justicia hoy estaría escribiendo historias de amor; sin embargo, me encuentro sola construyendo mi camino bajo el umbral del humo de un cigarro. Lo valías todo, incluso la pena.
Pero al final no importó. A quien le mostré lo más oscuro de mí y que, prenda por prenda, desnuda y sin atajos mostré mis verdades más profundas, me traicionó. A quien conté mis sueños y compartí mis anhelos. A él, que sin importar mis esfuerzos se llevó una parte de mí que jamás recuperaré.
Pero te prometo que lo intenté. Puedo jurar que despertaba en las mañanas queriendo que todo fuera diferente, pero ni mis más sinceros intentos devolvieron el amor a tu corazón. Estábamos tan agotados que sólo el tiempo podía curarnos. A ti de tu hastío constante y a mí al desgarro de tu desamor.
A estas alturas no sé si ya no te necesito o es sólo que me acostumbré a no tenerte. Es tan extraño verte a lo lejos y sentirnos tan ajenos. Como si nunca hubiéramos sido y sólo te hubiese soñado.
No sabes lo que significa cerrar los ojos y que se desgarre el alma en pena por el abandono de tu mal amor. Me quedé amándote sola mientras tú sólo pensaste en ti y, sin remordimiento, desgarraste mi alma con tu egoísta forma de quererme. De eso ya ha pasado tiempo, pero el amor no se olvida, incluso si no fue tan importante como dices.
Perdí la cuenta de cuántas veces me he fundido en el paisaje y he deseado desaparecer en mis recuerdos donde aún me amas y soy yo la mujer que deseas y te hace feliz. Pero duele entender que mis besos no eran suficiente y que mi compañía no llenaba el hueco que había entre nosotros. No era lo que necesitabas: ni mi amor, ni yo. Quizás era ella, quizá tampoco.
Y a pesar del tiempo y de admitir que gracias a él han sanado mis heridas, las dudas nunca contestadas persisten incesantes en mi corazón.
¿Qué tipo de amor estabas viviendo que eras tan infeliz a mi lado?
**
La soledad puede doler cuando se mira a un espejo vacío, pero el amor es el camino más peligroso por el que se ha de andar en la vida, por esta razón te dejamos 5 poemas de desamor para superar una despedida.
**
Las fotografías que ilustran el texto pertenecen al artista Alex Benetel; conoce más sobre su trabajo en su página oficial.