A ti que te cansaste de respirar y preferiste dormir eternamente para permanecer inerte en los recuerdos, en esos que no entienden de tiempos de momentos. Sé que te has ido, que tus ojos se han cerrado, que la luz del sol ya no entrara por ellos, que ya no verás la lluvia caer y tu cuerpo no sentirá el aire correr nunca más.
A ti que te has quedado atrapado en la nada que lleva consigo lo incierto, lo desconocido.
A ti que dejaste de estar físicamente para estar ahora en los sueños.
A ti que convertiste un instante en un para siempre.
A ti que has dejado de habitar la tierra para conocer el universo de Dios, que te envuelve en él y te hace invisible ante nosotros.
A ti que ya jamás sonreirás pero desde donde estás imaginarás la forma de una sonrisa.
A ti que has dejado de caminar con el cuerpo para moverte con el alma.
A ti que ya no verás el fin de un año, pero estarás en el final de la vida.
A ti que dejaste de hablar nuestro lenguaje para hablar el de los ángeles.
A ti que te convertiste en nuestro eterno guardián.
A ti que oprimes mi corazón dolido por tu adiós.
A ti que provocas lágrimas escaparse de mis ojos.
A ti que has dejado vacíos que el viento no puede llenar, que las lágrimas no logran lavar, que los recuerdos no permiten olvidar.
A ti que dejaste el ahora para vivir en el recuerdo por siempre.