Nadie nos prepara para las pérdidas, mucho menos si es la de un ser amado, como se narra en el siguiente texto…
A ti que te fuiste sin poder despedirte, queriendo irte pero siempre con la intención de dejarnos una buena despedida. A ti que sin pensarlo desapareciste. A ti que, mientras esperábamos tu regreso, fuimos sorprendidos con una inesperada noticia que nubló nuestra mente y empañó nuestras pupilas. A ti que te fuiste sin poder despedirte, te ruego que no te preocupes, estamos bien, estamos luchando por seguir tu legado de buenos actos y progreso, tranquilo, que tu ideal será siempre puesto en alto y nunca dejaremos que sea pisoteado. A ti que te fuiste sin avisar. A ti que fuiste víctima de una desaparición tan abrupta que ni tú lo esperabas.
Aquí estamos, tratando de ser fuertes para no dar gusto a quien nos quiere ver en el piso. No te preocupes por nosotros, nos afecta que te fueras sin despedirte, y quizá no sabes cuánto, pero no te preocupes, estamos bien.
A ti que te fuiste sin despedirte, te digo que fuiste un ejemplo para muchos y un ala protectora para otros. Eras un ángel en este infierno lleno de demonios, eras un ser único y bondadoso. A ti que te fuiste al país de nunca jamás, ojalá pudiera llamarte para decirte lo mucho que haces falta.
A ti que te fuiste sin despedirte, sabemos que estás bien, que no vas a sufrir los desdenes de la vida, que estás en un país donde los sueños se hacen realidad, en el que no sufrirás por enfermedades, ni traiciones, ni dolores, ni obsesiones. A ti que te fuiste sin despedirte, a pesar de todo estamos contentos porque en nuestras memorias jamás envejecerás, en nuestras memorias aún eres aquel pequeño ser juguetón que disfrutaba la vida como ningún otro. A ti a quien le arrebataron los sueños por el resentimiento.
A ti, autor de tantas risas, de tantos regaños, de planes para el futuro, autor de tus sueños y de todos esos momentos especiales, a ti, luz de nuestro hogar. A ti que te fuiste sin poder decir adiós, te queremos dar las gracias por todo, aunque todavía gritemos al cielo para que regreses.
Esto es por ti y para ti que sin decir adiós te marchaste. Y también a ti, que me lees y que aún sigues en este tren a la muerte llamado vida, te dedico una risa y una lágrima, la alegría de la lectura y la tristeza de su contenido, te encomiendo mi fuerza y mi apoyo. A ti que sigues aquí a mi lado, te pido que si te marchas nunca olvides despedirte.
A ti que sigues escuchándome y estrechando mi mano, te pido que esta prosa llegue a tu corazón y sirva de protección para cualquier peligro que llegue a correr el vagón en el que viajas a ese destino tan triste y feliz a la vez.
Nadie dijo antes de morir que ese día, exactamente ese día, fue el mejor de toda su vida, irónicas palabras.
A ti que te fuiste sin despedirte, te queremos y en nuestras memoria nunca morirás. A ti que me lees entre lágrimas y risas… toma mi mano y sigamos con fuerza, que aún nos queda mucho por recorrer.
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Perder a una persona es una experiencia de las más difícil, pues toma un largo tiempo superar y aceptar su partida; sin embargo, existen diferentes tipos de duelo que te ayudará a decirle adiós y dejar ir a ese ser querido.
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Brandon Woelfel.