En 1913, cuando tenía 71 años de edad, el escritor y periodista Ambrose Bierce decidió abandonarlo todo para irse a luchar en la Revolución Mexicana junto a Francisco Villa. Nunca lo volvieron a ver. Envió un par de cartas a su familia, en las que relataba sus aventuras en medio de la guerra mexicana. Después de eso desapareció para convertirse en uno de los grandes misterios históricos que jamás han sido resueltos.
Ambrose G. Bierce nació en Ohio el 24 de junio de 1842. Fue oficial del ejército estadounidense y luchó por el norte durante la Guerra Civil, pero después de eso se inclinó por las letras. Vivió durante treinta años en San Francisco, California, y ahí forjó su carrera en el periodismo en los diarios de la cadena Hearst. Fue ahí donde desarrolló un pensamiento “revolucionario”, pues paradójicamente despreciaba a su jefe, William Randolph Hearst.
Hearst era un hombre adinerado que, además del periódico, poseía tierras al norte de México y estaba supuestamente involucrado en la reinstauración de un gobierno dictatorial en este país. Amborse Bierce, por otro lado, lo sabía todo. Como explica Glenn Willeford, Bierce había escrito una pieza periodística para exhibirlo, pero no quiso publicarla para no afectar a la madre de Hearst: mientras que a él lo señalaba por beneficiarse de la dictadura en México, a su madre la respetaba y admiraba. Se le ocurrió guardar el manuscrito en un hotel de Laredo, Texas y volver por él cuando encontrara el momento adecuado. Tristemente, ese manuscrito desapareció para siempre antes de ser publicado.
Ambrose Bierce y su viaje a México
Además de ser recordado por su trabajo literario (que inspiró en gran parte la serie ‘True Detective’), Ambrose Bierce es recordado por su viaje a México en el invierno de 1913 y su desaparición en 1914. Antes de partir rumbo a lo que sería su último destino, Ambrose Bierce le envió una carta a la esposa de su sobrino, en la que explicaba su decisión de dejar su vida tranquila en el retiro para, en su lugar, irse a morir en medio de una guerra. Decía así:
“Adiós. Si escuchas que me colocan en un paredón de fusilamiento mexicano y me disparan hasta la muerte, por favor recuerda que ya recorrí un buen tramo como para dejar esta vida. Eso supera a la vejez, a la enfermedad o a caer por las escaleras del sótano. Ser un gringo en México, ah, eso es eutanasia”, le escribió. “No estaré aquí mucho tiempo como para escuchar de ti y no sé dónde estaré después. Supongo que eso no importa mucho. Adiós, Ambrose”.
La última carta que Ambrose Bierce envió desde México tenía fecha del 26 de diciembre de 1913 y un sello postal que indicaba haber sido enviada desde Chihuahua. En ella explicaba a su familia que esperaba partir al día siguiente en tren rumbo a Ojinaga, donde Francisco Villa planeaba arrinconar y atacar al bando enemigo. Esa fue la última vez que se supo de él.
En su novela ‘Gringo viejo’, Carlos Fuentes cuenta una historia fictica basada en la desaparición de Bierce. En la vida real se sabe muy poco de lo que pasó con el escritor en México. Hay quienes creen que, efectivamente, falleció en Chihuahua entre las tropas de Pancho Villa. Otros recuerdan que, de acuerdo con los registros, el invierno de 1914 fue especialmente frío; algo que pudo haberle afectado en el asma que padecía. Sin embargo, Glenn Willeword señala que la explicación más plausible es que Ambrose Bierce murió en Ojinaga, víctima de la “eutanasia” revolucionaria, donde cientos de villistas terminaron en fosas comunes.