Por Jorge Sarquis Bello
Ciudad de México, 2008.
Alex García Lazard
Cuando nos hayamos aburrido
de todos los placeres
inimaginables y que hacemos realidad,
destruiremos lo que queda del mundo.
Lo imposible, la vida de nuestra infancia.
Destruiremos el trabajo humano y las explosiones
que iluminan nuestros abismos.
Y así, a la vanidad que hace a la ciencia y a el arte
no le quedará más que salir a esconderse.
Más allá de las noches futuras, eternas,
de las visiones que braman
y de los universos fantásticos;
la traición al mundo significará un último suspiro.